Pepe Laso, antes de un entrenamiento con canteranos del Unicaja. Factoría 9
Pepe Laso | Entrenador de baloncesto

«En el Baskonia siempre se atajan las frustraciones con el cambio en el banquillo»

El extécnico baskonista vuelve como analista de EL CORREO tras un curso pasado en el que «mentiría si dijera que no sufrí»

Domingo, 28 de septiembre 2025, 00:35

Cuando hace dos veranos el Baskonia anunció la contratación de Pablo Laso, este periódico perdió a su analista baloncestístico más certero. Pepe Laso (Madrid, ... 1938) renunció a seguir arrojando luz al juego de la canasta en nuestra páginas ante la incompatibilidad emocional que suponía escribir sobre la escuadra azulgrana dirigida por su hijo. El retiro ha durado un año y el extécnico baskonista retoma su actividad articulista en EL CORREO. A sus 87 años, sigue sin pelos en la lengua y con la ilusión por modelar el talento joven. De esa pasión se benefician algunos de los valores emergentes del Unicaja, a los que alecciona desde que hace meses se instalara en Málaga. «Mentiría si dijera que no sufrí el año pasado», reconoce al rememorar la pasada campaña del Baskonia

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- Se tomó una excedencia como analista en EL CORREO por razones obvias dado quién era el inquilino del banquillo del Baskonia. ¿Incompatibilidad familiar?

- Familiar, pero también por razones de cariño o de haber pertenecido o incluso seguir haciéndolo, al Baskonia. Nunca me he sentido libre de escribir sobre el club. Tanto es así que siempre he recibido llamadas de personas que me recriminan mi 'odio' al Baskonia y otras de aficionados de toda la vida que me dicen: '¡Cómo proteges a tu socio!'. Es una realidad.

Un pasado curso aciago

«A los dos meses, Pablo había aceptado que no corría con un caballo de carreras sino con un burro»

- Cómo vivió la anterior campaña sin escribir una línea en clave azulgrana?

- Soy una persona plural en el mundo del baloncesto. No vivo exclusivamente pendiente del partido del Baskonia. Lo estoy más de la marcha del juego en el ámbito nacional e internacional. Claro que me interesa el Baskonia, pero lo viví con más indiferencia por diferentes razones. Una de ellas es que, al no tener que escribir, no estaba obligado a vivir en primera fila. Luego, porque hay jugadores que me 'echan' del partido. Es el caso de Moneke. Verle acabar el encuentro, irse donde el público... Es un actor de cine centrado en lo individual, nunca en lo colectivo. Creo en el baloncesto como un deporte muy de grupo. Tal es así que estoy convencido de que ningún entrenador puede dirigir a un equipo si no tiene buenas personas alrededor.

Apuesto al colectivo

«Moneke me 'echaba' de los partidos. Es un actor de cine centrado en lo individual»

- ¿Por qué?

- Entre otras razones, porque ni los clubes ni la economía permite a los técnicos ejercer de jefes. En una plantilla hay fácilmente cinco o seis personas que ganan más dinero que él y luego el club depende de esas estrellas mucho más que del entrenador. En el caso del Baskonia, el 'asunto Moneke' es un ejemplo de lo que te estoy contando. Lo primero es conseguir buenas personas que estén dispuestas a seguir el camino del entrenador.

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Decisiones

- ¿Supuso un sufrimiento añadido ver cómo Pablo Laso no pudo cumplir los objetivos o padre e hijo conocen perfectamente de qué va el oficio?

- He vivido la profesión y sé cómo es. Pero mentiría si dijera que no he sufrido por Pablo y por la impotencia que me generó. Por su discurso personal, creo que él, al segundo mes, había aceptado que no corría con un caballo de carreras sino con un burro. Supongo que por respeto al club o profesionalidad ha llegado a donde ha llegado. No conozco las conversaciones que habrá tenido con el club, pero Pablo, a partir de noviembre, dejó de ser el entrenador de un equipo y para convertirse en un acompañante. ¿Se le puede criticar por no denunciarlo públicamente? Creo que la obligación del entrenador es transmitir a su club lo que ve. Luego, el club toma sus decisiones, que es lo que hizo más adelante el Baskonia.

Diagnóstico del Baskonia

«La velocidad de la Euroliga es excesiva para el equipo, eso hace que juegue descarrilado la ACB»

- ¿Cómo calibra la posición actual del Baskonia dentro de la ACB y la Euroliga en la actualidad?

