Mumbrú aligera la carga táctica
Busca un RETAbet «eficaz» en la fase final y tiene dos semanas para recuperar el juego de equipo haciendo «menos cosas, pero bien hechas»
«No estamos lo suficientemente preparados». Reconoce Álex Mumbrú lo que la mayoría de sus colegas de banquillo, pensando ya en la cuenta atrás para volver a dirigir a sus jugadores el 17 o 18 de junio en La Fonteta, dependiendo del calendario de partidos aún no publicado. Pero no suena a excusa. Es el apunte de una realidad desde la que se trata de construir un RETAbet lo más parecido posible al que encandiló a la marea negra y se ganó el respeto de la competencia hasta el parón de la Liga Endesa consumada la jornada 23 y con un par de partidos aislados aún pendientes.
Los planos de la obra a realizar parecen fiables. A lo sumo se irán introduciendo matices de cara a la fase final de la temporada. «Las cosas tácticas estaban bien absorbidas pero la cabeza no funciona igual». Es el gran reto al que se enfrenta para recuperar a su grupo como el formado por peleadores, guerreros indomables que convertían el ritmo alto y la presión en su modus operandi. De eso no habrá como antes, imposible. Por ello hay que ver la manera de destilar virtudes.
Y el técnico barcelonés se detiene entonces en «la eficacia». Lo explica. «La cabeza sigue pensando como durante la temporada en cuestión de velocidad y ejecución. El cuerpo no responde igual. Nos pueden faltar, pero las debemos paliar con eficacia, siempre con nuestra identidad de jugar con consistencia en cada acción. Habrá mucho desgaste, pasará factura, provocará frustraciones que deberemos gestionar. Habrá que vivir con ello».
«Habrá mucho desgaste, pasará factura y provocará frustraciones que deberemos gestionar. Hay que vivir con ello»
Los hombres de negro se van a topar con muchos frentes abiertos. Ahora llevan mayor velocidad de crucero mental porque saben que jugarán. «Lo queríamos, es lo mejor para normalizar lo antes posible parte de lo sufrido en esta pandemia». A Mumbrú le preocupa la reacción de los jugadores en una cancha vacía. «Va a ser difícil para todos. Se escuchará lo que digamos, habrá que disimular las señas. El público, a favor o en contra, te da un plus. Los arbitrajes no tendrán esa presión».
Otro cambio notable será la preparación de los encuentros. Pasar de tener una semana completa para diseccionar al rival y plantear alternativas a su juego será muy complejo, más allá de ciertos ajustes, jugando cinco partidos en nueve días. Incluso en ese inconveniente ve una rendija de luz Álex Mumbrú. «Lo acusaremos, claro. Pero nosotros somos un equipo que se fija sobre todo en lo que podemos controlar. Encontrar detalles sobre cómo atacar al otro serán más difíciles de conseguir. Nos quedan dos semanas para volver a jugar como equipo. Si acertamos en lo que dejemos fuera de la táctica para intentar hacer menos cosas y bien hechas, nos irá bien. La verdad des que tendremos que acostumbrarnos a muchas cosas».
El día que el Bilbao Basket jugó sin público
No fue por sanción, ni epidemia. De hecho, las puertas del Peristeri Arena ofrecían entrada libre en aquel duelo sin historia que cerraba el Last 32 de la Eurocup con los hombres de negro ya clasificados para el cruce previo a la Final Four de Vitoria. Era el 9 de marzo de 2010. Una cancha que catorce años atrás había dejado a gente sin entrar, en un partido de la Copa Korac contra el Zorka Pharm Sabac, kilométrico nombre del conjunto en el que militaba un entonces jovencísimo Pedja Savovic, esta vez estaba vacía. La cifra oficial refirió 342 espectadores. El recuento fiel sólo incluyó a dos seguidores de Astrabudua y Barakaldo, un espectador griego que vivió unos años junto a la Universidad de Deusto, la tropa numerosa aportada por la saga Katsikaris, que aquel año entrenaba al equipo, Nikos Pappas jugador del Bilbao Basket entonces cedido al Kolossos Rodas, y algunos familiares de los hombres de negro en periodo vacacional. Y dos periodistas bilbaínos. «Fue muy raro, casi como un entrenamiento de alto nivel», recuerda Mumbrú. La diferencia con Valencia es que ahora los resultados sí que cuentan.