Bilbao Basket 82-74 MoraBanc Andorra

La tercera victoria seguida está en el zurrón

No está de más recordar que el equipo venía de encadenar dos victorias revitalizantes ante Manresa y Coruña, por lo que el compromiso frente al Andorra se perfilaba como la lanzadera perfecta hacia las zonas más templadas de la tabla. No por la debilidad del rival, armado hasta los dientes tanto en el perímetro como en la pintura, sino por aquello de aprovechar la inercia positiva y seguir en la cresta de la ola. Ponsarnau recuperó a Xavi Rabaseda, mientras que Kullamae continúa entre algodones. En el bando rival, la mala noticia fue ver a Shannon Evans listo para la batalla, con un Harding más caliente que la superficie del sol, autor de 24 puntos. Así que las cartas estaban colocadas encima de la mesa y los vizcaínos estaban decididos a usar todos sus ases, con Harald Frey como el primer dueño de la baraja.

Porque el noruego entendió enseguida cómo había que repartir el juego ante un Andorra con más arsenal que Corea del Norte. Dirigió y se puso el traje de anotador, con siete puntos convertidos en el cuarto inicial. También apareció Ali para tirar del carro con cinco, uno de ellos desde la línea de tres. El equipo comenzó de maravilla con un dos de dos y luego se atascó hasta el peligro de corrosión. Hubo que digerir un 0 de 12 hasta que Dragic clavó dos triples seguidos que metieron aire en los pulmones del Surne. Aún así, los hombres de negro se marcharon al descanso con un indigesto 4 de 21 desde la línea mágica (19%) –Rubén Domínguez arrancó con un cero de tres y terminó con un cero de cuatro tras su exhibición triplista en La Coruña– y un correcto 8 de 16 en lanzamientos de dos. Aún así, la franquicia de Miribilla iba nueve arriba (40-31) porque su actitud defensiva estaba a un gran nivel.

Tanto es así que el Bilbao Basket dejó al MoraBanc en 17 puntos en el primer cuarto y en apenas 14 en el segundo, bien protegido atrás y con un Hlinason inmenso en las labores de intimidación. También De Ridder picaba piedra en la pintura y Pantzar apoyaba en el rebote, con cinco al descanso. Una labor gremial de los hombres de negro que mantenía controlada la potencia de fuego andorrana. Y eso que sujetar a Harding era más complicado que coger a un pez con las manos. El escolta hizo 13 puntos en la primera mitad, el exhombre de negro Lammers aportó seis y Bassas otros tantos, principales fuentes de energía de los del Principado. Porque si el Surne estaba mal desde la línea de tres, los de Natxo Lezkano andaban aún peor con un 1 de 14 –acabaron con un 3 de 22–. Así que tocaba seguir defendiendo con el cuchillo entre los dientes para impedir la reacción visitante.

20 arriba

Pasar por los vestuarios sentó de maravilla a los hombres de negro, que salieron con una marcha más y subieron de velocidad y acierto. Un parcial de 11-0 les disparó en el marcador hasta un magnífico +20 (51-31), con minutos estelares de Gielo. El polaco facturó siete puntos seguidos –Lezkano recibió una técnica por protestar– y contribuyó a meter más carbón en la caldera vizcaína. Todo era maravilloso en el país de las Miribillas, felicidad pura, tiempo de música, vino y rosas, pero el Bilbao Basket hizo una de las suyas tan típica que había que esperarla. Surgió por combustión espontánea, en forma de apagón. Tras aquel 51-31 encajó un parcial de 7-18 que acercó al MoraBanc a solo nueve (58-49). La reacción visitante tenía nombre y apellidos y se llamaba Sekou Doumbouya. El 'cuatro' hizo nueve puntos y sostuvo a los suyos, imparable en el uno contra uno. Echó una mano Frey para llegar a los últimos diez minutos 11 arriba (62-51).

Al Bilbao Basket le costaba y sus dudas las olió el Andorra, que llegó a ponerse a seis en medio de un arbitraje dañino para los locales. Entonces Gielo clavó un triple y añadió otros tres puntos para sujetar al equipo. Apoyado en el ochomil Hlinason, que intimida más que el K2 en invierno, y colgado del brazo de Dragic, el Surne remató a los del Principado. Y eso a pesar del 8 de 37 en triples (21%). No importó. Se ganó desde el corazón y la defensa.