- El Baskonia está fuera de escala en el baloncesto en el que se mueve. La velocidad de la Euroliga es excesiva para el club y eso hace que juegue descarrilado en la mayor parte de la Liga ACB. Intentar circular por las vías del AVE durante toda la temporada cuando eres un Alvia lleva a esa situación. La escala actual del club no está definida. Cuando no la marcas, todo es esperar a que suene la flauta.

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- Pero esa escala parece darse por supuesta: llegar a la Copa del Rey y a los play off ACB y competir hasta donde se pueda llegar en la Euroliga...

- Sí, pero si fuera el primer año que pasa... Desde hace unos años el Baskonia no cumple las expectativas. Ni las del propio club ni las de la afición. La reflexión es cómo se reinicia la subida. El club siempre lo hace con un cambio de entrenador. Uno con más o menos prestigio, pero siempre se atajan las frustraciones con ese movimiento.

Salto económico

«El club debe encontrar alguna fórmula para que su presupuesto crezca un 70%»

- ¿No se carga en exceso las responsabilidades en la figura del técnico en la casa azulgrana?

- Puede ser. Yo creo que los técnicos opinan muy poco sobre los fichajes en el Baskonia. Ahora conozco un poco el Unicaja y me parece que la opinión del entrenador tiene peso. Es lo mismo que ocurre en El Corte Inglés cuando el jefe de sección opina sobre sus colaboradores.

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- Este verano se ha producido un relevo de calado en la secretaría técnica con la incorporación de Xevi Pujol. ¿Cómo valora este movimiento?

- Creo que el relevo en la secretaría técnica ha sido tardío, algo que sucede a menudo cuando se viene de grandes éxitos. Esos éxitos han cerrado la puerta a una evolución que, para mí, llega tarde. En cualquier caso, bienvenida sea.

- ¿Se anima a dar un diagnóstico de la nueva plantilla?

- Me cuesta porque son muchos cambios. Hay que saber de dónde vienen los jugadores, pero también cómo se comportan. Todos, jugadores y entrenador, deben asumir cuanto antes lo que significa tener que competir en canchas como Lugo y Manresa.

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- A 'veteranos' como Tadas Sedekerskis o Markus Howard, ¿qué se les puede pedir?

- Howard tiene que comprender que el baloncesto no es una lotería, que sólo hay que tirar cuando al equipo le interesa y que esto es un juego colectivo, no individual. No es rentable jugar para que la gente se vuelva loca cuando hace cuatro triples seguidos. De Tadas alguien me dijo que es el chico que cualquier madre quiere para su hija. Él tiene que dar un paso adelante y decir: 'Aquí estoy'. Y no para poner tiritas sino para operar. Lo puede hacer, pero tiene que decidirse.

Los cinco magníficos

- La Euroliga aumenta a 20 equipos, con presupuestos importantes en recién llegados como el Valencia Basket, Hapoel Tel Aviv o el nuevo proyecto que llega desde Dubai. ¿El Baskonia contra molinos de viento cada vez más numerosos y grandes?

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- El Baskonia seguirá fuera de escala si no encuentra alguna fórmula para hacer que su presupuesto crezca un 70%. Conociendo al club, estoy seguro de que está trabajando por ello. Porque conozco a la cabeza visible y sé de su capacidad. Esto no es cuestión de sacar un conejo de la chistera sino de salir a pescar y encontrar peces. Tengo que salir al mercado y encontrar diez millones para añadir a lo que genero. Puede que al final no sean diez, pero al menos que sean cinco. Si no, es ir a la guerra sin bomba atómica.

- A sus 87 años sigue entrenando. Colabora con el Unicaja en categorías inferiores. ¿Imposible parar?

- Ahora tengo un grupo interesante, pero soy selectivo. A lo largo de mi vida, he disfrutado de entrenar a cinco o seis jugadores, que son los que han aguantado la vela de mi trabajo.

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- Dé nombres...

- El primero fue Epi, que lo tuve dos meses y me quedé asombrado. Después fue Josean Querejeta, que me quería ganar el pulso a ver quién metía más horas y terminamos empatados. El tercero es Pablo (Laso), que me despertaba aunque lloviera para ir a entrenar los domingos por la mañana. Después, Tyson Pérez, que metió sus cosas en una bolsa y se vino de Betanzos a Madrid con 19 años para trabajar mañana, tarde y noche. No quiero olvidarme de Bismack Biyombo, que pasó de la nada a ser número 7 del draft. Me llamaba de madrugada para comentarme que había visto algún movimiento en un partido de la NBA que habíamos entrenado.

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