El Ararteko vuelve a pedir al Ayuntamiento de Bilbao que contenga el ruido nocturno
Considera que ha de actuar tanto dentro de los locales como en los espacios que se ocupen en la vía pública
El pasado mes de septiembre el Ararteko pidió al Ayuntamiento de Bilbao que impulsase «un plan y programa de actuación específico para garantizar de manera ... oportuna y eficaz» las medidas legalmente previstas «para reducir y evitar el ruido ambiental excesivo generado por las actividades recreativas, tanto dentro de los locales como en el caso que desarrollen su actividad en el espacio público, en especial en las zonas de concentración del ocio». El Defensor del Pueblo vasco atendía así una reclamación del colectivo vecinal Uribitarte Anaitasuna, muy activo en la defensa del derecho al descanso en la ciudad y especialmente en las zonas con más presencia de hostelería. Hay que tener en cuenta que el Ararteko lo que emite son recomendaciones no obligatorias, pero su respaldo a las tesis vecinales supone un punto de presión sobre el gobierno local. Ya antes el Defensor del Pueblo español había sido crítico con la actitud municipal y su diligencia a la hora de hacer cumplir la ley, por ejemplo, evitando los botellones y ruidos en la calle.
Tras aquella resolución llegó el momento en el que el Ayuntamiento debería decidir si la atendía o no. Y ahora el Ararteko acaba de publicar el balance final: lo ha hecho a medias. En la resolución que pone fin a esta vía, el Defensor del Pueblo vasco «reconoce los pasos dados» por el Consistorio para «evaluar y gestionar el ruido que genera el ocio». Se refiere, por ejemplo, al Mapa de Ruido de Ocio, con el que se conoce mejor este fenómeno. Pero no se da por satisfecho en el compromiso que asume la Administración para dar respuesta a los requerimientos ciudadanos. En concreto, el Ararteko «considera necesario insistir en la necesidad de incorporar de manera autónoma un plan de acción específico para garantizar una obligación de resultado respecto al derecho fundamental al descanso y, por ende, a la vida privada y a la salud». Además, «ese plan debe incorporar el control del ruido ambiental excesivo generado por las actividades recreativas», tanto cuando se desarrollan dentro de los locales, como cuando ocupan partes de la vía pública.
«De la respuesta municipal no puede deducirse una previsión expresa de dotarse de los medios técnicos, personales y materiales para realizar una adecuada inspección y control del ruido nocturno». De hecho, en su respuesta, el Ayuntamiento alegó que no podía actuar cuando la gente consumía bebidas en el exterior de los bares, aunque lo hiciese fuera de las terrazas, porque no tenía soporte legal para ello. Sí era posible en el botellón. Pero, según su tesis, no cuando las bebidas se habían adquirido en un bar.
Este argumento no lo comparten los vecinos, pero tampoco el Ararteko, que recuerda que es competencia municipal el control de usos privados en el espacio público. Es más, recuerda que la propia ordenanza del Ayuntamiento «prohíbe expresamente ocupar el espacio público» de forma que «se imposibilite o entorpezca el normal tránsito peatonal». Además, la misma norma municipal dice que no se puede hacer «un uso impropio de los espacios públicos y sus elementos de manera que impida o dificulte la utilización o el disfrute por el resto de las personas usuarias».
En vista de todo lo anterior, el Ararteko considera «parcialmente aceptada» su recomendación por parte del Ayuntamiento y «en esos términos la incorporará en su próximo informe anual al Parlamento vasco».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión