Las alumnas más brillantes de la Selectividad en Bizkaia eligen la sanidad: «He estudiado cinco horas al día»
June Dieguez estudiará Medicina y Laura Ampudia Ingeniería Biomédica tras sacar las mejores notas del territorio: «El último mes ha sido un estrés»
Los casi 13.000 estudiantes de 2º de Bachillerato y Grado Superior que la pasada semana se enfrentaron a Selectividad ya están oficialmente de vacaciones tras recibir este miércoles las notas. Como todos los años, la inmensa mayoría (el 97%) aprobaron la prueba. Ha sido un día de alegrías para algunos y de pena para otros.
June Dieguez está en el primer grupo. Vecina de Galdakao de 17 años, tiene el mejor expediente de Bizkaia y es la número dos de Euskadi con una nota de 9,81 sobre 10 en la prueba general (luego hay una fase específica con la que se puede llegar hasta 14; con las ponderaciones, ella ha obtenido 13,45). A pesar de haber estudiado mucho durante todo el año, no se lo esperaba. «La primera reacción fue de sorpresa y después emoción. Estaba con una amiga y no pude evitar llorar», cuenta esta joven, que se ha formado en el instituto Elexalde de la localidad.
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Ahora respira aliviada, pero lo cierto es que ha vivido momentos de mucha tensión. «Ha sido más intenso de lo que pensaba. Eso sí, en el momento no han sido tantos nervios, porque estaba muy centrada en el examen y todo lo demás me daba igual», asegura. Se ha preparado durante todo el año, pero las tres semanas previas a la prueba han sido, sin duda, las más intensas. «He estudiado cinco horas diarias. La última semana me la tomé con más tranquilidad. Por las tardes, cuando terminaba, hacía deporte o estaba con la familia. Mis padres me decían que también era importante desconectar», recuerda.
Este año las pruebas eran distintas, algo que June ha notado sobre todo en Química. «En Bachillerato a veces tendemos a memorizar todo y se ha notado que este año querían que entendiéramos los ejercicios y usáramos la lógica. A mí este nuevo modelo no me ha resultado difícil, pero entiendo que a algunas personas sí», relata. Los más fáciles, en cambio, han sido «euskera e inglés». «No son tanto de memorizar».
Ahora que ha finalizado –y con éxito rotundo– la Prueba de Acceso a la Universidad tiene claro cuál es el siguiente objetivo: Medicina. «En 1º de Bachillerato hice unas prácticas de Anatomía en las que trabajamos con el corazón y me encantó. Me atrae ayudar a los demás». Pero antes toca descansar y reponer fuerzas. «Me voy de viaje con unas amigas a Málaga. También tendré tiempo para estar con mi familia, leer y jugar a baloncesto, porque este año lo he tenido que dejar, así que podré retomarlo», celebra.
De Perú al Valle de Trápaga
El de Laura Soraya Ampudia Berrios también es un caso de éxito. Apenas lleva tres años en el Valle de Trápaga, adonde llegó con sus padres y su hermano pequeño desde su Perú natal. No quería ver la nota porque no salió muy contenta de los exámenes. «No me dio tiempo a repasar y estaba muy insegura», cuenta. Ayudaba a su padre a remodelar una habitación cuando finalmente se animó y lo vio: ¡9,76! En total supera, de largo, el 13. «Él se lo esperaba. Yo no, soy un poco dramática», se ríe. Pese a que se considera una persona «muy organizada», confiesa haber pasado «mucho estrés» en el último mes. «A veces la mente te juega malas pasadas».

Con esa notaza, esta chica de 18 años, a la que le gusta «nadar, leer y ver películas antiguas» quiere estudiar Biomedical Engineering, una de las pocas carreras que la UPV/EHU oferta en inglés. Cree que «vale la pena porque me abrirá puertas. Es verdad que es más difícil en inglés, pero el ser humano se adapta, así que a por ello». Sabe de lo que habla.
Cuando llegó de Perú «fue un choque», pero le duró «un mes». Cursó 4º de ESO en el colegio Franciscanas de Montpellier, en modelo D. Los profesores le adaptaron el contenido y, al igual que un compañero venezolano, hacía los exámenes en castellano. «Las clases eran casi todas en euskera, pero también en español para que pudiéramos seguirlas», explica.
Para hacer Bachillerato se trasladó al centro Somorrostro, donde «por suerte tenían modelo A». Se ha sentido muy acogida, tanto en ambos colegios como en el pueblo. «La gente aquí tiene la mente abierta», afirma. «A ratos» echa en falta a su familia y amigos de su tierra, a la que aún no ha podido regresar –«espero hacerlo pronto», dice–, pero sí ha recibido visitas. Ahora afronta un verano tranquilo en el que aprovechará para ir a la playa «siempre que pueda» y para hacer un viaje con las amigas a Salou. La siguiente parada es la Universidad. «Tengo ganas».
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