El agradecimiento de Maialen a un conductor de Bizkaibus: «Tenía miedo y él me tranquilizó»
Así fue el primer viaje de Maialen sola en bus con Jose como chófer
Maialen nació hace 14 años con una enfermedad rara, conocida como síndrome de Donahue, de la que hay muy pocos casos en el mundo. «Es ... como una diabetes multiplicada por 1.000», explica su padre, Iker. Está «intoxicada de insulina», lo que frena su crecimiento, pero cognitivamente su cerebro es normal. «No he probado un helado en todo el verano», lamenta la pequeña, consciente de la importancia de la dieta para su recuperación. Pesa sólo 25 kilos y debe acudir diariamente a fisioterapia para ejercitar sus músculos.
La enfermedad no la define, aunque sí la ha hecho madurar con rapidez. Hace poco, el pasado 18 de agosto, hizo su primer viaje en autobús sola. «Mi aitite se acaba de morir y quería ir a ver a amona porque está muy triste», se justifica. Como su aita, Iker, tenía que trabajar, «y para no hacerle coger el coche, decidí ir sola», razona. El recorrido en Bizkaibus, de la línea 3512, se alarga casi hora y media hasta Lekeitio. Y eso que discurre en gran parte por autopista.
Su padre la acompañó a la parada de la plaza Zabalburu, en Bilbao, a las doce del mediodía para que llegara a casa de sus abuelos a la hora de comer. «Tenía miedo, me puse nerviosa», admite la pequeña en un vídeo de agradecimiento que colgó después en su Instagram (maialen_y_ su_ mundo).
«Independiente»
Como otros adolescentes a su edad, Maialen está viviendo sus primeras experiencias. Sus padres, volcados con la pequeña, intentan no sobreprotegerla y que se haga «independiente». Tal como le aconsejó su aita, se colocó en la primera fila de asientos, junto al chófer. Al volante se sentaba Jose Larrea, de 37 años y natural de Zalla, que lleva tres años como conductor de Bizkaibus. «Me encanta la relación con la gente y conducir vehículos pesados», confiesa.
El profesional se percató del nerviosismo de la niña e intercambió una mirada cómplice con el padre de Maialen para transmitirle «tranquilidad». «Estoy un poco obsesionado con la seguridad y le había dicho a la niña que tuviera cuidado, que estuviera atenta y que, si tenía algún problema, le dijera al chófer que era su primer viaje sola». Y así lo hizo. «No estás sola, sino conmigo y no te va a pasar nada», le tranquilizó. «Cada poco, me preguntaba '¿estás bien?, ¿necesitas algo?' y me iba contando por dónde íbamos, Iurreta, Markina...», relata Maialen con una sonrisa.
La pequeña va a empezar tercero de la ESO, pese a que en mitad del curso tuvo un ingreso en la UCI, y quiere estudiar psicología o magisterio para dar clase a niños con necesidades especiales. También le gusta el maquillaje -cuelga vídeos de 'skincare'- y el boxeo.
«Aunque para algunos sea una tontería, a mi me ha marcado. Conseguiste que mi primera vez fuera mucho más tranquila», agradece la pequeña en un 'reel' que colgó en sus redes sociales dirigido a Jose como agradecimiento. El vídeo le llegó al chófer. «No me lo esperaba, pensaba que era un meme y cuando lo abrí, se me puso la carne de gallina y acabé llorando», admite desde sus pasados 1,80 metros de altura.
EL CORREO juntó a la pequeña y al conductor para que compartieran su preciosa historia con los lectores. «La niña va ahora súper confiada en bus. Si no, no la hubiera montado en otro hasta los 30 años. Para mí como padre es un plus, una maravilla», le transmite Iker. «Pocas veces he conocido a una niña tan educada y agradable. Fue una 'compi' de viaje perfecta», la halaga Jose. «Ha sido un 'punch' de ánimo para seguir siendo como soy».
Cuando salga publicado este artículo, Maialen estará volando hacia Washington, como cada año, para seguir con su tratamiento y hacerse analíticas y pruebas de crecimiento. La niña bilbaína está contribuyendo a la investigación para otros casos al probar un nuevo medicamento específico, una inyección concentrada de insulina que le sirve para todo el día.
Costean el viaje con el dinero recaudado para ella con fines solidarios por la Cofradía de la Pasión, las peñas del Athletic y la empresa Burdinola.
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