Joventut 87-79 Bilbao Basket

Sigue haciendo frío lejos de Miribilla

Vaya por delante que el último triunfo del equipo a domicilio en la ACB está fechado en el 28 de diciembre, cuando se impuso con claridad al Coruña en aquella exhibición de Rubén Domínguez. El gaditano anotó 35 puntos con un ocho de diez en triples, una barbaridad canjeada por el 79-100 final. Desde entonces, los hombres de negro cargan con una mochila llena de derrotas fuera de los muros de Miribilla. No pudieron aligerarla en el Palau Municipal D'Esports de Badalona, donde el Joventut supo sacar partido a su larga rotación, a las muñecas de Dotson y Robertson y a los kilos y centímetros de Tomic y Pustovyi. Una cancha en la que los de Jaume Ponsarnau trabajaron huérfanos de Cazalon y De Ridder –baja de última hora por un problema muscular– ante un rival armado hasta los dientes y con el play-off entre ceja y ceja.

Aún así, los hombres de negro entraron afilados al partido, sin miedo al escudo, torres y 'killers' que tenía enfrente. Zoran Dragic empezó más caliente que las calles de Écija en plena canícula –hizo siete de los diez primeros puntos del Surne y en el resto del choque solo añadió tres más–, bien secundado por Rubén Domínguez –clavó dos triples de sus primeros tres intentos y luego falló todo–, Pantzar y Jones. El Joventut estaba colgado del brazo de un imparable Dotson, sobre todo en el uno contra uno, con un Tomic defendido a las mil maravillas por los hombres altos del Bilbao Basket. Un parcial de 0-8 disparó a los vizcaínos, quienes cerraron los diez minutos iniciales siete arriba (17-24). Andaban solventes en los tiros de campo y solo sufrían con los rebotes ofensivos de la 'Penya', incómoda con la defensa visitante.

Una serie encadenada de 2-15 hizo volar a los bilbaínos, quienes con un triple de Gielo se pusieron diez arriba (19-29). Buena actuación del polaco, valiente y enchufado, quien acabó como el hombre de negro más valorado (19). Pero ahí se acabó la inspiración del equipo y entró en escena el gigante Pustovyi, que con Dekker, Dotson y Kraag tiró del carro y permitió al Joventut recuperar su instinto asesino. Los locales rubricaron un 12-0 que obligó a Ponsarnau a pedir un tiempo muerto y serenar la tropa. De aquel 19-29 se pasó al 42-35 –el Surne encajó un indigesto 23-6–, aunque los hombres de negro supieron mantenerse de pie y replicar con fuerza. Trabajaba bien el joven Bagayoko, castigado en exceso por las personales, y también Jones se destapó con un triplazo para devolver el color a las mejillas a los suyos. Un 2-9 hizo que la franquicia de Miribilla se pusiera solo a uno (47-46) y que se fuera al descanso dos abajo (48-46). Ni tan mal como amenazaba el temporal, con un Dotson más peligroso que un adolescente inglés en Magaluf y escoltado por el pistolero Robertson.

Sin dejar de pelear con errores

No le sentó bien descansar al Surne, que regresó a la pista con una señora caraja. Tanto que el Joventut encontró la muñeca de Robertson para hacer un 12-3 en un abrir y cerrar de ojos. Sylla no paraba de fallar tiros liberados y los locales lo castigaban con transiciones rápidas y canastas de calidad. Pustovyi hacía muchísimo daño, imparable en la pintura, donde el ucraniano hacía y deshacía a su antojo. Los bilbaínos se vieron 11 abajo en un suspiro (60-49), por lo que se imponía una mayor dureza defensiva y clarividencia ofensiva. Y las consiguieron, porque Gielo metió dos triples seguidos y Frey dejaba bandejas disfrazado de 'míster catering'. Se pusieron a cinco y entraron en el cuarto final siete abajo (70-63), todavía metidos en el encuentro y peleones.

Ali no dio señales de vida hasta sus dos triples en el último período –acabó con un tres de diez en tiros de campo– y el Surne no lograba conectar con el Joventut, que con un triplazo de Hanga se fue 12 arriba (75-63). Tampoco se rindió entonces el equipo, que apretó los dientes y se acercó a cinco. Varios fallos impidieron apretar más el duelo –una bandeja fallada por Hlinason, un tapón sufrido por Gielo, dos tiros libres perdonados por Ali...– y la victoria se quedó en Badalona. La semana que viene llega el Coruña a Miribilla, donde la salvación debe ser sellada.