El juego de las sillas

Obradovic y su inmunidad al despido protagonizan un caso excepcional en una profesión de riesgo. Sin embargo, no es el entrenador con más temporadas consecutivas en un mismo club en el pasado reciente. Hay técnicos de paso y otros que terminan por ser líderes de una era. Un ejemplo claro es Pablo Laso (51 años), que se dispone a comenzar su novena temporada al frente del Real Madrid. El vitoriano se ha instalado en la aristocracia de los banquillos después de sumar 18 títulos, con entorchados de la Euroliga como momentos álgidos, hasta relanzar una sección que vivía entre las dudas y la mediocridad cuando accedió al cargo. Ahora, su ascendencia es indicutible, a pesar de que sus comienzos fueron tormentosos, con fases críticas en las que estuvo cerca de pasar a la lista de extécnicos merengues.

En los banquillos de los máximos aspirantes al trono europeo, no hay nada como presentar títulos para apaciguar a los dirigentes con ganas de activar el botón de eyección. Bien lo sabe Dimitris Itoudis (49 años), que afronta su sexta temporada al mando del CSKA. El preparador griego tenía todos los boletos para poner fin a su estancia en Moscú al cierre de la temporada. Solo la consecución del título de la Euroliga en la Final Four de Vitoria hizo reconsiderar la decisión al presidente del club ruso, Andrei Vatutin, que acordó la ampliación del contrato de su entrenador por dos temporadas más.

Dos generaciones de entrenadores han coincidido con la reunión en la élite de Obradovic con Laso e Itoudis. Es el escalón al que parece destinado Sarunas Jasikevicius (43 años), que sigue dando largas a los más poderosos mientras avanza en su maduración como entrenador en Kaunas. Sigue siendo el técnico de moda en Europa al lograr que el Zalgiris sea un aspirante a los play off a pesar de contar con un presupuesto bajo. El examen en un grande le llegará más pronto que tarde.

En la parrilla de salida de la campaña 2019-2020, la continuidad impera, con dieciséis entrenadores que siguen en el puesto en el que cerraron la anterior campaña. Tan solo se registran dos altas. Argirios Pedoulakis vuelve al Panathinaikos, que deja atrás un capítulo notable pero breve con Rick Pitino, aunque la reposición más sonada se registra en Milán. Ettore Messina se instala en la capital lombarda tras su etapa de reciclaje en la NBA a las órdenes de Gregg Popovich. Su decálogo vuelve a Europa con retoques tras su estancia en Estados Unidos, pero también ejerce de constructor en un club en el que cuenta con plenos poderes. Su capacidad de persuasión está detrás de las contrataciones de Sergio Rodríguez, Shelvin Mack o del tardío aterrizaje de Luis Scola. Su criterio también sentenció a Mike James. El máximo anotador de la pasada Euroliga dejó Milán para poner rumbo al CSKAcon cerca de dos millones de euros en el bolsillo en concepto de rescisión de contrato.

La vieja escuela también está presente con dos técnicos incombustibles en proyectos diametralmente opuestos. Svetislav Pesic (70 años) conduce el lujoso Barça y Aito García Reneses (72 años) gobierna un Alba Berlín donde siembra juventud y pelea en Alemania contra el dominio del Bayern Múnich, de raíz balcánica bajo las órdenes del montenegrino Dejan Radonjic. En Turquía, el inefable Ergin Ataman ve reforzada su posición en el Anadolu Efes.

Las caras apenas cambian en los banquillos de la Euroliga, pero nadie apostaría a que la foto se mantendrá inalterable en los próximos meses. Durante la pasada temporada, hasta siete clubes decidieron cambiar de entrenador. Entre ellos estuvo el Baskonia, que cerró la segunda etapa de Pedro Martínez para reabrir la tercera de Velimir Perasovic. Del grupo de equipos que debieron rehacerse tras la traumática cirugía, solo dos consiguieron colarse en los cuartos de final; la escuadra vitoriana y el Panathinaikos.