

Los hombres de negro se dan un baño de masas
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El Surne Bilbao Basket disfruta de una jornada inolvidable con las recepciones en el Ayuntamiento y la Diputación, con más de 10.000 personas en la calleDel infierno de Salónica al paraíso de Bilbao, donde más de 10.000 personas se echaron ayer a la calle para aclamar a sus héroes. ... El baloncesto se abrió un hueco en el corazón de la ciudad, en sus principales arterias, que se tiñeron de negro. El Surne Bilbao Basket ofreció el título de la FIBA Europe Cup al Ayuntamiento y a la Diputación de Bizkaia en sendas recepciones institucionales, vertebradas por el reconocimiento mutuo y agradecimientos, pero sobre todo honró a su fiel marea negra convertida en gran ola para ver -y tocar- el trofeo continental conquistado en Grecia. Los hinchas agasajaron a sus ídolos, corearon sus nombres, invitaron a Miribilla a botar y pasaron un rato inolvidable, al igual que el equipo, abrumado con tanto cariño y atención. «Hemos ganado más que una medalla, hemos ganado toda esta ilusión», dijo el técnico Jaume Ponsarnau en una de sus intervenciones ante las autoridades en referencia a la multitud que abrazó a sus campeones. «Ari Ari Ari, Jaume lehendakari», escuchó los cánticos de sus incondicionales.
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Nadie sabía a ciencia cierta cómo respondería la calle en un día tan importante para la franquicia bilbaína. Había cierta inquietud por saber cuánta gente vendría a saludar a los hombres de negro, reconocer su hazaña en forma del primer título profesional del club, pero las dudas no tardaron en ser despejadas por los que nunca fallan y muchos otros más que se sumaron a una celebración en clara trayectoria ascendente. En una ciudad en la que el Athletic es una religión y San Mamés un lugar santo, de peregrinación, el baloncesto se hizo por unas horas con un pequeño lugar bajo el sol -pegaba mucho a las seis de la tarde para dar luego paso a la lluvia y el viento- y se sintió a gusto al calor de su gente. «Estamos abrumados. No teníamos ninguna expectativa, pero al ver a todas estas personas... El premio es haberles hecho feliz», expuso Ponsarnau. «Ha sido un título ganado desde la ilusión. Igual podemos conseguir que las cosas tengan más sentido con este trofeo y entrar un poco más en el corazón de una ciudad como esta, que es impresionante. Tiene un corazón enorme. A ver si podemos quedarnos con un cacho».
Van por buen camino porque la marea negra respondió y arropó a los flamantes campeones de la Europe Cup. Estaban citados a las 17.30 horas en Miribilla, donde montaron en un autobús descapotable junto con sus familias y bajaron hasta el Ayuntamiento. Lo hicieron al grito de «¡somos los chicos de Jaume Ponsarnau!». Es un cántico popularizado por la peña Hirukoa y extendido ahora entre toda la afición. La plantilla fue recibida a su llegada al Consistorio con la canción de Eminem 'Lose Yourself' -comienza así: 'Si tuvieras una sola oportunidad de apoderarte de todo lo que siempre quisiste en un solo momento, ¿la aprovecharías o la dejarías escapar?- y con miles de gargantas entonando «txapeldunak!». Los jugadores fueron directos hacia las vallas para saludar a los presentes y darles las gracias por estar ahí.
Tomasz Gielo
Ala-pívot
En las escalinatas esperaba el alcalde, Juan Mari Aburto, quien se fundió en un abrazo con Ponsarnau. El catalán le dio una bufanda del Bilbao Basket y el primer edil se la puso de inmediato. Xavi Rabaseda llevaba la Copa. Le costaba despegarse de ella, un hombre que tiene en sus vitrinas un Mundial, dos ligas ACB, una Copa del Rey, dos títulos de la Basketball Champions League (BCL) y una Copa Intercontinental, entre otros galardones. «He tenido la suerte de ganar algún que otro título -deslizó en broma-, pero este siempre tendrá un lugar especial en mi corazón. Es el primero que levanto como capitán y el primero del club». Y desde el Salón Árabe se dirigió a la afición. «A disfrutar, ganar cuesta mucho». Abajo, enfrente del Ayuntamiento, la gente respondió lanzando las bufandas al aire y cantando 'Txoria Txori'.
