
Maccabi Tel Aviv 113-85 Baskonia
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Maccabi Tel Aviv 113-85 Baskonia
El Baskonia, de cuerpo presente, de alma ausenteDefinitivamente, el Baskonia no compareció en Belgrado la tarde rotulada con tinta roja en el calendario. A la capital serbia llegaron los jugadores azulgranas, pero ... el equipo vitoriano debió de dejarse el espíritu y la energía en la cinta por donde giran los equipajes. De cuerpo presente, sí. De alma ausente, también. El cuadro de Dusko Ivanovic no amasó ni una mísera migaja de esperanza frente a un adversario que le superó desde el salto inicial hasta el doloroso epílogo. Mirada la obra, lógicamente, con las gafas de pasta azulgrana.
Esta vez no hubo opción alguna de enderezar sobre la marcha el nocivo empeño alavés de ceder rentas amplias desde el comienzo. Un pecado capital que otros días se corrige ante adversarios de menor calibre. Pero ayer se enfrentaba al Maccabi, una plantilla redonda cuando el viento de cola la empuja. Y, desde luego, el Baskonia aportó todo de su parte -seguramente muy a su pesar- para que la maquinaria amarilla fluyese hasta rodar como los chiquillos en los parques de bolas.
Maccabi Tel Aviv
(28+27+31+27): Baldwin IV (26), Brown (29), Colson (14), Cohen (3) y Nebo (4) -cinco inicial-, Cleveland (11), Webb III (8), Thomasson (-), Rivero (8) y Blatt (10).
113
-
85
Baskonia
(15+21+25+24): Miller-McIntyre (32), Marinkovic (5), Sedekerskis (11), Moneke (-) y Kotsar (6) -cinco inicial-, Howard (14), Raieste (-), Chiozza (-), Theodore (2), Díez (-) y Rogkavopoulos (10).
Árbitros: Fernando Rocha (Portugal), Matej Boltauzer (Eslovenia) y Robert Lottermoser (Alemania). Sin eliminados. Señalaron falta técnica a Howard (min.11)
Incidencias: Partido correspondiente al primer partido de play-in de la Euroliga, disputado en el Stark Arena de Belgrado ante 300 espectadores.
Pronto, demasiado temprano, se vio que el parto para alcanzar por la vía rápida el 'play off' venía de nalgas. Ya se conoce de sobra que el mariscal maneja un plantel con abundancia de puntos en las manos que flaquea por el lado de la defensa. Y ayer esa falta de diques de contención se tradujo en un auténtico naufragio, en la nula resistencia de un conjunto fundido. 55-31 al borde del intermedio, diez rebotes ofensivos locales en la primera parte... Una hemorragia sin torniquete con la que reducirla.
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Descuidos letales para contener los lanzamientos israelíes muy liberados desde el arco, azulgranas enganchados en cada bloqueo directo para mayor gloria de un Lorenzo Brown espléndido. Tiene maldición también que el base nacionalizado español se soltara la cinta anotadora del pelo precisamente ante el grupo vitoriano. El tipo de rostro pétreo se desliza elegantemente sobre la pista de baile y clava dardos con silenciador. Pero si tan bueno es convenía atarlo en corto. Pues nada. El dúo dinámico del Maccabi--él y un Baldwin que abusó de Howard tras el descanso- disfrutó al exhibir su talento frente a un oponente desarmado.
Por el lado visitante, antes del descanso sólo había noticias de McIntyre -perdedor entonces en el duelo de batutas, pero después puesto a morder con su colmillo de lobo-, de un Rogkavopoulos decidido y apuntes de Kotsar como pívot de buen ojo para las asociaciones. ¿Colectivamente? Nada. Una pena. La imagen de un grupo deshilvanado, justo de piernas y con la moral carcomida ante la neta superioridad macabea.
Después de un primer tiempo tan malo sólo cabía mejorar a la vuelta de los vestuarios. Y el arranque encendió una pequeña linterna al fondo del túnel con un triple del incomodísimo Howard y el comienzo de la traca que iba a disparar McIntyre en su conmovedor esfuerzo contra el mundo. 55-41 en el minuto 21 y un boceto primario de esperanza. Pero el fugaz intento azulgrana en esos momentos de endurecer su blandísima defensa hasta entonces representó aquello del tiro por la culata. El bloque de Oded Kattash aprovechó esos apuntes de contención agresiva mediante 'dos contra uno' para mover la pelota a la otra banda y martillear desde el arco de tres puntos. Una tortura.
¿Qué rescatar? Apenas algo. Siquiera el orgullo herido de Sedekerkis abierto en canal y la labor titánica de McIntyre con su valentía, verticalidad y condiciones físicas abrumadoras. Lejos de rebajar la graduación de la tunda, el Maccabi se aplicó a desollar al rival con Baldwin empuñando el cuchillo que le ayudaba a sostener Colson. A segundos del final, la paliza alcanzaba las dos docenas y media (113-83). Perdida la primera bola de partido, aún le queda la segunda el viernes en el santuario de Zurbano a un Baskonia capaz de todo. De las mayores hazañas y de las caídas a plomo. Confiemos en una de esas veladas ante el Virtus que nutren la leyenda de Betoño.
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Silvia Cantera, David Olabarri y Gabriel Cuesta
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