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Una ambulancia se dirige al hospital de Cruces en Barakaldo para realizar un traslado. LUIS ÁNGEL GÓMEZ

La empresa de las ambulancias retira un ERE anunciado horas antes tras una llamada de Darpón

Ambuibérica apenas lleva dos semanas al frente del servicio y ha sufrido la quema de 35 vehículos, así como un aluvión de quejas de los pacientes

Josu García

BILBAO

Viernes, 1 de junio 2018, 09:39

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Quema intencionada de 35 furgonetas, denuncias de irregularidades por parte de la anterior adjudicataria, retrasos, quejas de pacientes... Si algo le faltaba al arranque de Ambuibérica al frente del servicio de las ambulancias concertadas (las que trasladan a enfermos no urgentes) era el anuncio de un ERE temporal para sus trabajadores que, finalmente, se ha quedado en nada tras una llamada del consejero de Salud del Gobierno vasco, Jon Darpón, según ha podido saber este periódico. Osakidetza no ha querido valorar la situación.

Los 360 empleados de la compañía se desayunaron ayer con la inquietante noticia de que la firma vallisoletana llevaría a cabo medidas de regulación de empleo en las oficinas de su sede de Arrigorriaga. Una decisión que llegaba sólo 16 días después de que la mercantil hubiera asumido una contrata a la que el Ejecutivo autonómico destinará 17 millones de euros anuales.

La intención de la empresa era prescindir temporalmente de algunos operarios. Para ello, instaba a los sindicatos a sentarse a negociar la semana que viene, con la idea de que «el impacto fuera el menor posible». Fuentes del comité de empresa sostienen que la medida iba a afectar a personal administrativo y, posiblemente, también a algunos operadores de centralita. «Ambuibérica cuenta en Valladolid con un importante centro de control y, como se ha hecho en otras comunidades, se pretendía llevar allí parte del trabajo», apuntan las fuentes consultadas.

400 servicios menos en los primeros días

El director general de Ambuibérica, Carlos Magdaleno, defendió ayer que el servicio «está ya normalizado», después del accidentado arranque de hace dos semanas. «Estamos dentro de la normalidad», dijo. Los trabajadores, por su parte, reconocen que la situación ha mejorado de manera ostensible, pero hacen una salvaguarda: «Antes dábamos unos 2.000 servicios al día y ahora estamos haciendo unos 1.600; lo que quiere decir que o no se llega a todo o hay muchas personas que, a la vista de lo que sucedió en la primera semana, se están buscando la vida para ir a sus consultas o sesiones de rehabilitación».

Un portavoz de Ambuibérica, por su parte, aclaró, con anterioridad a que el ERE temporal fuera retirado, que la actuación no tenía nada que ver con la quema de las 35 ambulancias (ataque por el que ha habido un detenido ajeno a cualquier tipo de problema laboral), así como que tampoco iba a tener consecuencias para el servicio que se presta al ciudadano. En ningún caso, iba a incluir a «personal que estuviera en contacto directo con los usuarios».

En su contexto

  • 360 personas trabajan en Bizkaia en las ambulancias concertadas. Su labor está orientada a trasladar enfermos que requieren de tratamientos no urgentes o rehabilitación. También se encargan de las altas hospitalarias y de llevar de regreso a casa a aquellos ciudadanos que han pasado por Urgencias y que sufren problemas de movilidad.

  • Protestas de enfermos En las dos primeras semanas de la nueva adjudicataria en el servicio, las asociaciones de enfermos han percibido un aumento en el número de quejas de los usuarios, aunque Osakidetza sostiene que el total es inferior al que se daba con la anterior empresa. Muchas de las protestas han tenido que ver con el sistema de recogida de avisos, con teléfonos comunicando durante más de una hora.

La reacción de los trabajadores no se hizo esperar. «Hay mucho malestar en la plantilla porque Ambuibérica nos prometió, hace sólo tres semanas, que se subrogaría a toda la plantilla y que no habría ni despidos ni cualquier otra medida», valoró Antonio Frechilla, del sindicato USO, la central con un mayor peso dentro del comité de empresa.

Amago de huelga

Sobre las dos de la tarde, cuando ya empezaba a prender entre los trabajadores la idea de organizar una huelga como reacción al ERE temporal, los delegados recibieron un nuevo escrito en sus buzones por parte de la gerencia. Apenas 24 horas después de la anterior comunicación, la misiva les informaba de que el expediente de regulación de empleo había sido retirado.

«Hemos hablado con Osakidetza y nos han pedido que hagamos un análisis más pausado», reconoció Carlos Magdaleno, director general de Ambuibérica. «Vamos a buscar fórmulas que sean menos lesivas para los empleados», prometió.

Esta semana que entra va a ser decisiva. El martes está convocada la mesa en la que se lleva negociando, desde hace dos años y medio, la firma de un nuevo convenio. Con el anterior empresario se llegaron a una serie de acuerdos que hicieron que el marco de relaciones estuviera encauzado hacia la rúbrica final, a la espera de resolver un reducido número de puntos controvertidos. Los sindicatos temen que, con la salida de la anterior adjudicataria y la entrada de Ambuibérica, todo salte por los aires. «El martes será la prueba del algodón», sostiene el delegado de USO.

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