La plantilla atendió con atención extrema el aurresku de honor. Pantzar, Frey, Ali, Gielo, Dragic, Cazalon, Hlinason... No se perdieron ni un solo movimiento de los dantzaris. «¡Bravo!», rompió el silencio Marvin Jones, cuya voz fue más potente que los aplausos. Después de las habituales declaraciones institucionales, el alcalde invitó a los hombres de negro a salir al balcón para saludar micrófono en mano a los asistentes. Thijs de Ridder se arrancó con su preferido «lo, lo, lo, lo, lo, lo, Bilbao Basket», Zoran Dragic aludió de nuevo a la testiculina como uno de los factores del éxito y luego se sumó el resto de la expedición con agradecimientos y dedicatorias a la ciudad y la marea.
En la pretemporada, el cuerpo técnico bautizó al equipo con el sobrenombre de 'manada de lobos' y hasta elaboró imágenes que se proyectan en el vídeomarcador de Miribilla antes de cada partido. Ponsarnau descubrió que la idea partió de Mikel Torre, entrenador del conjunto de la EBA, y que él y su staff se la apropiaron. «Se la robamos», soltó divertido, antes de hacer una promesa. «Vamos a seguir aullando fuerte, como una manada». El que no daba crédito a lo que vivía era Bassala Bagayoko. El joven ala-pívot, de 18 años, soñaba con los ojos abiertos. «No me esperaba algo así. Estoy que no me lo creo, pero lo estoy viendo», decía mientras señalaba a la gente desde el balcón. «Hay que disfrutar. ¿Si se puede mejorar esto el año que viene? ¡Claro, nada es imposible!», exclamó el maliense. Con un poco de retraso sobre el horario previsto, los campeones dejaron el Ayuntamiento para dirigirse al Palacio Foral.
Jaume Ponsarnau
Entrenador
Una vez más, los jugadores se fundieron en un largo abrazo con la afición. Chocaban manos, se sacaban fotos y respondían a todo tipo de peticiones. Marvin Jones se fue corriendo por la rotonda para saludar hasta el último de la fila, al igual que Gielo y otros muchos, con el autobús esperando para llevarles a la Diputación. Camisetas, banderas, cánticos y hasta botes de humo compusieron el cuadro de la alegría. Javi Salgado, una leyenda del Bilbao Basket y segundo entrenador, cogió la Copa y la acercó a las vallas para que la gente pudiera tocarla. «Soy polaco, pero soy más vasco que catalán», soltó un bromista Gielo. Está encantado de vestir de negro. «He conectado con la gente. Es increíble poder vivir este sueño y representar a Bilbao como embajadores. Estoy enamorado de esta ciudad».
En la Gran Vía, enfrente de la Diputación, miles de personas aguardaban la llegada del Surne. Fueron recibidos al son del 'We are the Champions' de Queen. Después de las palabras de agradecimiento de la diputada general, Elixabete Etxanobe, intervino la presidenta del club, Isabel Iturbe. «Fuimos capaces de levantar el título en una cancha hostil con corazón y cabeza, y aquí os traemos la Copa». Luego habló Ponsarnau, después de que De Ridder le secara la cabeza con una bufanda. Todo el salón rió. «Estamos contentos de representar a este territorio. Ha habido una conexión perfecta entre Bizkaia y equipo».
Isabel Iturbe
Presidenta
Fuera, mientras tanto, seguía la fiesta. Los cañones tiraban confetis. La música sonaba a todo volumen. La gente aclamaba a sus héroes y ellos les devolvían el cariño recibido. Estaban encantados porque les habían hecho felices.
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