Bilbao Basket 60- Tenerife 83
La peor versión del Bilbao BasketDura derrota ·
Un mermado Surne termina aplastado por el Tenerife en un partido en el que solo existió en el segundo cuartoEl Bilbao Basket ha jugado este miércoles su peor partido de la temporada. Y emplear el verbo jugar es excesivamente generoso a la hora de ... juzgar la actuación de los hombres de negro, desfigurados por un Tenerife que llegó a rozar ventajas de 40 puntos (43-81). El Surne solo existió y compitió en el segundo cuarto, cuando a pesar de las bajas y una rotación cortísma miró a los ojos a su rival y le invitó a pelear. Todo lo demás sobró, salvo los últimos segundos del duelo en los que Iker Chacón saltó a la pista, hizo un dos más uno y fue ovacionado por Miribilla. Los vizcaínos llegan vacíos a este final de temporada, inmersos en una lucha por Europa que cada vez se antoja más complicada. La tranquilidad clasificatoria permite encarar lo que viene con calma, aunque bajar los brazos está prohibido.
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Por cuarta vez en lo que va de temporada, los caminos del Bilbao Basket y del Tenerife volvieron a cruzarse en un partido que los hombres de negro aguardaban con sed de venganza. Se quedaron sin beber. En marzo, perdieron un encuentro ganado prácticamente sobre la bocina, que dinamitó buena parte de sus opciones en la Basketball Champions League (BCL). Aquel tiro de dos convertido por Jaime Fernández atravesó el corazón del Surne y le dejó malherido en Europa. Mes y medio más tarde, la mermada tropa de Jaume Ponsarnau, sin Hakanson y con las bajas ya sabidas de Withey y Alonso, se propuso ir al abordaje de un buque armado hasta los dientes. Solo le hizo cosquillas en el segundo cuarto. Naufragó.
El partido empezó torcido. A los seis segundos, los árbitros mandaron parar porque no funcionaba la consola de silbatos. El fantasma del Breogán sobrevoló Miribilla –en diciembre de 2021 se suspendió el choque por una avería en los relojes de posesión–, pero tras diez minutos de espera la tecnología respondió. No lo hizo el Surne, que arrancó más frío que un carámbano, una orquesta que desafinaba, inocente en sus acciones y golpeado una y otra vez por el Tenerife como si fuera un muñeco de trapo. Del 4-4 inicial se pasó al 4-14 y luego al sonrojante 8-25 con el que se cerró el primer cuarto. Nada funcionaba, ni la defensa ni el ataque, con un triste dos de siete en tiros de dos y un uno de siete en triples.
Reacción y apagón
La desventaja creció hasta menos 20 al inicio del segundo período (10-30), alarmas encendidas y aullando, y entonces el Surne se acordó de defender. Despertó de su letargo y enseñó los dientes. Brillaban los incisivos, que empezaron a hundirse en la piel canaria. Una y otra vez, mordeduras con las que el equipo se agarraba a la vida. Radicevic, Tsalmpouris y Sulejmanovic comenzaron a escupir fuego, y abajo, en la pintura propia, no pasaba ni el aire. De aquel -20 se pasó a un esperanzador 28-35 gracias a un parcial de 18-5. El Tenerife solo anotaba desde la línea de castigo con Shermadini, más protegido por los árbitros que el lince ibérico. De hecho, los hombres de negro apenas permitieron a los visitantes tres canastas de campo. Pero el trío colegial señalaba cosas extrañas, casi siempre faltas inexistentes en contra de los locales, material inflamable en Miribilla. Dos triples seguidos de Tsalmpouris acercaron a siete a los bilbaínos, que se marcharon al descanso metidos en el partido (28-37). Pero luego se vinieron abajo como un castillo de naipes.
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La consola de silbatos volvió a fallar tras el paso por los vestuarios. Al igual que los colegiados, que seguían pitando personales inexistentes. El Bilbao Basket no mordía como antes. Lo agradeció Shermadini, quien metió ocho de los primeros 10 puntos del Tenerife en la reanudación. Pases fallados, pérdidas (6), contras desperdiciadas... El Surne servía otra vez el choque en bandeja de plata a su rival. Se lo comió con patatas el Lenovo. Un 4-18 de salida y 23 abajo. Todo el trabajo del segundo período tirado a la basura. Con Smith y Reyes desaparecidos y el equipo doblado en el rebote, los 41 puntos anotados a falta del último cuarto herían la vista. Y fue a peor.
El Tenerife seguía haciendo daño. No levantó el pie del acelerador. Olió la sangre y reventó a un Bilbao Basket desfigurado, mortecino. A falta de 4'40 iba 38 abajo (43-81). La labor de maquillaje dejó la desventaja en -23. Fuegos artificiales que no tapan la falta de pólvora en el arsenal de los hombres de negro.
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