

Amaia se consagra como la voz de un nuevo cancionero popular
La cantante y y compositora pamplonesa ha conquistado al público en el BBK Ría
Pese a que algún despistado se pensaba que era Amaia Montero la que actuaba después de Iñigo Etxezarreta, no se trataba de la exvocalista de ... La Oreja de Van Gogh, sino de Amaia Romero, la cantante navarra que se dio a conocer en 2017 en Operación Triunfo y que se ha forjado después una interesante carrera de espíritu indie y sin ataduras, que ha defendido en Bilbao ella sola a voz y piano.
Ha llegado también en barco la pamplonesa, para arrancar con 'Nadie podría hacerlo', donde ha exhibido sus grandes dotes vocales. «Buenas tardes, qué pasada, ¿eh? La vista es increíble y nunca me había imaginado estar en un sitio como este», ha dicho, emocionada, antes de dar una lección de una suerte de cancionero popular del siglo XXI.
Dominando el piano, ha entonado un soberbio 'Magia en Benidorm' para después arrancar con «una canción de amor de las más bonitas que hay». Se trataba de una versión de 'Fiebre' de Bad Gyal, bastante superior a la original, alcanzando el culmen con el potente estribillo que reza «cuando yo te bailo, sé que tú te vuelves loco, especialmente si te lo hago poco a poco».
De estricto blanco, espontánea, maja y dicharachera, Amaia ha conseguido convertir en un himno de aires flamencos el hortera 'Me pongo colorada' de Papá Levante, para después darle al medio tiempo de 'El encuentro' que grabó junto al productor Alizzz. Ha pedido perdón a algunos de sus fans por darles la espalda cuando se sentaba al piano. «Justo os estoy dando la espalda a los que estáis más animados», lamentó.
Precisamente esos fans se han vuelto locos con el elegante 'Tengo un pensamiento', uno de los hits de su último LP. Tiene mucho Amaia de baladista clásica, espíritu que ha vuelto a demostrar en un magistral 'Zorongo gitano', donde mezcló a Lorca con Albéniz («o eso creo, igual me estoy liando»).
Dedicatoria especial
«Ahora entiendo por qué me estaba sonando tan raro el piano, me han puesto el pedal del medio», ha dexpresado antes de entonarla, mosqueada con el sonido del instrumento, aunque el común de los mortales no ha notado nada raro.
«¿Habéis estado en Pamplona? Tenéis que haber estado. Hay que ir al parque Yamaguchi», ha explicado, antes de tocar la última, dedicada a la ciudad japonesa hermanada con Pamplona y rematada con el silbido de una jota navarra. Un concierto para el recuerdo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.