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'Begirari IV', una de las esculturas de Eduardo Chillida afectadas
Las esculturas de Chillida no resisten a la contaminación de Bilbao

Las esculturas de Chillida no resisten a la contaminación de Bilbao

Un grupo de investigación de la UPV estudia los motivos por los que no se han conservado como se esperaba

vasco press

Miércoles, 4 de junio 2014, 17:08

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La contaminación de la capital vizcaína es la causa que impide a las esculturas de Eduardo Chillida, elaboradas con acero patinable y que resiste la exposición al aire libre, que se forme una capa protectora que suele desarrollar ese material. Por ello, piezas como 'Besarkada XI' y 'Begirari IV', de Eduardo Chillida, no se han conservado según lo esperado, según una investigación de la UPV/EHU.

Según ha explicado la investigadora Julene Aramendia Gutierrez, del Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU, la principal característica del acero patinable es "su capacidad para protegerse a sí mismo. En contacto con el oxígeno, el acero desarrolla una capa protectora formada por diferentes oxihidróxidos de hierro que actúan como barrera. De ese modo, el metal protegido por esa capa se conserva bien".

Se trata de un material que se utiliza ampliamente para crear fachadas, puentes y vías de tren, entre otros. Y los escultores también llevan tiempo utilizándolo para crear esculturas que serán expuestas al aire libre, como en el caso de Eduardo Chillida.

Sin embargo, este tipo de acero no reacciona de igual manera ante diferentes atmósferas, e incluso puede llegar a no proteger el material en unas determinadas condiciones. Ese es el caso de una escultura del museo Guggenheim Bilbao, 'Besarkada XI' de Eduardo Chillida. "Posee una superficie más irregular de la que debiera, ha perdido pequeños fragmentos de material, y no tiene el color que le corresponde en teoría", ha precisado Aramendia.

Con el fin de conocer el motivo de ese aspecto tan diferente al esperado, los responsables del Museo Guggenheim Bilbao y el grupo de investigación del departamento de Química Analítica de la UPV/EHU se pusieron en contacto, e iniciaron el proyecto CAUTAPA.

Además de la escultura del Guggenheim, tomaron en cuenta para el proyecto otras esculturas de Chillida, expuestas en diferentes puntos de la ciudad como 'Buscando la luz IV', 'Elogio del Hierro III' y 'Begirari IV'.

Los resultados de todos esos análisis pusieron de manifiesto que el nivel de protección de la superficie de las esculturas depende de la composición de la capa protectora de la superficie.

"Las esculturas que presentaban peor aspecto tenían en la capa protectora una mayor concentración de lepidocrocita y, al contrario, las que presentaban mejor aspecto tenían una mayor concentración de goetita. La lepidocrocita es un compuesto muy poco estable; la goetita, sin embargo, es más estable, y ofrece una mayor protección frente a la contaminación", ha explicado Aramendia.

Todas esas incidencias son de escala microscópica y superficiales, por lo que "los daños sufridos por las esculturas no pueden considerarse daños importantes de conservación", ha resaltado la investigadora.

En las estructuras de acero patinable es habitual que al principio prevalezca la lepidocrocita, y que, con el tiempo, ésta se convierta en goetita. "Sin embargo, en las muestras analizadas vimos que a veces no sucede así", explica Aramendia. Concretamente, observaron ese comportamiento inusual en las esculturas 'Besarkada XI' y 'Begirari IV', que son, a su vez, las esculturas peor conservadas. En el caso de 'Begirari IV', además, observaron un color más rojizo del previsto. Muy al contrario, las esculturas 'Buscando la luz IV' y 'Elogio del Hierro III' se conservan muy bien.

"Nos dimos cuenta de que las causantes de que la lepidocrocita no se convirtiera en goetita eran unas partículas de la atmósfera de Bilbao, ricas en silicatos, así como el polvo natural y algunas partículas del humo de los coches. Esas partículas impiden la evolución de lepidocrocita en goetita", explica Aramendia.

El grupo de investigación también estudió otros efectos microscópicos de la contaminación atmosférica de Bilbao. Se detectaron numerosos sulfatos y nitratos de hierro provenientes de la reacción del dióxido de sufre y óxidos de nitrógeno atmosféricos y el material. "Estos compuestos son muy solubles, y observamos que, con la lluvia, se va disolviendo el material y precipitando en el suelo". Otro de los causantes de la pérdida de material es el calcio, "el cual es muy abundante en nuestra atmósfera, ya que las tierras de esta zona son muy calcáreas". De hecho, encontraron mucho yeso en la superficie de las esculturas"

Otra de las conclusiones del grupo de investigación fue que, aparte de los condicionantes atmosféricos, también tiene gran relevancia la aleación del acero utilizado para hacer la escultura. Por ejemplo, la escultura Elogio del Hierro III no está elaborada a partir de acero patinable, sino de acero Recco, y ese tipo de acero responde muy bien ante la atmósfera de Bilbao. "Se debería tomar muy en cuenta qué aleación se emplea para las esculturas que se van a colocar en Bilbao" añade la investigadora.

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