Sigue la fiesta en la casa del Bilbao Basket. Sexta victoria consecutiva del equipo de Álex Mumbrú, que cada vez ofrece una mayor sensación de ... solidez. El cuerpo técnico parece haber dado con la tecla y los buenos resultados han asentado una rotación en la que todos sus integrantes van encontrando su rol y su aportación sobre la cancha es cada vez más interesante. Con la tranquilidad que da ver los números de victorias y derrotas igualados y los puestos de descenso cada vez más lejanos, toca ahora seguir creciendo en confianza para poder mantener la inercia de juego y resultados.
Interiores
Llegaba el Unicaja con solo diez jugadores y con Guerrero y Nzosa como únicos interiores puros, por lo que el Bilbao Basket se propuso sacar ventaja en esa zona del campo, ante la mayor corpulencia y experiencia de sus pívots. Sin duda los locales lo consiguieron, con Inglis, Delgado y Withey dominando por completo bajo los aros. Entre los tres interiores acapararon 30 de los 49 lanzamientos de dos puntos de su equipo, con unos muy buenos porcentajes de acierto. A esto hay que sumar el dominio del rebote, que también fue clave para que la victoria no se escapase del Bilbao Arena. El triple no fue un recurso tan utilizado como en otros partidos, pero cuando hubo ocasión los de Mumbrú lanzaron con mucho acierto, lo que terminó por dar un equilibrio a su juego de ataque que el Unicaja no fue capaz de contrarrestar. Los malagueños solo aguantaron el primer cuarto gracias a su acierto exterior, pero cuando sus porcentajes empezaron a bajar los locales tomaron el control del partido definitivamente.
Energía
Ninguna victoria es sencilla, y ayer los problemas se acusaron más al comienzo del último período. Los visitantes veían ya alejarse la victoria y sacaron su orgullo para intentar volver a meterse en el partido, mientras el Bilbao Basket pasaba por algo más de tres minutos de colapso ofensivo. Pese a las dificultades, los locales mantuvieron sus altas dosis de energía, impidiendo que el Unicaja se acercara demasiado. La intensidad de los de Mumbrú fue otra de las claves de la victoria, jugando con un gran ritmo en ambos lados de la cancha y consiguiendo hacer del rebote ofensivo un arma fundamental. Con el único pero del escaso acierto en lo tiros libres, algo que siempre puede penalizar en los minutos finales, los bilbaínos no vieron peligrar la victoria pese a los últimos intentos del Unicaja de la mano de Brizuela.
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