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Un bar de Markina se niega a servir a dos ertzainas

La encargada se justificó diciendo que no atendían a gente armada y los agentes le abrieron un expediente por falta de respeto a la autoridad

David S. Olabarri

Martes, 24 de enero 2017, 01:43

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La encargada de un bar de Markina se negó a servir un café a dos ertzainas el pasado 7 de enero. La responsable del establecimiento Babbel justificó su negativa con el argumento de que en ese local no se atiende a «personas que porten armas». Los agentes solicitaron la hoja de reclamaciones y abrieron a la encargada un expediente por infracción de la Ley de Seguridad Ciudadana.

El incidente se produjo pasadas las nueve y cuarto de la mañana. Los ertzainas, un hombre y una mujer pertenecientes a las últimas promociones y que están destinados en la comisaría de Ondarroa, entraron en el local con la intención de tomar un café. Iban vestidos con el uniforme reglamentario. Según la declaración interna realizada por uno de los agentes, en un momento dado la ertzaina se dirigió hacia la responsable del bar para pedirles dos consumiciones. La mujer se negó en redondo. «En esta cafetería no servimos a personas que porten armas», dijo.

La policía le solicitó entonces la hoja de reclamaciones ya que entendía que su actitud «no era la correcta». Consideraban que el hecho de que fuesen vestidos con el uniforme de la Ertzaintza «no debería ser causa de discriminación», sobre todo teniendo en cuenta que había «otros clientes» consumiendo en el interior del local en ese momento. En su declaración, los agentes también inciden en el hecho de que la camarera había servido a otras personas sólo «unos minutos antes» y que cuando les vio a ellos hizo «ademán de no querer» atenderles. Una actitud que «se prolongó sin necesidad alguna», ya que «no había nadie más en la barra».

La encargada informó a los policías de que el local no dispone de libro de reclamaciones. El establecimiento tampoco tenía colgado un cartel indicando la existencia de los citados documentos oficiales en los que los consumidores pueden hacer constar una queja relativa a un bien o a un servicio.

Asociación de hosteleros

Otros casos

  • Bergara. Un juzgado de Bilbao ordenó en 2006 al Departamento de Comercio del Gobierno vasco que abriera un expediente sancionador a un bar de Bergara que se negó a atender a dos ertzainas uniformados. La responsable del local dijo que se negó a atenderles porque «iban uniformados y armados» y aseguró que les servirían «si vienen de paisano». En un primer momento, la consejería archivó las reclamaciones de los funcionarios por entender que no habían sufrido trato discriminatorio. Pero los agentes recurrieron a la justicia, que les dio la razón.

  • Bakio. Un hostelero invitó a marcharse del local a dos ertzainas en 2013 después de decirles que no quería «gente uniformada ni armada» en su local. Un juzgado de Gernika le condenó a pagar una multa de 150 euros por desobediencia a la autoridad.

Los ertzainas identificaron después a la mujer que se había negado a servirles el café y le abrieron un expediente por infracción de la Ley de Seguridad Ciudadana, más conocida como ley mordaza. La infracción que le imputan es una falta de respeto y consideración debida a los ertzainas. Este tipo de sanciones pueden oscilar entre los 100 y los 600 euros. Cuestionada al respecto por este periódico, la encargada del Babbel no quiso comentar lo ocurrido con los policías autonómicos.

No es la primera vez que un encargado de un local se niega a servir a dos ertzainas de uniforme. Además, en todas las ocasiones el argumento ha sido similar: «No atendemos a gente uniformada ni armada». Así ocurrió en marzo de 2013 en Bakio, donde un hostelero invitó a los agentes a marcharse de su local, el Iru-Bide. El propietario aludió durante el juicio, celebrado un mes después, que la visión de las armas le producía un «nerviosismo que le impedía trabajar». La magistrada, sin embargo, rechazó esta explicación por «peregrina e insustancial» y le condenó a pagar una multa de 150 euros como autor de una «clara falta de consideración y respeto» a los funcionarios.

A este respecto, el presidente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Ángel Gago, aseguró ayer que no encuentran «nada en la ley que ampare esta conducta». En este sentido, insistió en que es «frecuente» que los ertzainas, durante una patrulla rutinaria, tengan que entrar a un bar a tomar un café para poder usar el lavabo. Básicamente porque no tendría sentido que tuviesen que desplazarse hasta la comisaría para hacer sus necesidades.

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