Sin la garantía de Howard
El escolta azulgrana pierde brillo, con un 0 de 15 en triples en sus últimos tres partidos
La insoportable angustia de perder sigue instaurada en el Baskonia y es especialmente descorazonadora en la figura de Markus Howard. El escolta estadounidense vio desde ... el banquillo toda la segunda parte sin una lesión acuciante, algo que sí frenó a Trent Forrest. El timonel peleaba por el rebote en la última acción del primer tiempo cuando notó un tirón en la parte de atrás del muslo de la pierna izquierda. Se quedó un minuto dolorido y tumbado en el suelo y, pese a que logró irse al vestuario por su propio pie, no pudo volver a jugar. «Le perdemos para el segundo tiempo», confirmó Galbiati sobre una posible lesión muscular.
Lo de Howard fue un golpe. Un problema, en el dedo corazón. Pero desde el club indicaban que estaba disponible para Galbiati, que optó por no conceder minutos a la estrella del equipo. Así lo indica su estatus, su contrato y su currículum. El máximo anotador de la Euroliga 2023-2024, con un promedio de 19,5 puntos por partido, ha perdido el brillo de aquel astro que en estos momentos no marca el rumbo del conjunto vitoriano, sino la frustración y la ansiedad.
Su participación en la primera mitad fue aciaga. Intentó 5 triples y no encestó ninguno, con lo que su balance es de 0 de 15 en sus últimos tres partidos. Zaragoza, Panathinaikos y París. Entre medias quedó el duelo liguero ante el Real Madrid, en el que Galbiati tomó la decisión de descartarle después de declarar que «estaba fuera de forma» y que «necesitaba entrenar». Tampoco le vendría mal un chorro de confianza. El desacierto exterior desluce a un tirador letal, pero es la precipitación en la toma de decisiones y la defensa las que lastran una versión de lo más mansa para el rival.
Trent Forrest sufrió un pinchazo en la parte posterior del muslo izquierdo y se perdió la segunda mitad
Anoche, en el primer balón que tocó, rehusó el espacio que tenía para tirar. Optó por penetrar, una acción que desde el curso pasado mantiene muy en segundo plano, con la mala suerte de que el pie del pívot Faye cayó sobre el suyo. El susto le alejó definitivamente de la zona, como si tuviera miedo al contacto. A partir de entonces, su concurso se limitó a lanzar, a veces con menos ventaja de la que gozó en esa primera acción, y a sufrir en defensa. También recibió un golpe en el dedo, una de esas desdichas que generan más frustración que dolor. Se le vendó el dedo, pero, al igual que en el inicio del curso pasado, se le notaba incómodo sobre la pista.
No es la primera vez que el jugador que fue capaz de anotar al menos un triple en 37 de los 39 partidos continentales de su mejor temporada atraviesa una mala racha. En noviembre del curso pasado estuvo cuatro partidos consecutivos vacía desde la línea del 6,75. Acumuló un 0 de 22 ante Efes, Mónaco, Olympiacos y Zalgiris. Puede ser ocasional, pero resulta hiriente con la sensación de que el grupo cambiaría mucho con otra versión de Howard, en labores emocionales desde el banquillo para tratar de rebajar la frustración que empezó a apoderarse del Baskonia en el tercer cuarto. Dos faltas de tres tiros, Diakite bramando por una falta en ataque, Galbiati negándole la mano a Sedekerskis...
El 8 de 35 de París, un 22% de acierto en triples desvela la mala relación de los vitorianos con la larga distancia. La situación puede estar afectada por factores puramente baloncestísticos como anímicos. La puntería puede ir por rachas y de primeras ha tocado la mala. Todavía es pronto para sacar conclusiones pero no para reflexionar. Más aún sobre las labores defensivas.
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