Vivió ayer el RETAbet Bilbao Basket una nueva etapa de su agónico y agotador sprint final por la salvación, con parada en Madrid. Duelo muy ... complicado en una cancha en la que, hoy mismo, se jugará otro partido en el que los de Álex Mumbrú tendrán mucho en juego. La derrota de ayer ante el Real Madrid obliga a rezar por una derrota del Estudiantes para llegar a la última jornada con opciones. Si no, este mismo viernes el Bilbao Basket certificará su penúltima posición en la tabla y, por tanto, el segundo billete para el descenso de categoría.
Defensa
El Real Madrid sentó las bases de su victoria en su gran actuación defensiva. A los de Laso les costó unos minutos poner en marcha su maquinaria ofensiva, pero la intensidad y su gran capacidad física les permitió imponer un nivel defensivo que el Bilbao Basket fue incapaz de contrarrestar. En toda la primera mitad vimos muy pocas situaciones en las que los bilbaínos se encontrasen cómodos en ataque.
Los locales aprovecharon los contactos y el buen uso de las manos para impedir la circulación de balón de su rival, consiguiendo también así forzar numerosas pérdidas que tradujeron en canastas fáciles en contraataque o transición. Las tres solitarias canastas de dos puntos anotadas por los de Mumbrú en los veinte primeros minutos son una buena muestra de que en la zona madridista no se repartieron caramelos. Y todo esto, por si las dificultades fuesen pocas, con Jenkins K.O. al poco de iniciarse el partido por un golpe en la ceja.
Orgullo
El Real Madrid volvió a comenzar la segunda mitad con el freno de mano echado en ataque. Pero en este caso la galbana les duró casi ocho minutos, seguramente propiciada en parte por la sensación de partido resuelto que el resultado al descanso desprendía, pero también por las grandes dosis de orgullo que el Bilbao Basket mostró en esos veinte últimos minutos. Sin bajar los brazos una vez más, los de Mumbrú consiguieron desestabilizar el juego ofensivo de los locales y con un 2-15 de parcial en esos casi ocho minutos llegaron a pensar que la remontada era posible.
Pero la enorme desventaja acumulada anteriormente y unas pocas pinceladas de acierto madridista, siempre esperadas en un equipo con tantos recursos como el blanco, les despertaron de un sueño que era demasiado bonito para ser verdad. Toca ahora recuperarse, esperar que el Burgos ayude con una victoria esta noche ante Estudiantes y prepararse para el duelo del domingo ante el Joventut, en el que, ojalá, los de Mumbrú se jueguen su continuidad en la liga ACB.
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