Los animales de Bizkaia que obligan a desviar millonarios proyectos de tren y carreteras

La iniciativa, en la que se quieren invertir 550 millones de euros, está pendiente de cómo resolver el problema que se plantea con una especie en peligro de extinción. Como el pez espinoso hay un puñado de animales más en Bizkaia que están protegidos y que cuentan con planes de gestión para preservar su supervivencia. Cualquier proyecto nuevo que pueda afectar a su territorio ha de ser minuciosamente estudiado. Además del citado pez espinoso, figuran las aves necrófagas (con especial protagonismo del alimoche), el visón europeo, el paíño y el cormorán moñudo. También hay una especial sensibilidad hacia los quirópteros (murciélagos).

La lista de proyectos que se han visto o se ven condicionados es larga en el territorio: variante sur, parque eólico de Ordunte, Guggenheim Urdaibai... Hay voces que piden ser más restrictivos para garantizar que no haya un impacto sobre estas y otras especies. «El problema de Bizkaia es que está muy antropizada. Es un territorio pequeño y nos estamos cargando la biodiversidad», advierte el biólogo Iñigo Zuberogoitia.

Bizkaia cuenta ahora mismo con 22 parejas de alimoche. Este animal se está recuperando lentamente después de haber pasado momentos críticos. Su presencia ha condicionado numerosos proyectos. El mes pasado, las autoridades descartaron el parque eólico Maya (en la frontera entre Cantabria y el territorio) por su impacto en una zona de nidificación de la población de alimoches vizcaínos. Y parece que otras dos centrales similares planteadas en Las Encartaciones podrían seguir idéntico camino. El alimoche también condicionó el trazado de la línea de alta tensión Güeñes-Itsaso. Además, también es difícil que un evento deportivo atraviese su hábitat. La carrera de montaña Galarleiz acabó cancelándose, en parte, por este motivo.

El pez espinoso, de apenas cinco centímetros de longitud, se asienta en tres ríos del territorio: Castaños, Gobela y Asua. Goza de protección desde 2008, después de que varias asociaciones ecologistas (Espitzuak e Izate, entre ellas) se movilizaran en Barakaldo contra varios proyectos urbanísticos que ponían en peligro su hábitat: chalés en la zona de Gorostiza y la construcción del Megapark, entre otros. Posteriormente, su presencia en el Gobela retrasó las obras para evitar inundaciones. Ahora, este pequeño animal, que tiene una asombrosa capacidad de adaptación al medio (ha sobrevivido a vertidos, dragados y trabajos en los cauces) vuelve a estar en el centro del foco con la variante sur ferroviaria.

Aunque Bizkaia aún no ha aprobado el plan de gestión de los quiróteros que los responsables forales prometieron hace más de un lustro, es cierto que hay una sensibilidad especial a la hora de tramitar diversos proyectos si van a afectar a su hábitat. Dentro de los murciélagos que hay en el territorio, uno de los más llamativos es la especie de herradura. Está presente, sobre todo, en Las Encartaciones. En Carranza, por ejemplo, ha condicionado la ampliación de una cantera. Los promotores trabajan ahora en habilitar varias balsas y refugios para preservar su hábitat. Se trata de una medida correctora incluida en la Declaración de Impacto Ambiental. Otra iniciativa que mira al murciélago es el parque eólico de Zalla. Los ecologistas avisan de que los aerogeneradores puede causar gran mortandad.

Es un animal escurridizo y del que solo quedan 500 ejemplares en todo el mundo. Euskadi es uno de sus contados refugios. Habita en los cauces de los ríos y en zonas pantanosas. Hace dos años, el AVE entre Burgos y Vitoria cambió de recorrido para no perjudicar a este animal. Es un ejemplo más. La lista de proyectos que han tenido que tener especial cuidado con este pequeño mustélido es larga: desde la planta de biomasa que se frustró en Errigoiti hasta la construcción de la nueva sede de la farmacéutica Faes Farma en el Txorierri, pasando por el Guggenheim Urdaibai, que tendrá que evitar cualquier daño sobre su hábitat. «Les importa más el apareamiento del visón que el progreso local», dijo en 2013 el entonces alcalde de Errigoiti, Iñaki Madariaga.