Pablo Laso | Entrenador del Bayern Múnich

«De la expansión de la Euroliga a Dubái priorizaría más lo positivo que lo negativo»

– Ha hecho mudanza después de muchos años. ¿Cuál es el objeto más preciado que se ha llevado?

– La familia. No puedo llevarme toda porque tengo a alguno está trabajando, pero ellos son esenciales. Lo otro se puede reemplazar. Ha venido Aksel, que juega en las categorías inferiores del Bayern, Virginia y luego vendrá mi hijo mediano, que está estudiando. El mayor, está trabajando en Madrid y tendrá difícil venir. Es un cambio para todos pero poco a poco nos vamos adaptando.

– ¿Cómo es el Bayern? ¿Cuánto influye el equipo de fútbol?

– Somos un club mucho más joven que el de fútbol. Tenemos relación por el nombre, pero somos bastante independientes. Mucho más que en el Madrid. Allí va de la mano del fútbol, aquí no. Hay un proyecto estable y con mucha proyección en una liga en crecimiento. Me convenció.

– Reiteraba que quería volver a entrenar pese a que su familia estaba feliz con usted en casa. ¿Qué le gusta tanto de ser entrenador?

– Mi vida empieza jugando al baloncesto en San Viator y en el Estadio. Esa es mi vida y esa pasión no se pierde. El año pasado fue el primer año que no estuve involucrado en al menos treinta años. Lo eché de menos. Estuve muy bien con mi familia y valoré el tiempo libre, pero hubiera entrenado 'mañana' y ellos lo entienden y me apoyan.

– ¿Ganar después de ganarlo todo con el Madrid es aún más difícil?

– Ganar es siempre difícil y eso la gente no lo valora. Hay que aceptar el resultado, pero eso no significa que haya ido mal. Eso es lo que me guía a mí. Si quedamos a jugar al tenis, los dos nos vamos a querer ganar. ¿Pero si yo te gano, tu nunca más vas a jugar al tenis? No. Habrás aprendido y mejorado y pensarás 'ya le ganaré a Pablo la próxima vez'. Esto es una lección de vida. Huyo mucho del resultadismo, del todo está bien cuando ganamos y todo mal cuando perdemos.

– ¿Es el baloncesto el deporte en el que el entrenador puede tener un mayor impacto?

– Es verdad que en el partido hay que tomar muchas decisiones. Puede que el jugador que piensas que va a ser determinante se tuerza el tobillo en la primera jugada, con lo cual vas a tener que solucionar ese problema. En otros deportes también pasa, pero aquí tienes que controlar las faltas, hacer sustituciones… Es mucho más interactivo. A más decisiones, más riesgo de error.

– ¿Cuántas jugadas tiene ahora su pizarra tras un año viendo baloncesto con ojo analítico?

– No soy un entrenador muy de jugadas. Si es por jugada, te puede describir un millón. Pero soy más de aprovechar situaciones en función de las capacidades que puedan tener los jugadores. Si pinto algo para que un tirador horrible tire un triple, pues la jugada te la sabes, pero no eres buen entrenador. Las jugadas hay que adaptarlas a tus jugadores y no al revés.

– ¿Cómo se puede integrar a Carsen Edwards (Bayern, acumula -18 de valoración en dos partidos), jugador del estilo Howard, sin abusar de los balones para él?

– Porque hay que buscar lo mejor del equipo, no lo mejor para él. Sí para sacar lo mejor de él No puedo obviar que son jugadores muy importantes, muy decisivos, muy difíciles de defender, con mucha capacidad de anotación.Pero eso tengo que usarlo para el bien del equipo.

– ¿Cómo consigue que el jugador no sea egoísta?

– Lo diría si supiera la fórmula mágica. Diciéndoselo es una opción, pero a veces no es fácil. En esto, hay algunos que piensan en anotar, otros en defender y otros en coger rebotes. Yo quiero de los jugadores que sean completos y luego destaquen en una faceta. Mezclar esas virtudes es lo bonito del entrenador. Pero no solamente que el mejor anotador se dedique a eso y no defienda. Yo quiero que el mejor defensor también las meta.

– Le escucho hablar de proyectos, pero Xavi Pascual dice que eso ya no existe. Que ya solo son la continuación del éxito.

– Entiendo a Xavi. Muchas veces el entrenador se lleva una decepción porque no se mira su trabajo, solo el resultado. Es como si el chico que ha batido el récord del maratón se levantara esa mañana sin más y se hiciera 42 kilómetros en dos horas. Nadie habla del tiempo que le ha costado y todo lo que entrena. Entiendo que todo éxito es parte de un proceso. Quizás proyecto sea una palabra muy genérica. Hablemos del Baskonia. Nadie entendería lo que es hoy sin sus inicios, antes de que jugara yo. Fue todo un proceso hasta ser uno de los mejores de Europa. Si todo se va al garete por ganar o por perder un día, pues se logran menos cosas.

– Hace un año daba una conferencia en Vitoria en la que decía que su mayor ilusión de pequeño era jugar en el Baskonia. ¿Ganar la Euroliga como entrenador del Baskonia no sería ahora lo más gratificante?

– (Se ríe). De jugador, lo único que quería era jugar en el Baskonia porque no veía más allá. Ahora, he perdido mucho pelo y sigo considerando Vitoria mi casa. ¿Entrenar al Baskonia? Ya tienen un entrenador buenísimo. No sé que pasará en el futuro, pero ahora desde luego la Euroliga la quiero ganar con el Bayern. Y el Baskonia que gane a partir del jueves.

