Tres inquilinos en el infierno

A estas alturas de la película, los actores se conocen de sobra. La palabra desconocimiento no cabe en la cancha que el sábado pisarán el RETAbet y el Melilla, un hueso duro de roer que los hombres de negro tendrán que partir por la mitad si pretenden seguir con su camino hacia la ACB. No hay secretos entre dos rivales que se han visto las costuras -el Bilbao Basket se llevó los dos partidos de la fase regular- y que ahora buscan llevar la semifinal a su terreno adaptándolo a sus respectivos guiones.

Álex Mumbrú conoce las fortalezas y las debilidades de un conjunto complicado y que puede ser una bomba de relojería en manos inseguras, imprevisible y capaz de lo mejor y de lo peor. Los hombres entrenados por Alejandro Alcoba basan su baloncesto en la agresividad defensiva y en las transiciones rápidas con las que intentan desarmar a su oponente y llenarlo de dudas. Y tratan de colgarse del brazo de Caleb Agada, su hombre referencia y la muñeca que desbroza sendas intransitables.

El escolta es una de las sensaciones del play-off y la principal arma ofensiva del Melilla. Viene de promediar 18 puntos, siete rebotes y cuatro asistencias en una durísima eliminatoria a cinco partidos frente al Valladolid. «Es un jugador muy completo. En situaciones de robo y contragolpe es de los mejores de la LEB Oro. Vive de ello», analiza Alcoba, quien necesitará de la mejor versión del nigeriano para agarrarse a la caliente pista de Miribilla. El ambiente será espectacular y la marea negra abrazará a los hombres de negro, pero los melillenses han tenido su particular aclimatación al infierno en la cancha del conjunto vallisoletano. Soportaron la presión del Pisuerga y confían en hacerlo en el Bilbao Arena. «Somos cinco contra cinco y no hay excusas», avanza su preparador.

El Melilla cerró la fase regular en la quinta posición con un balance de 21 victorias y 13 derrotas, dos de ellas encajadas precisamente ante el RETAbet. En un durísimo play-off dejaron en la cuneta al Valladolid después de perder el factor cancha, jugar sin red (1-2) y remontar para meterse en la Final Four. «Pretendemos ser agresivos en defensa, aprovechar las ventajas generadas y ser directos. Queremos desarrollar un juego fluido y rápido», apunta Alcoba, quien más allá de Agada cuenta con gente solvente que aporta mucho en la pista. Josep Franch y Txemi Urtasun son su prolongación en el terreno de juego, bien secundados por Gjuroski y Gilling, entre otros. Al alero macedonio no hay que dejarle ni un centímetro porque con su 2'03 acredita un 43% desde la línea de tres.

Franch es el director de la orquesta -promedia seis puntos, dos rebotes y tres asistencias en el play-off- en la que Urtasun prácticamente calca sus números. El inabarcable pívot Felipe dos Anjos aporta centímetros y envergadura (2'18), con una media de ocho puntos y cuatro rebotes, y el resto aporta fundamentalmente en las rotaciones. «Tenemos recursos para intentar ganar», advierte Alcoba. Y Mumbrú lo sabe.

Nadie contaba con ellos. No figuraban en ninguna quiniela y cuando se emparejaron con el Oviedo en el play-off todos, o casi todos, les dieron por muertos. Incluso en su ciudad, Ourense, que ahora vibra con su milagro. Los gallegos terminaron séptimos en la liga con un balance de 20 triunfos y 14 derrotas y se cruzaron en las eliminatorias con los asturianos. Pues bien, les metieron un contundente 3-0 con el factor cancha en contra y sin su base titular, Santiago Vidal. «Este equipo tiene alma», recalca su entrenador, Gonzalo García de Vitoria. Al bilbaíno le encanta el baloncesto de autor y así ha construido su bloque, esculpido a su medida y diferente. Es su reflejo en la cancha, donde el técnico vizcaíno pone muchas trampas con las que atrapar a sus presas. Sus jugadores están encantados con este sistema y lo ejecutan a la perfección, eso sí, conscientes de sus limitaciones y que deben jugar perfecto para ganar.

