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Debe haber un algoritmo muy potente del que el Baskonia no logra escapar. Uno muy poderoso que le transporta aunque no quiera a algunos de ... los vicios en los que ha caído esta temporada. En un duelo en el que cuidó el balón, cargó con fuerza el rebote, fue disciplinado en defensa y tenía la merecida victoria en su mano, los azulgranas quedaron atados de pies y manos cuando Hezonja, a falta de dos segundos, se levantó con la única oposición que la suya misma de lanzar en suspensión. Para entonces, todos los azulgranas ya se temían lo peor y comenzaron a maldecir segundos después una derrota que escuece.
El algoritmo perseguía a Laso desde ayer. En la rueda de prensa previa, tocaba madera para disponer de sus trece efectivos, sin contar a un Sedekerskis al que espera para la próxima semana. El antiguo método no surtió efecto. Cabarrot tuvo que quedarse en el hotel debido a una indisposición de última hora. El técnico vitoriano también hizo alusión a uno de los «errores» que cree que lastran a su equipo desde el inicio de curso. Los tiros libres. La asombrosa habilidad azulgrana para complicarse la vida hizo el resto. Como si fuera un gafe, primero Kamar Baldwin por partida doble y después Luka Samanic desaprovecharon lo que debía ser la sentencia. El Baskonia le abrió la puerta a la derrota, muy instalada en los dominios azulgranas.
ANTE GARUBA Y TAVARES. Casi nada.
— Basket en Movistar Plus+ (@MovistarBasket) January 23, 2025
A Samanic le gustan los retos difíciles. 😳@Baskonia #Eurofighters pic.twitter.com/EdXoDGGCvH
Los tres primeros cuartos fueron puro calentamiento. El encuentro se labró y se decidió en un tramo final diseñado para las estrellas de ambos equipos. No hubo señal en el bando vitoriano por parte de un Markus Howard lastrado por las faltas y por su propia ansiedad. Laso se apoyó en la mejor versión de Forrest, la energía de Rogkavopoulos, el folclore del mejor Moneke y la pericia de Samanic.
Campazzo fue el primero en querer evitar un final agónico. estiró el marcador hasta un 74-69 (minuto 33) en lo que fue la máxima ventaja del Madrid después de un parcial de 10-2. Un cambio de ritmo que el Baskonia aún tenía. El as bajo la manga de un Luka Samanic asfixiado durante la primera parte. Suya fue la única pérdida azulgrana en este periodo. Saltó como nuevo después, esta vez en la posición de pívot, y firmó una obra de arte. Sacó a Tavares a defender casi hasta la línea del triple, como Costello en estos tres años anteriores, echó el balón al suelo y con dos botes y otras tantas zancadas, realizó un mate poderoso entre el caboverdiano y Garuba. Dos pósteres en un uno.
El Baskonia ya solo perdería el mando después de una revisión perdida y una técnica a Laso, pero volvió por sus fueros gracias al poderío de Rogkavopoulos y Moneke, baluartes del rebote ofensivo. 6 para cada uno, 21 en total. Con semejante guarismo y un parcial de 0-12 a falta de minuto y medio, solo quedaba la rúbrica. Pero los vitorianos volvieron a caer en un cautiverio con 84-88 a su favor.
Los fallos en el tiro libre de Baldwin y Samanic, y la sobreexcitación defensiva en la jugada final de Moneke, habitual en estas lides, primero yendo al suelo a destiempo ante Tavares y luego saltando en exceso y muy despegado ante la previsible finta de Hezonja, acabaron por aniquilar un buen partido del Baskonia. Tan excelso como el matazo de Samanic, similar al de Tom Copa a Sabonis, como dramático por el par de errores bajo la canasta de Rogkavopoulos o los tiros libres de Baldwin, de normal con buenos porcentajes. Por ahí también se fue la que merecía haber sido la primera secuencia de tres victorias seguidas en lo que va de curso. Mientras se resista, el Baskonia seguirá sin ver de cerca el play off de la Euroliga.
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