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73-98, un abismo de 25 puntos en contra. Tendría que darse un milagro para que el Surne Bilbao Basket pudiera incluso inquietar a domicilio ... hoy (19.00 horas) al Niners Chemnitz en el camino del equipo alemán a la final de la FIBA Europe Cup. Los hombres de negro quedaron sentenciados en la ida de la semifinal del torneo continental. Dominaron el primer cuarto en Miribilla, con una ventaja considerable (29-16) gracias a una defensa tenaz y un ataque muy certero. Pero esa ilusión se hizo añicos tras el descanso y el Chemnitz resolvió la eliminatoria en los primeros 40 minutos.
Esa diferencia tan negativa convierte el encuentro de hoy en la pista sajona en un trámite a cumplimentar. Aun así, queda el orgullo del Bilbao Basket para acabar de forma digna su trayectoria en Europa. Jaume Ponsarnau reconoció ayer en Chemnitz que «venimos (a Alemania ) con un lastre que hace la semifinal casi imposible, pero es una semifinal y tenemos que lucharlo todo hasta el final», aunque remarcó que «venimos con el objetivo de hacer un buen partido, el mejor partido que podamos. A ver si podemos hacer el mejor partido de nuestra temporada. A ver dónde nos lleva. Esperemos que nos lleve lo más lejos posible».
Seguro que el Surne se esforzará al máximo para despedirse de la competición con el mayor decoro. Tampoco contará esta vez con Sacha Killeya-Jones, afectado por un esguince en el tobillo izquierdo que sufrió en el duelo contra el Niners y que le impidió medirse contra el Breogán el sábado.
Esa victoria en el Pazo lucense ha inundado de tranquilidad el vestuario del Bilbao Basket. Para Ponsarnau, el duodécimo triunfo en la Liga Endesa significa «acercarnos muchísimo al objetivo más importante de la temporada, y a falta de las jornadas que quedan de la ACB, hacerlo lo más lejos que podamos en la competición europea, para representar a nuestro equipo y nuestra ciudad lo más lejos posible... A ver si nos sale nuestro mejor partido».
El conjunto sajón exhibió en Bilbao un elevado nivel. Es un bloque completo, con tiro exterior y hombre ágiles y físicos. Se entienden entre ellos y sorprenden por su rapidez. «Son un equipo con unas lecturas que nos van muy mal. Es muy dinámico, con muchos jugadores que pueden jugar de fuera hacia dentro. Y en todo lo que hacen, más que la técnica, está la velocidad. Tienen una gran capacidad de acierto. Todo esto lo hace muy difícil. Aprendimos en Miribilla que cuando nuestra energía dominó el partido, fuimos mejores, que es muy difícil dominarles 40 minutos. Se trata de ser un poco más inteligentes durante el partido, sobre todo entender que ellos tienen unos momentos espectaculares. La respuesta nuestra no puede ser perder la concentración», insistió Ponsarnau.
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