El Ourense parte de la premisa de que debe desgastar a sus contrarios con su defensa pegajosa y agresiva, la tercera que menos canastas concede de la liga y repleta de sorpresas, para luego salir y morder en la pintura rival. Es ahí donde las referencias son muy claras y los jugadores disponen de cierta libertad para inventar y soltarse. Ahora bien, en el apartado anotador sobresale el alero Jhornan Zamora, un 'killer' que no hace prisioneros. 17 puntos, cinco rebotes y tres asistencias es su tarjeta de presentación en el play-off.

Vidal es el alter ego de García de Vitoria en la pista, un hombre que se encarga de poner en práctica los esquemas de su entrenador y hacer que el Ourense se ajuste al guion. No pudo jugar por lesión en el play-off y, aunque parezca mentira, sus compañeros le echaron de menos. «Es nuestro base generador, con mucho talento ofensivo», precisa el preparador bilbaíno. Pero tampoco se olvida de Ott, Van Wijk, Rozitis y Watson, que ocupan un lugar destacado en su pizarra. «Aportan solidez y constancia», apostilla García de Vitoria. De todos modos, conviene destacar también a Sergio Rodríguez y su labor en los tres enfrentamientos con el Oviedo. El joven alero tinerfeño ha promediado 16 puntos y cinco rebotes en el cruce con los asturianos.

Los gallegos son la gran sorpresa de este Final Four, con un presupuesto que ni siquiera llega a 500.000 euros.

El Iberojet Palma ha sido diseñado para subir y prácticamente todo el mundo da por favorito al conjunto balear, que se empeña en esconder su condición de aspirante a todo. Anda por la vida con la piel de cordero, pero no deja de ser un lobo. Es verdad que necesitó de cinco partidos y dos prórrogas para eliminar al Granada, aunque el conjunto entrenado por Félix Alonso llega en un buen momento a la Final Four. Su rival en las semifinales es el Ourense, la gran sorpresa de las eliminatorias, y la lógica invita a pensar en un duelo decisivo entre los anfitriones y los isleños. Un bloque equilibrado en todas sus líneas y que cuenta en sus filas con el mejor pívot de la categoría, Fran Guerra. Es el hombre que reina en la pintura y la principal referencia de su equipo, que le tiene de faro cuando el horizonte se nubla y arrecia la tormenta.

Los baleares cimientan su fortaleza en el grupo y en un baloncesto coral en el ataque, sin olvidar quién lleva los galones en la pista. Todo el mundo cabe en la pizarra de Alonso, quien tiene claro cuándo un grupo de jugadores se transformó en un equipo. «El salto de calidad llegó cuando aumentamos la intensidad y el compromiso defensivo». De hecho, en la segunda vuelta de la liga regular solo han concedido una media de 61 puntos por encuentro. Esta cifra creció hasta los 75 en el play-off, pero hay que tener en cuenta que hubo dos prórrogas que dispararon los marcadores. «Tratamos de correr, aunque buscamos atacar con control», alega el técnico leonés.

Los baleares acabaron la fase regular por detrás del campeón Betis, ya en la ACB, y del Bilbao Basket como el tercer mejor ataque de la competición. Si hay una figura que sobresale en su plantilla es la de Fran Guerra. El 'cinco' canario ha promediado 13 puntos, ocho rebotes y tres asistencias en la liga, cifras que ha calcado en el play-off. Un auténtico seguro de vida bajo los tableros al que se agarran sus compañeros, perfectamente conscientes de su peso específico y de que condiciona el juego del equipo. «Todo el mundo le conoce», concede su entrenador. Es el segundo hombre del Iberojet con más minutos en la pista, solo por detrás del base Alejandro Hernández. «Es el pívot ofensivo más importante de la categoría», sentencia Gonzalo García de Vitoria, preparador del Ourense y rival de los isleños el sábado.

Más allá de Guerra, en la pizarra de Alonso también destacan las figuras de Boris Barac, Joan Bivia y Alejandro Hernández, entre otros. El ala-pívot croata, hermano de Stanko Barac, ex del Valencia y Baskonia, pone al servicio del grupo sus 2'06 de altura y unos números respetables: 10 puntos y cuatro rebotes de media en la eliminatoria frente al Granada. El escolta valenciano está en 11 puntos, tres capturas y dos asistencias, mientras que el base murciano acredita un 10-3-2. Son solo algunos de los argumentos que usará este fin de semana el Iberojet, que dejará su piel de cordero en el vestuario de Miribilla.