Visita a una cancha complicada con lesiones y cambios recientes en la plantilla. No era el panorama más halagüeño para el Surne Bilbao Basket, pero ... lo cierto es que una primera mitad de ensueño permitió pensar que la sorpresa era posible. Tras el descanso, vuelta a la cruda realidad que se transformó en clara derrota. Quedan ahora 15 días para la próxima jornada -el Breogán visitará Miribilla-, que vendrán muy bien para acoplar a las nuevas incorporaciones y preparar con rigor otro de esos partidos marcados en rojo en el calendario.
Locura
Primera parte para enmarcar del Bilbao Basket. Ayer asistimos a una exhibición ofensiva que la afición bilbaína recordará por mucho tiempo. Los porcentajes de acierto de los de Mumbrú al descanso fueron una auténtica locura y buena muestra, más allá del increíble nivel de puntería, de la mayor concentración e intensidad del equipo bilbaíno. Desde la primera bandeja fácil de Hakanson tras el salto inicial, el Bilbao Basket siempre estuvo uno o varios pasos por delante de un Valencia que no se enteraba por dónde le llegaban los golpes. Precisamente fue Hakanson el que marcó el camino a seguir en cuanto a acierto ofensivo y contagió su capacidad para encontrar la canasta rival con facilidad a todos y cada uno de sus compañeros. Delgado, el recién llegado Inglis, Reyes, todos aportaron desde el primer segundo sobre la cancha y fueron manteniendo un ritmo de anotación fuera de lo normal. Solo dos tiros de campo fallados en los primeros diez minutos, llegando hasta los 36 puntos anotados, no es algo habitual. Tampoco lo son los 57 al descanso, que planteaban un interesante panorama para la segunda mitad.
Apagón
Joan Peñarroya, entrenador normalmente bastante visceral en sus tiempos muertos, se mostró muy calmado durante toda la primera mitad pese al chaparrón que sufría su equipo. Quizá en el paso por los vestuarios el tono fue otro, pero en cualquier caso lo que sí cambió fue la actitud de su equipo. Los valencianos multiplicaron su intensidad defensiva, la fluidez del Bilbao Basket desapareció y con ella la confianza de los de Mumbrú. El apagón de los visitantes fue total mientras Dubljevic, Prepelic, Pradilla y compañía se transformaron en algo más parecido a los que terminaron con la imbatibilidad del Barça la jornada anterior que al equipo sin alma de la primera mitad. Ante la superioridad local, el bajón tanto físico como mental del Bilbao Basket terminó por allanar el camino del Valencia.
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