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Emir Sulejmanovic (Bosnia-Herzegovina, 29 años) regresa este domingo a la que ha sido su casa durante un par de temporadas en dos épocas distintas. ... Vino en 2019 procedente del Breogán, con una lesión importante en la mano, pero el Bilbao Basket de Álex Mumbrú apostó por él, le dio tiempo y confianza y acabó por definir a un guerrero por el que apostó fuerte el Tenerife de Txus Vidorreta. Después de dos campañas en la isla, donde no tuvo el protagonismo deseado, el ala-pívot desanduvo su camino y firmó de nuevo por el Surne, esta vez con Jaume Ponsarnau. Un técnico que tuvo un impacto decisivo en la carrera del 'cuatro' bosnio.
«Jaume creyó en mí cuando nadie lo hacia», relata el ahora jugador del Zaragoza, equipo con el que estará este domingo en Miribilla (17.00 horas) en busca de una victoria que endulce el amargo sabor de las derrotas que arrastra el conjunto aragonés. Un solo triunfo en las últimas ocho jornadas ha dejado en tierra de nadie a los maños, configurados para pelear por todo y sin embargo incapaces de dar el salto de calidad que se esperaba. Salvo Sulejmanovic, quien está completando el mejor año de su carrera convertido en una de las sensaciones de la ACB.
«Solo yo sé la cantidad de horas y sudor que he invertido en todo esto», apunta en una conversación telefónica con EL CORREO desde su domicilio en Zaragoza. Está volando el ala-pívot, con números de estrella. Se presenta a la cita ante los hombres de negro como el máximo reboteador de la Liga Endesa (7,4), decimocuarto jugador mejor valorado (15,4) y decimosexto anotador del campeonato (13,2), además de acreditar un 41,1% en tiros de tres. Ha roto su techo y clubes importantes de la talla de Unicaja, Valencia y Baskonia, entre otros, quieren incorporarle a sus filas. «Mi sueño es jugar la Euroliga, pero estoy contento en el Zaragoza. Tengo tres años de contrato, aunque en la vida nunca se sabe lo que va a pasar. Quiero centrarme en mi club y respetar a sus trabajadores y a la afición. Todos trabajamos para alcanzar nuestros máximos y jugar en equipos poderosos como Valencia, Unicaja, Baskonia... Estoy feliz aquí y me siento querido».
También lo estuvo en Bilbao, un lugar que considera su segunda casa, al igual que Lugo. Pero cuando habla de su etapa como hombre de negro, el bosnio con pasaporte finlandés se acuerda sobre todo de Ponsarnau. «Cuando Rodrigo San Miguel era ayudante –de Porfi Físac, despedido hace poco y sustituido por su segundo– me dio la confianza que necesitaba. Y aquí quiero mencionar también a Jaume porque todo empezó con él. Me enseñó lo que significa que alguien te aprecie y confíe en ti».
Recuerda que volvió «mal» del Eurobasket y que pese a su precario estado físico y malos partidos, el técnico de Tárrega no paró de darle minutos. «En otro sitio no me hubieran aguantado tanto. Le aprecio mucho», apunta sobre el catalán, sin olvidar a su actual preparador y al entrenador que le ayuda en verano. «Gracias a ellos soy lo que soy ahora». Y vuelve a referirse a Ponsarnau. «Creyó en mí cuando nadie lo hacía». Fue el punto de partida de un crecimiento personal que ahora le tiene en las agendas de clubes top.
Dice Sulejmanovic que el Zaragoza llega a Miribilla con la intención de «acabar la temporada de la mejor forma posible. La situación no es la mejor –confiesa–, pero daremos todo para mostrar nuestra mejor versión». El club maño confeccionó una plantilla de campanillas, con figuras de primer nivel y un desembolso importante, pero a falta de tres jornadas solo saca un triunfo al Surne. ¿Por qué no han respondido de acuerdo con su potencial? «Empezamos bien el año. Tal vez hubo demasiadas expectativas a la hora de entrar en la Copa. Perdimos –primero con el Manresa en casa y luego ante el Granada a domicilio– y a partir de ahí fuimos cuesta abajo. Aquello nos machacó», remarca el bosnio, quien revela que la decepción resultó enorme. «Intentamos arreglarlo en la FIBA Europe Cup y tampoco lo conseguimos. Nos eliminó el Cholet. Hay que igualar el trabajo y la energía del rival, no vale solo con el talento. Luego se lesionó Dubljevic y se marchó Bango. No me gustan las excusas. Hay que hacerlo mejor».
Pulso acelerado
El ala-pívot vuelve a Miribilla con el pulso acelerado. «El Bilbao Basket ha dejado en mí una huella profunda. Regreso y me suena todo, lo conozco, es familiar. Pero ahora me debo al Zaragoza y debo apartar esos sentimientos para ayudar al equipo a ganar. Respeto mucho al club, a los aficionados, a la organización», comenta sobre la entidad vizcaína y su masa social. Cuando se le pregunta por si se alegró por el título de los hombres de negro en la Europe Cup, Sulejmanovic sonríe. «Sí, aunque quería levantarlo con el Zaragoza. El Bilbao Basket demostró que era el que más quería el trofeo». Tanto que se dejó el alma contra el Tofas, Dijon y PAOK e hizo historia. Sabe que el choque de hoy será complicado. ¿Por qué? «Porque yo sé lo difícil que es jugar en Miribilla como visitante».
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María de Maintenant e Iñigo Fernández de Lucio
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