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Un apicultor de Zorroza crea una trampa 'low cost' con la que ya ha cazado 19.000 avispas asiáticas
Se trata de un regulador de la vespa velutina realizado con madera, rollos de alambre y tirafondos
laura tambo
Martes, 15 de septiembre 2020, 17:55
La población de las avispas asiáticas sigue siendo un problema para los apicultores y sus colmenas, especialmente en el norte de la península. En ... la CAPV se detectaron las primeras especies en el año 2010, y desde entonces el número de colonias ha experimentado un rápido aumento. Debido a la amenaza que esta especie invasora supone para las abejas y ante la desesperación de intentar protegerlas, un vecino del barrio de Zorroza de Bilbao, Fernando Arango, ha creado una trampa para la regulación de la población de la vespa velutina. «El invento no va terminar con ellas, pero servirá de apoyo para la seguridad de la colmena», asegura este apicultor.
Arango cuenta con 27 colmenas en un terreno de Basauri donde pasa largas horas. «Ahí pierdo la noción del tiempo». Desde pequeño ha vivido entre apicultores, por lo que el amor que siente por las abejas viene desde que nació. «Siempre he estado familiarizado con estos bichos. Recuerdo que con 13 años cogí mi primer enjambre y lo vendí. Es una de las mejores experiencias que guardo».
Este apasionado de las abejas, originario de Asturias, ya ha conseguido capturar en su finca cerca de 19.000 ejemplares de avispas asiáticas en los dos meses de verano, que es cuando la actividad de estos insectos se empieza a incrementar. «El único fin que yo busco es solucionar este problema», expresa. Para entonces, la trampa ya había estado expuesta durante varias semanas en la Asociación de Apicultores de Vizcaya-Bizkaiko Erlazainen Elkartea (B.E.E.). «Desde aquello muchos de mis compañeros me animaron a compartirlo con el resto, aunque siempre hay alguno que hasta que no ve el resultado no se lo termina de creer».
El abejero revela a este periódico que «la idea de este cebo surgió el 24 de diciembre del año pasado, pero no fue hasta meses más tarde cuando puse en marcha su elaboración». Al inicio, plasmó el proyecto sobre un boceto, perfeccionó las medidas y cuando ya estaba todo desarrollado, comenzó con el montaje. Es una inversión de bajo coste en la que solo se necesitan: rollos de alambre, madera reciclada y una caja de tirafondos. Alrededor de 30 euros para 40 trampas. «El invento está orientado principalmente a los apicultores que tienen pocas colmenas y no pueden permitirse desembolsar grandes cantidades de dinero en su cuidado», manifiesta Arango.
La trampa consiste en colocar una malla de rejilla con un pequeño doblez hacia dentro en la parte inferior, a unos pocos centímetros delante de la colmena, dejando el espacio justo para que la avispa pueda introducirse en el hueco en busca de la abeja. Una vez dentro, el insecto se siente descolocado y ante la presión de querer salir de allí sube instintivamente hacia arriba en busca de una salida. En uno de los laterales por los que se ha abierto un pequeño paso se coloca un botella con agua y jabón, de tal manera que cuando éstas llegan hasta allí mueren ahogadas en pocos segundos. «Es algo muy sencillo que está a la altura de todo el mundo. A mí me ha salvado las colmenas porque había cientos de reinas preparadas para expandirse el próximo año. Si no se retiran, se van multiplicando», confiesa orgulloso este apicultor.
Otras alternativas
Los profesionales buscan constantemente soluciones viables que garanticen resultados para terminar con los problemas ambientales y sociales que causa la presencia de la 'vespa velutina'. Entre las alternativas más utilizadas se encuentra la trashumancia. Un método que consiste en trasladar las colmenas a zonas de alta montaña donde las avispas asiáticas no hayan irrumpido. Esta opción supone un gasto elevado para los abejeros, por lo que muchos no pueden hacer frente al desembolso. Por ello, otros apicultores, generalmente, con un número inferior de colmenas, se inclinan por otro tipo de trampeos.
Entre los más utilizados se encuentran la creación de un gallinero frente al colmenar con el fin de que las gallinas puedan comerse parte de las avispas. Otros, optan por la colocación de arpas eléctricas, petardazos o materiales venenosos. Sin embargo, estos últimos crean campos magnéticos sobre el colmenar, las avispas se dan cuenta del peligro y atacan fuera de la finca en el momento en el que salen.
Asimismo, este insecto pone en peligro a otras especies, compromete su supervivencia y reduce la producción de frutos. Pero sobre todo, puede ser mortal en caso de picadura para aquellas personas que sufren alergia provocando la caída de la tensión arterial, que hace que la sangre no llegue a los órganos, o afectan a la respiración y regulación sanguínea y causan una de cada tres muertes por asfixia al hincharse la laringe.
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