que cuando crees que debes volver al mismo lugar que conociste y en el que tan bien estabas hace un tiempo, te das cuenta de ... que ni eres igual ni el momento es el mismo y, por tanto, cuesta tanto volver a revivir aquello. Por eso los recuerdos del pasado suelen jugarnos una mala pasada en el presente: aquello fue, hoy y mañana es y será otra cosa.
Publicidad
Desde que Ergin Ataman salió tan victorioso del Anadolu Efes hace apenas tres temporadas, ningún otro entrenador ha logrado igualar aquello, más bien todo lo contrario. Ni siquiera tras reforzar la plantilla con dosis de experiencia, de calidad, e incluso de nuevos descubrimientos que pudieran convertirse en esos referentes tan necesarios que tienen los equipos que quieren optar a lo más alto, el deseo se ha hecho realidad. Parece que con Igor Kokoskov, su nuevo entrenador y con un prestigio elevado como ayudante de primer nivel en NBA, se quiere volver a estar de nuevo entre la élite de la Euroliga, junto a un equipo tan diferente al de años pasados que únicamente comparten el mismo nombre: Efes.
Al calor de Estambul, junto a la estabilidad de nombres reconocidos como Larkin, Beaubois, Osmani, Yilmaz, Dozier, Smits y Poirier (lesionado), que tan importantes han sido años atrás, se han unido otras piezas con suficiente talento y personalidad como Loyd, Weiler-Babb, Cordinier, Swider, Jones, Dessert y Hazer, para construir un equipo que ha pasado de ser un virtuoso en el juego exterior a tener una serie de piezas en las alturas de sus centímetros y capacidad física en el interior, para acostumbrarse mejor a las nuevas exigencias de la Euroliga. Aquel juego de pequeños, vibrante, intuitivo, con cuatro jugadores abriendo hasta el último centímetro del campo, ha pasado a la actualidad a abrir espacios para percutir el interior de la zona y sumar músculo donde más contacto hay, en la pintura.
Sigue siendo indispensable que Larkin, Weiler-Babb, Loyd y Cordinier tengan la mayor responsabilidad con el balón porque su calidad y su manera de entender el juego desde la generación de ventajas les aporta un diferencial difícil de contener: 1x1, tiro exterior y capacidad de asistir a sus 'interiores' físicos donde emerge sin duda Osmani como un referente total. Se le unen Smits, Dozier, ciertamente inestable pero de indudable versatilidad y peligro, y Jones para dominar la zona desde su físico pero también con su juego sin balón. Estos jugadores se convierten en 'rematadores' del peligro que generan sus 'pequeños', con lo que el equilibrio en ataque está más que asegurado.
Publicidad
El Anadolu Efes encuentra más cariño y sosiego en el 5x5 en ataque porque entiende que la capacidad de mejorar de su equipo viene sobre todo del rendimiento defensivo, precisamente por esa capacidad que el físico les permite ser versátiles también en defensa. La defensa no es solo agresividad al balón, también intensidad en el cierre de los espacios en la primera línea de pase y, sobre todo, en la capacidad de las segundas y terceras ayudas, que finalizan en el dominio del rebote, sin duda una de sus debilidades. A Kokoskov es lo que más le preocupa porque tener la posesión cuanto antes le permite precisamente que en ataque el equipo se acomode, que amase el balón y pueda compartir ventajas con claridad y acierto. Es lo que sucedió en el último partido ante París. Ya que si no es así, les será muy complicado acercarse siquiera a aquel lugar tan célebre del pasado y deseado del futuro.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión