Abando, Casco Viejo y Deusto copan las peticiones de instalación o ampliación de las terrazas

El Ayuntamiento de Bilbao ha autorizado 522 de las 790 solicitudes de instalación o ampliación de terrazas que han registrado los hosteleros de la capital vizcaína, para tratar así de apoyar al sector especialmente afectado por la crisis del coronavirus. Es decir, ha dado el visto bueno al 66%

El concejal de Servicios y Calidad de Vida de Bilbao, Kepa Odriozola, ha explicado este viernes que, desde el 11 de mayo, la dirección de Espacio Público ha recibido 790 solicitudes de autorización de instalación o ampliación de terrazas y ya se han estudiado 729, lo que supone el 92,3 %.

La mayor parte de las peticiones realizadas por los hosteleros de Bilbao han sido para ampliar la terraza que ya tenían, 635 de las 790 registradas, y solo 155 de ellas han sido de locales que van a instalar mesas fuera por primera vez.

De las 522 autorizaciones concedidas, 397 se refieren a terrazas ubicadas en acera y 125 en la calzada. En el análisis comparativo de esas instalaciones, la mayor parte son solicitudes de locales de Abando, seguido de Casco Viejo y de Deusto.

El concejal ha explicado que la policía municipal vigila que no haya aglomeraciones de personas en las terrazas e inspectores de esa dirección controlan que mesas y sillas estén colocadas acordes a la autorización concedida y, «en general, la mayoría de los hosteleros están cumpliendo».

«Puede ser que el primer día algunos locales no se enteraban de lo que debían hacer pero, afortunadamente, las escenas del 11 de mayo no se han vuelto a repetir» y «ahora ya cada hostelero sabe perfectamente las mesas y sillas que tiene adjudicadas y que sus clientes deben tomar la consumición sentados», ha analizado.

Odriozola ha destacado que «el Ayuntamiento ha estado antes, está ahora y seguirá estando en permanente contacto con los hosteleros de Bizkaia» para tomar medidas tras escuchar sus demandas, en aras a favorecer el mantenimiento de la actividad de la mayoría de los locales, si bien ha reconocido «la dificultad» que suponen las restricciones marcadas para evitar contagios de la enfermedad