Joventut 90-71 Baskonia

Otro chasco gigantesco del Baskonia, que se entrega ante el Joventut

«No estamos mostrando carácter, no estamos serios...». Un capitán herido por el resultado, pero sobre todo por la imagen y el mal intrínseco del Baskonia de Pablo Laso. «No estamos haciendo la defensa que habíamos preparado». El conjunto azulgrana se entregó de inicio, petrificado cada vez que atacaba el Joventut, y acabó por jugar con los brazos caídos casi todo el último cuarto. La Penya se confirma como el verdugo de un equipo vitoriano cuyo mayor enemigo es él mismo.

Al Baskonia le volvió a faltar juego, intensidad y vértigo para cumplir con la propaganda del club, que anunciaba un parque de atracciones al principio de temporada. La diversión está igual de entredicho que el nivel defensivo. Tampoco el ataque es descollante, pero es el pilar de este equipo. Sin plan colectivo definido al que agarrarse y unas individualidades apocadas, anotar fácil es el único resquicio para que el engranaje funcione. Pero ayer no fue la tarde de Howard, tampoco se dio un partido estratosférico de nadie, Sedekerskis empezó en el banquillo y cuando salió el marcador era 13-2, y Moneke sigue sin ser Moneke, desnaturalizado y, aún peor, indiferente hasta para atacar.

Inauguró el Joventut el partido con el dinamismo en ataque de un equipo con las ideas claras. Una efervescente demostración de poderío que abrumó al Baskonia, de nuevo frágil, sumido en un atolladero en un santiamén, y sin una referencia a la que agarrarse para darle la vuelta al marcador. Tardó más de siete minutos en anotar la primera canasta en juego (Forrest, 18-6).

El inicio poco halagüeño dio paso casi directamente al desenlace. Los movimientos de banquillo favorecieron a los de Dani Miret, con Dekker y, sobre todo, Robertson exquisitos. Todo lo que perdonaron los verdinegros en la pintura lo castigaron desde el perímetro. Era un 7 de 11 en triples al descanso, la mayoría liberados por un quinteto desarbolado. Fuera quien fuese cada uno de sus integrantes.

Se notó ahí la baja de Rogkavopoulos, un aliado para Sedekerskis a la hora de entregarse en la pista y con capacidad para entrar en combustión en ataque. Los de Laso no lo hicieron ni con la prometedora puesta en escena de la segunda mitad. Su determinación duró dos minutos, lo que tardó en provocar que el Joventut entrara en bonus. Hasta ahí llegó la agresividad del Baskonia. Para colmo, fallaron 4 de los 8 tiros libres en esos diez minutos; 9 en total. Con la concentración en otra parte.

El partido quedó sentenciado con el mate a placer de Dekker, bien acompañado durante la carrera por Moneke (62-44, minuto 28). Después del partido haría otro para conocer el sexo de su segundo hijo. Laso puso los brazos en jarra y miró al techo. La superioridad fue abrumadora por parte del bando catalán, con un resultado que hasta se antoja corto si no llega a aparecer Samanic en el último cuarto, con 13 puntos. La única muestra de espíritu de un Baskonia de nuevo con la pólvora mojada (6 de 25 en triples). Estrellado con estrépito ante un muro construido con cada bote de más y cada pase de menos de los jugadores azulgranas. De nuevo incapaces de ganar tres partidos seguidos y pendientes del Manresa.Con el play off en riesgo y la sexta plaza casi imposible.