– ¿Ve posible que el Baskonia llegue al play off con la incompleta disposición de bases actual?

– Buscar un base en el mercado no es fácil. A todos nos gusta un jugador, pero como le guste al equipo de enfrente, no le puedes fichar. Al Baskonia le gustaría contar con Darius Thompson pero se lo quitó el Efes. Y no puedes hacer nada. Y le gustaría tener a Pierriá Henry, pero está sancionado. Ahora tiene dos grandes bases. Si comparas a Mannion y McIntyre con Thompson y con Henry, pues les metes en un problema. Soy de los que creo que el base es muy importante, marca el tiempo del partido y el estilo defensivo. Pero los hay de diferentes estilos. Es el entrenador el que tiene que conseguir sacar lo mejor del jugador. Yo considero a Mannion y McIntyre muy buenos jugadores. Si se crea un buen ecosistema para ellos, creo que el Baskonia puede hacer play off y es mejor que lo piensen así porque igual el base que ellos quieren no está libre.

– ¿Sabe algo de ese anhelado fichaje?

– No, no. Pero me imagino que les gustaría fichar a Sloukas y no pueden. Lo fácil es decir que hay que fichar a un tío contrastado. Y si no lo fichan, la culpa a los clubes. ¿Nos pensamos que no quieren fichar al mejor? Pero algunos, como el Baskonia y el Bayern, pues no pueden. Lo importante es creer en lo que fichamos y sacar lo mejor de ellos y creo que el Baskonia eso lo borda.

– Ya ha dicho que está a favor del 'play in'. ¿Y de la expansión de la Euroliga en Dubái?

– Vamos por partes. Creo que el 'play in' es muy positivo porque los partidos decisivos generan atracción. La Copa es un ejemplo en España y el 'play in' en la NBA. Respecto a la expansión, estoy totalmente de acuerdo en la ampliación de equipos. Mmmm (piensa), probablemente con un sistema de competición distinto pero abierto a más equipos y a otros mercados. Igual lo que habría que hacer es algo tan simple como cambiar el nombre de la competición.

– Entiendo entonces que…

– (Corta) Entiendo que si entra un equipo nigeriano, no podría ser la Euroliga. Porque chocaría mucho que un equipo africano ganara la Euroliga, ¿no?

– Pero la Euroliga lleva más de veinte años con un equipo de Israel y hasta ahora nadie ha dicho nada.

– Esa es la opinión por la que habría que pensar si esta expansión debería hacer que se cambie el nombre. Creo que hay que ampliar la competición y valorar si se debe mantener el nombre. Ahora se dice que cuando los Lakers ganan la NBA, son los campeones del mundo. Para mí, no. Son los campeones de la NBA y punto.

– Entonces con lo de Dubái, se queda más con las cosas positivas que con las negativas.

– Correcto.

– Vienen de perder ante el Panathinaikos. ¿Vuelven a ser rivales por el play off?

– La Euroliga es muy abierta. Las primeras jornadas suele haber muchas sorpresas. Es muy pronto para decir qué equipos van a estar arriba. Ahora mismo diría que mis favoritos son el Madrid y el Olympiacos, que jugaron la final el año pasado, pero es que el Barcelona le ganó en El Pireo y el Madrid pudo perder perfectamente en Vitoria. Eso te habla de la igualdad que hay. Aquí juegan los mejores y es complicado hacer quinielas a estas alturas.

– ¿Ver a Llull anotar sobre la bocina la canasta del título del año pasado le abrió la herida de la final del año anterior de no haber hecho falta para tener el último tiro?

– No, porque no sé si hubiera tenido ese último tiro para ganar o empatar. No pienso mucho en el pasado. Para bien o para mal, solo trato de mejorarlo. Esa canasta solo me produjo alegría porque reivindica la aportación de Llull y su carrera.

– ¿Qué le dijo a Hezonja para que fichara por el Madrid? Contó en este periódico que fue la mejor conversación que ha tenido con un entrenador. Y eso que no le llegó a entrenar.

– No fui especialmente adulador. Le dije lo bueno y lo malo, por qué creía que era un fichaje perfecto para el Madrid y lo que debía mejorar y mantener para ser mejor jugador y por qué creía que en el Madrid lo iba a conseguir. Me alegro que diga eso de mí.Su decisión fue muy buena para él y para el club.

– En fútbol no les gusta que entren las cámaras en el vestuario. ¿A usted le gustaría que no se emitieran sus broncas en los tiempos muertos?

– Me da un poco igual. Ha llegado un punto donde, dentro del respeto, me parece bastante absurdo que lo que venda es una 'lasina' mía. Como dicen mis hijos, ya me han visto muchas veces enfadado así en casa. Lo que no me va a hacer a mí una cámara de televisión es cambiarme. Lo que creo es que debe haber un espacio para todo el mundo. ¿Te imaginas que están grabando 'MasterChef' y entramos tú y yo a ver qué se cuece? No. Pues en el deporte, lo mismo. Hay que delimitar un poco el acceso. El baloncesto fue el primer deporte que abrió los vestuarios con la NBA, pero allí tienen marcados unos tiempos de cuándo sí y cuándo no. Creo que hablando se puede llegar a un acuerdo para todos.