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Dueño de cuatro títulos de la Euroliga como jugador, Sarunas Jasikevicius firmó este domingo su primera gran obra maestra como entrenador principal. El traje que ... ajusta como un guante a una 'percha' que aún se emparenta con sus tiempos de base rompedor ya puede lucir su primera gran estrella continental después de guiar al Fenerbahce a su segundo título de la Euroliga.
La pieza que se le escapó durante su etapa en el banquillo del Barcelona cayó en sus manos en la que era su cuarta presencia consecutiva en una Final Four. Larga cacería. Abu Dhabi reunió cuatro clubes multimillonarios de la Euroliga, pero solo el Fenerbahce salió satisfecho con la inversión acometida el pasado verano.
La escuadra turca se apoyó en la alquimia de un entrenador que ha acelerado la aleación baloncestística de su equipo de manera progresiva hasta alcanzar el punto de dureza y equilibrio ideales en el momento adecuado. El Fenerbahce se llevó el título en un duelo formidable ante un As Mónaco debutante, pero con recursos sobrados como para intentarlo de nuevo.
´ónaco
James (17), Okobo, Blossomgame (5), Loyd (3), Strazel (13) -quinteto inicial-; Theis (12), Diallo (19), Jaiteh (1) y Calathes.
70
-
81
Fenerbahce
: Hall (13), Hayes-Davis (23), Biberovic (3), Gurudic (19), Birch (2) -quinteto inicial-; McCollum, Baldwin IV (13), Melli (5), Sanli, Pierre y Colson.
Parciales: 20-18, 13-17 (33-35), 18-19 (51-54) y 19-27 (70-81).
Árbitros: Peruga, Lottermoser y Nedovic. Eliminado por faltas Baldwin IV, Theis y Diallo.
La formidable consistencia defensiva del plantel otomano provocó un choque frontal con un oponente no menos robusto, con el genio individual de Mike James al timón, el valor emergente de Strazel, o el empuje de Alpha Diallo.
Los hombres dirigidos por Spanoulis arrancaron más entonados, pero el Fenerbahce suturó rápido las primeras heridas para equilibrar el duelo al cierre del cuarto inicial (20-18). A partir de ahí, la pelea fue cerrada, sin un solo respiro ni apenas margen para la escapada en el marcador. El esfuerzo colectivo atrás de ambos equipos contrastaba con la eclosión del virtuosismo en primera persona cuando se trataba mirar al aro rival. Calidad, pericia en el manejo y cargas ingentes de baloncesto de alto despliegue muscular.
En el lado turco, era el partido de héroes esperados como Nigel Hayes-Davis, Errick McCollum o Baldwin IV; pero el factor imprevisible lo pusieron un Nicolo Melli aún con veneno baloncestístico del bueno a sus 34 años y Marko Guduric, otro veterano perseguidor del gran título continental que sumó 19 puntos, 6 rebotes y 27 de valoración con un papel determinante en la recta de llegada. El alero de Ohio fue proclamado el MVP de la final con 23 puntos, 9 rebotes y 30 de valoración, pero el exterior serbio fue decisivo a la hora de resolver el duelo en el último cuarto, cuando su equipo veía como una ventaja de diez puntos se reducía de manera peligrosa tras un triple de Strazel (64-69, minuto 38).
Cinco puntos consecutivos del balcánico remediaron la crisis turca y suya fue la imagen que definirá esta final para la posteridad. Con 64-71, Guduric encara con el bote a Daniel Theis, da un paso hacia la izquierda para fintar al gigante y activa un triple frontal que termina de destrozar al Mónaco ya entrados en el minuto final con un 64-74. Un movimiento sútil de ejecución técnica perfecta, una bala de seda entre tanto sudor y tanta artillería de calibre superpesado para retratar la primera Final Four celebrada en los emiratos.
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