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César Coca
Domingo, 13 de septiembre 2015, 01:27
Si un día los mercados de abastos de Europa se pusieran de acuerdo para nombrar un patrono laico, debería ser Gioachino Rossini. El autor de óperas tan famosas como 'La urraca ladrona', 'La italiana en Argel' y 'Guillermo Tell', fue también según algunas fuentes el creador del 'turnedó' que lleva su apellido. Y preparar un plato tan exquisito requiere contar con la mejor materia prima, que es justo la tarea inicial que el orondo Rossini acometía antes de instalarse en la cocina para sus experimentos gastronómicos. Así que nada mejor que tocar su música en un mercado, y aún más si se trata de 'El barbero de Sevilla', una obra que cumplirá dos siglos el año próximo.
Sucedió exactamente de esa manera el pasado miércoles en el bilbaíno mercado de la Ribera. Medio centenar de músicos de la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), convocados por EL CORREO para un 'flashmob', llegaron a media mañana y, ante el asombro de dueños y empleados de los puestos, clientes, repartidores, turistas nacionales y extranjeros y curiosos de toda edad y condición, empezaron a tocar la célebre obertura de la pieza, con el compositor, violonchelista y director Fernando Velázquez a la batuta.
EN IMÁGENES
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Es imposible no dejarse llevar por una música tan alegre y desbordante de ritmo. Una pieza conocida por cualquiera, por más que no haya pisado jamás un teatro lírico o una sala de conciertos. Por eso, unos centenares de personas se arremolinaron en torno a los músicos que estaban dispuestos en tres grupos: la cuerda al frente, a un lado trompetas y percusión y al otro el viento-madera para disfrutar de la obra, que la orquesta tocó cuatro veces, con pequeños descansos entre una interpretación y otra.
Durante ese tiempo, mientras la música invadía cada rincón del mercado, todo fue felicidad. Lo decían los tenderos y los clientes. Algunos curiosos llegaron atraídos por el sonido que se oía desde la calle Tendería, otros interrumpieron su compra unos minutos para asistir a lo que calificaban de verdadero "milagro". Lo decían también los músicos, ninguno de los cuales había actuado nunca en un espacio así. Nadie lo diría al ver la naturalidad con la que se movían tocando de pie, algo del todo inusual para la gran mayoría y la complicidad que surgió con su público.
Aquí está la filmación del flashmob, realizado por el equipo de elcorreo.com. Ante ustedes, la música de Rossini interpretada por la OSE sonando en el mercado de la Ribera y colándose entre atunes, jamones, pimientos, panes y encurtidos. No hay límites para los milagros.
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