«Lo mejor de mi trabajo es viajar. Que te enseñen a ti solo el templo más antiguo del mundo no tiene precio»
El bilbaíno deslumbra en National Geographic y perdona «casi todo»
Trabaja en National Geographic y está considerado uno de los infógrafos más influyentes del mundo. Proyectó su carrera desde EL CORREO y vive cerca de ... la Casa Blanca.
– ¿Empezó a trabajar en National Geographic sin saber inglés?
– Sí, al principio me daba miedo coger el teléfono.
– Se habla «de las infografías de Baptista». ¿Cómo se llega a la cúspide?
– Todo se resume en trabajo y trabajo, e intentar hacer cosas nuevas y diferentes.
– ¿Trabaja con las manos, la cabeza, el ordenador...?
– El infógrafo trabaja con todo. Primero maneja una idea, luego la diseña, investiga, a veces viaja a los sitios, hace ilustraciones... Y todo tiene que estar preciso. Soy un hombre orquesta.
– ¿Son icono del periodismo?
– No sé si iconos, pero cumplimos una función importante: explicar con gráficos cosas que los textos y las fotos no pueden.
– Jerusalén, Hawái, la selva amazónica... ¿Trabaja o vacaciona?
– '¡Qué bien viajar!', piensas al principio. Pero es estresante.
– ¿Estresante y una aventura?
– En el Amazonas dormí en una hamaca en medio de la jungla y en Turquía entramos en una zona, ahora en guerra, con un kit antiserpientes porque atravesamos un desierto infestado de reptiles. ¡Con el pánico que las tengo! He sobrevivido a todo!
– Produce unas 30 páginas anuales. Suena de lujo.
– Comparado con los 500 o 600 gráficos que hacía en ELCORREO... El ritmo es diferente. Cuando empiezas un proyecto debes mentalizarte de que va para largo. Hasta verlo publicado pueden pasar seis meses.
– ¡Quiero eso!
– ¡Qué bien ir a Hawái y mover un moái, eh! Lo mejor de mi trabajo es viajar. Que te enseñen a ti solo el templo más antiguo del mundo, en Turquía... ¡12.000 años! ¡Eso no tiene precio!
– Amante de los cómics, ¿en qué personaje se reflejaría?
– Sé que es un clásico, pero en el Corto Maltés. Es, en cierto modo, un infógrafo. Incorpora sucesos reales a sus historias y también se documenta mucho. Tiene algo mítico.
– ¿Ha sufrido miedo escénico?
– Siempre sufro dos crisis: dar con la primera idea y enfrentarme al reto. Te mandan a un templo de Jerusalén y te preguntas 'ya, pero '¿qué cuento ahora?'
– ¿Los mejores pueden ser el problema?
– No me confío y creo que puedo seguir mejorando.
– ¿La euforia dura poco?
– Seis millones de lectores. Da mucha energía que te sigan.
– ¿Se trata bien a sí mismo?
– Sí, me cuido mucho. Nado todos los días, como sano...
– ¿Disfruta haciéndose mayor?
– Tengo 53 años y, para mí, es un lujo. No miro para atrás y nunca digo 'ay, cuando era...'
– ¿Se siente culpable de algo?
– No.Duermo muy tranquilo y soy muy directo. Si tengo un problema con alguien, lo hablo.
– ¿La perfección es aburrida?
– Yo disfruto creando algo que no existe. O que nunca se ha hecho de forma tan precisa. Ahora hablamos con expertos en trajes de la NASA. Descubrimos detalles que casi no se ven.Esa es la perfección que me gusta.
– ¿Lo perdona todo?
– Casi todo. Perdono los errores, porque todos los cometemos, pero no si hay mala intención.
– ¿Qué clase de persona es?
– Buena y trabajadora. Enseño a mucha gente lo poco que sé.
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