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Una veterinaria ausculta a una mascota sobre la mesa de revisión. Muchos aprovechan el exceso de basura para darse un atracón.
La Navidad multiplica los casos de empacho e intoxicación de perros

La Navidad multiplica los casos de empacho e intoxicación de perros

A las clínicas llegan mascotas que enferman por comer pasteles, turrón, chuletas de cordero o ingerir de forma accidental alcohol y marihuana

Marta Fdez. Vallejo

Martes, 3 de enero 2017, 00:43

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Los excesos navideños también afectan a las mascotas. Durante estos días festivos, las clínicas veterinarias de Bizkaia multiplican las atenciones a perros que sufren indigestiones, gastroenteritis e intoxicaciones alimentarias al consumir productos con mucha grasa y dulces. También llegan a las consultas casos más graves, como animales con obstrucciones o perforaciones intestinales por comer huesos, en coma etílico por haber bebido de forma accidental alcohol, e intoxicados con marihuana o al morder una flor de Pascua o las hojas del muérdago.

Para las clínicas veterinarias es una época de trabajo y de atención de urgencias. «El sistema digestivo de un perro no tolera las grasas. Se les da el resto del asado, un trozo de pastel, un poco de paté que ha sobrado, y es suficiente para provocarle una indigestión o una gastroenteritis. Nos han llegado casos de perros a los que les dan los huesos que quedan en el plato, por ejemplo, y se les atascan en el ano y hay que abrirles», comenta la veterinaria Begoña Antón, de la clínica Izar, de Bilbao.

Los especialistas coinciden en que en Navidad se relaja la disciplina con las mascotas, en la mayoría de los casos acostumbradas a una alimentación equilibrada con piensos especiales, y se les conceden «caprichos» que afectan a su salud. «Estos días de fiestas es habitual que nos lleguen perros con indigestión y gastroenteritis, incluso con graves pancreatitis por el exceso de consumo de productos muy grasos», coincide la veterinaria Marisa Suárez, de la Clínica Mungia.

El riesgo de la flor de Pascua

Las celebraciones también favorecen los descuidos con los perros, que aprovechan para robar alimentos, a veces con consecuencias graves. En la clínica veterinaria Gobela, de Getxo, atendieron a un perro «que se comió un plato de turrón y otro, una bandeja llena de cabezas de langostinos», recuerdan. En la clínica Labayru de Bilbao tenían ayer a un perro que se tragó a escondidas kilo y medio de solomillo en un descuido de sus dueños y otro, media docena de pasteles de golpe. Esos robos perrunos se quedaron en «empachos» simples, que dejan al animal todo el día tumbado, sin poder moverse y con dolores abdominales. Pero cuando sufre vómitos y diarreas, se les medica, explican los especialistas.

En otro centro veterinario de Getxo han tenido en sus consultas canes que aprovechan la abundancia de los restos de comida en las casas para darse un atracón en la basura. «Nos han traído animales que urgan en las bolsas con los desperdicios, se tragan todo lo que encuentran y se les forma un tapón en el intestino. Pero también otros que enferman por comer unas chuletitas de cordero», explican los veterinarios del consultorio de la Margen Derecha.

«Hay que tener en cuenta que una rodaja de mortadela contiene toda la sal que debe ingerir un perro en un mes», explica la veterinaria Inmaculada Revuelta. En su clínica de Leioa han tratado casos muy graves por los excesos navideños, no solo de gastroenteritis e indigestiones. «Hemos atendido a perros con comas etílicos, que se habían bebido el alcohol que queda en los vasos y otros al borde de la muerte por ingerir restos de marihuana. El cannabis tiene un olor y un sabor que les atrae mucho», añade la veterinaria, que ha sacado adelante a más de un perro intoxicado por morder porros, después de horas de aplicarle técnicas de reanimación. También ha asistido a canes al borde de la muerte, o incluso que fallecieron por comerse la planta típica de la Navidad, la flor de Pascua, y hojas de muérdago que caen al suelo de las casas, ya que se trata de especies muy tóxicas.

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