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Lugar en el que apareció el cadáver de Leyre Rodríguez después de haber sido arrollada y golpeada, entre La Peña y Buia.

Leyre murió arrollada por el coche de su exmarido después de ser golpeada

Los análisis de la Policía Científica confirman que el vehículo del principal acusado estuvo implicado en el atropello mortal

Ainhoa De las Heras

Miércoles, 9 de septiembre 2015, 18:57

Los análisis de la Policía Científica confirman que el vehículo del principal acusado estuvo implicado en el atropello mortal bilbao. Leyre Rodríguez y su familia necesitan respuestas y, poco a poco, los agentes de la Policía Municipal de Bilbao, que investiga el caso en colaboración con la Policía Científica y la Unidad de Investigación Criminal (UIC) de la Ertzaintza, intentan ofrecérselas. La mujer, de 34 años, con dos hijos menores y separada desde hacía unos meses del principal sospechoso del crimen, murió debido al atropello, aunque su cuerpo presentaba golpes que habían sido realizados con anterioridad al arrollamiento, según ha podido saber este periódico.

La tesis que barajan los investigadores es que el o los autores del homicidio la golpearon en la vivienda, donde se hallaron restos de sangre en el baño y las escaleras, que están siendo analizados, y que después la trasladaron inconsciente y envuelta en una alfombra hasta la carretera Bi-3723 que une los barrios de La Peña y Buia, donde, en una cuneta, fue encontrada muerta en la madrugada del pasado día 8 de agosto. Ahora, falta lo más complicado, probar las hipótesis y encontrar las pruebas para defenderlas ante un tribunal.

El cadáver presentaba lesiones en la cara y en el resto de la cabeza, algunas de las cuales debieron de ser provocadas con algún objeto, a falta de un nuevo informe forense aclaratorio, ya que la autopsia se practicó cuando aún el caso no había dado un giro inesperado. La expareja de Leyre, Jorge Mateos, intentó suicidarse el 18 de agosto, diez días después del crimen. La Policía cree que, agobiado al tambalearse su coartada se lanzó a las vías del tren después de cortarse las venas. Desde entonces, permanece en la Unidad de Reanimación del hospital de Cruces, en estado grave. En la actualidad, se encuentra pendiente de varias operaciones, y aún no ha podido ser interrogado.

Aquel día, el ya sospechoso había sido citado en la macrocomisaría de Erandio para que los especialistas pudieran examinar su vehículo, pero decidió acabar con su vida. Sus padres, que hasta entonces habían mantenido que la noche de autos estaba cuidando de los niños, cambiaron su versión y destaparon algunas contradicciones. Además, revelaron a los investigadores los contactos que su hijo mantenía últimamente con un joven, Y. B., de 24 años y origen magrebí, que fue detenido por supuesta complicidad en el homicidio.

Marcas de rodaduras

El arrestado, que se presentó voluntariamente en la comisaría de la Ertzaintza tras conocer el intento de suicidio de Mateos, llegó a declarar, sin incriminarse, que éste le ofreció dinero a cambio de que le ayudara a "cargarse a una mujer que le estaba dando problemas". Tras pasar a disposición judicial, quedó en libertad con la obligación de presentarse a diario en el juzgado, donde le fue requisado el pasaporte.

El cuerpo de Leyre también tenía marcas de rodaduras en la ropa, signo claro de que un vehículo le había pasado por encima, y fracturas y otras lesiones causadas por aplastamiento, aunque no de embestida, la forma más habitual de atropello.

Desde un primer momento, tanto los agentes de la Unidad de Atestados de la Policía local, conocidos como Argis, que atendieron el supuesto accidente, como otros profesionales, vieron "algo raro" en el caso. No era un atropello normal, como tantos otros a los que por su dilatada experiencia habían tenido que enfrentarse. Ni por los daños del vehículo, que parecía intacto, sin abolladuras, ni por las lesiones del cuerpo, demasiadas.

De hecho, en un primer momento, llegó a barajarse un atropello con fuga y a descartarse que hubiera sido producido con el coche del exmarido de Leyre, algo que acaba de confirmar la ciencia. El análisis por parte de los laboratorios de la Ertzaintza de los restos biológicos encontrados en los bajos del coche, establece que estuvo implicado en el arrollamiento de la mujer.

La investigación nació viciada, lo que ha dado tiempo al o los posibles autores del homicidio a borrar evidencias, y se han perdido otras mientras los profesionales trataban de discernir si se trataba de una muerte accidental o con dolo, como todos los indicios parecen apuntar.

El círculo más próximo de la víctima ha tenido, primero que asumir la terrible pérdida de una mujer joven, madre de dos pequeños y con toda la vida por delante. Y además, ahora saben que la muerte fue provocada, según creen los expertos, por alguien que un día dijo quererla.

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Leyre murió arrollada por el coche de su exmarido después de ser golpeada