Alerta entre los cazadores: investigan la muerte de un perro en Zalla por un virus transmitido por un jabalí
Veterinarios califican como «muy probable» que haya fallecido después de contraer la enfermedad de Aujeszky, una especie de rabia que no se contagia a las personas
Morete, un grifón asturcántabro, era el mejor perro de Asier Sierra, un cazador vizcaíno con 30 años de experiencia. «Nunca he tenido uno como él, ... era el buque insignia de la cuadrilla», cuenta. El pasado 25 de febrero, último fin de semana de la temporada de caza de jabalíes, salieron a hacer una batida a la zona de Arbaliza - La Barranca, en Zalla. Entre los cuatro animales que marcharon de cacería, consiguieron dos ejemplares. Después, volvieron a su casa «como cualquier otro día».
La siguiente semana también trascurrió de forma normal hasta el viernes: «Entonces el vecino que corta los frutales de mi casa me llamó para contarme que a Morete le pasaba algo raro». Sierra, que había pasado el día anterior con los animales, le pidió que le enviara un vídeo. En él, el perro se rascaba de forma compulsiva la cara. «Pensé que había tenido una pelea», cuenta. Con el fin de tener la opinión de un especialista, llamó a su mujer para que lo llevara al veterinario de Amurrio, pero ya era tarde.
Cuando llegó a la clínica, le aseguraron «a un 99%» que Morete había contraído la enfermedad de Aujeszky, un virus mortal para los perros. Por lo tanto, le pusieron una inyección letal para que no sufriera. «Es una pena, era mi 'ojito derecho' y solo tenía cuatro años, la mejor edad para cazar. Se va a notar su falta, era capaz de matar a un jabalí él solo», lamenta Sierra.
Sierra conocía la enfermedad porque la Diputación Foral de Bizkaia envió una circular el pasado febrero alertando de la prevalencia de este virus en jabalíes, que lo trasmitirían a los perros de caza a través una mordedura. Nicolás Urbani, veterinario rural especialista en caza, explica que todos los síntomas indican que Morete sufría pseudorrabia, como también se conoce esta enfermedad. «Por los vídeos, parece claro que le mordió el tejido nervioso, donde la enfermedad tiene un mayor grado de trasmisibilidad. Después de los habituales cinco días de incubación, al quinto comenzó a manifestar el síntoma más habitual: un picor extremo en la cabeza», cuenta Urbani.
Esta patología también se manifiesta en forma de vómitos, temblores y dificultad respiratoria, entre otros síntomas. «Por desgracia, no podemos hacer nada cuando la contrae un perro, ya que no existe ni cura ni vacuna. Podemos hacer poco hasta para paliar el sufrimiento», explica Urbani. Respecto a su capacidad de contagio, cuenta que no afecta a los humanos y que es raro que se lo trasmitan entre canes, ya que casi no pasa tiempo entre que el animal comienza a mostrar síntomas hasta su muerte.
Prevención de la enfermedad
La Diputación recomendaba en su circular dirigida a los clubes de caza el pasado febrero evitar que los perros tengan un contacto prolongado con los jabalíes abatidos, no darles de comer restos de los mismos y evitar que coman la carroña que se puedan encontrarse en el monte. Urbani incide en la importancia de que «los perros sujeten menos al jabalí y lo sacrifiquen antes».
El veterinario rural reclama a la administración pública que reconozca esta infección como una enfermedad oficial que sufren los perros, con el fin de agilizar un monitoreo epidemiológico. Urbani cuenta que cuando se detecta un caso similar al de Morete, como ocurrió hace un mes en la Comunidad Foral de Navarra, primero debe realizarse un diagnóstico diferencial de rabia, ya que tiene síntomas similares al Aujeszky y es trasmisible a los humanos. Una vez descartada esta enfermedad, debe someterse a una segunda exploración en un centro especializado.
Además de los jabalíes, los cerdos y sus parientes más cercanos pueden contagiarse de Aujeszky. Sin embargo, los puercos domésticos reciben una vacuna a las diez semanas de vida. De hecho, según el Programa Nacional de Vigilancia Epidemiológica de esta enfermedad realizado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, la campaña de erradicación de este virus en el ganado doméstico ha conseguido sus objetivos. Aún así, todos los años se notifican focos de infección en explotaciones extensivas, donde las investigaciones apuntan a fallos vacunales.
30% de jabalíes contagiados
El mismo estudio indica que en el caso de los jabalíes, alrededor del 30% son portadores de esta enfermedad. Urbani asegura que en muchos casos no muestran ninguna sintomatología y pueden convivir con ella. En otros, expresan síntomas nerviosos. Su prevalencia en Bizkaia es menor, con un 8% de infectados en 2022. Aún así, desde el Ministerio se recomienda precaución a la hora de interpretar los datos, ya que ya que la situación real puede variar en función de la representatividad del muestreo en cada territorio.
Al veterinario rural no le sorprende que Bizkaia tenga una prevalencia menor que Ciudad Real, donde el 56% de los jabalíes están infectados. Según explica, en el norte de España el hacinamiento de las poblaciones es menor, debido al reducido número de fincas valladas que impiden la libertad de movimiento de estos animales.
El jabalí en Bizkaia ha triplicado su población en poco más de una década y su presencia en el centro de las ciudades cada vez es mayor. El territorio histórico necesita abatir cada año a 3.000 ejemplares para mantener a raya a este animal. Aún así, la Diputación foral considera que en la anterior campaña consiguió estabilizar su aumento.
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