El alimoche, la última víctima de las tórridas temperaturas de este verano en Bizkaia
Las olas de calor merman los pollos voladores de esta especie amenazada, que desde la puesta en marcha del plan foral de recuperación en 2010 ha triplicado las crías que salen adelante
El 2022 pintaba como un año «de récord» en la cría del alimoche en Bizkaia. La Diputación puso en marcha en 2010 un plan de recuperación de esta pequeña rapaz, «el ave más amenazada de cuantas hay en Euskadi». El proyecto, en el que participan una treintena de profesionales, está siendo «un éxito», pero las elevadas temperaturas de este verano han supuesto un paso atrás -pequeño, ya que la situación es mucho mejor que hace una década- en la operación para salvar a estas necrófagas.
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La diputada de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi, y el responsable del programa, Iñigo Zuberogoitia, han presentado en la mañana de este jueves los detalles de esta iniciativa, que ha conseguido triplicar en diez años el número de polluelos que alzaron el vuelo, desde los 6 que lo hicieron en 2010 a la veintena de 2020. La temporada actual, que se extiende de febrero a marzo, se ha quedado a medio a gas, teniendo en cuenta la tendencia de los últimos años. Salieron adelante 15 crías pese a que se esperaba superar los registros de ejercicios anteriores. Y la explicación no es otra que las olas de calor. Según el zoólogo, «muchos pollos se han cocido en el nido», ya que algunos «han alcanzado hasta los 70 grados».
El alimoche, especie migratoria que pasa el invierno en África, está «acostumbrada a lidiar con la lluvia y el frío» cuando recala en Bizkaia para criar. De ahí que los ponederos estén «orientados hacia donde da el calor». Esa estrategia es la que consigue que salga adelante su descendencia cada año, pero en el verano más caluroso desde 2003, sus hogares se han transformado «en hornos». «Hemos visto adultos que iban con la garganta llena de agua hasta el nido y se la echaban a los polluelos para que bebieran, y es algo que no habíamos visto antes», ha precisado.
Pero este año también ha dejado datos para la esperanza. Es el cuarto con más pollos volados desde el 2000 y en el dormidero, donde se reúnen los ejemplares jóvenes para conocerse y encontrar pareja, se han contabilizado más subadultos que nunca: 106, frente a los 40 que se reunieron en 2018, cuando se localizó este espacio. «De ahí salen las parejas que van a criar en las próximas décadas; es un seguro a futuro», ha destacado Zuberogoitia, que también ha apuntado que es un espacio «único en el mundo porque no está vinculado a ningún soporte alimenticio artificial».
44 pollos salvados
Así, la situación ha pasado de ser «preocupante» a finales del pasado siglo, «cuando esta ave se extinguió en buena parte de Europa», a «optimista» en lo que concierne a Bizkaia. «El 70% de la población europea está en la Península Ibérica, por lo que tenemos un compromiso no solo con nuestra sociedad, sino con el mundo entero», ha insistido el experto. En la misma línea, la diputada ha subrayado que «las perspectivas son buenas» tras invertirse «la tendencia negativa». ¿Y cómo se ha logrado que la provincia sea más atractiva para anidar? «Con una gestión de las actividades» que se realizan en los entornos de los ponederos, ha indicado Antxustegi.
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Zuberogoitia ha concretado que, en los meses en los que dura la temporada, se protege un kilómetro de radio alrededor de las zonas que habitan, normalmente rocosas. Actualmente hay 25 territorios, y en cada uno de ellos la pareja dispone de varios nidos (110 en total), entre los que tienen «un favorito», al que procuran volver año tras año (pueden vivir varias décadas). Para preservarlos, en 2010 se regularon la escalada, las pruebas deportivas, las actividades forestales y las obras, un plan de gestión «a la carta» que ha conseguido desde entonces, de acuerdo a los cálculos del zoólogo, «salvar a 44 pollos, que pueden parecer pocos, pero son una barbaridad».
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