Partizan-Baskonia
Los exbaskonistas que ganaron en Belgrado: «Es como jugar 15 personas contra una nación entera»Foirest, Sconochini y Dani Díez rememoran los últimos triunfos del Baskonia en la temida capital serbia. «El suelo parece que vibra»
Infierno. Es el término empleado por muchos jugadores cuando les piden explicar con una palabra lo que se siente al jugar en Belgrado. A los ... más despegados del ardor competitivo les parecerá una exageración. Pero a los que lo han sufrido no les chirría. «Un partido allí son 15 personas contra una nación entera» es la descripción que propone Laurent Foirest 23 años después de ganar con el Baskonia en el feudo del Partizan. Ningún otro equipo azulgrana lo ha logrado desde entonces.
El alero zurdo y elegante de la plantilla del doblete tiene muy marcados aquellos duelos de ambientes atronadores. Aquellos en los que los espectadores se prometen presenciar in situ al menos una vez en la vida y que los jugadores quieren experimentar en señal de competir allí donde las victorias son todavía más estimulantes. «Es una verdadera satisfacción», rememora el francés, que tiene presente la celebración al sprint que realizaron en aquel lejano ya 16 de enero de 2002. «Apenas hubo tiempo para celebrar sobre la pista. Al sonar la bocina corrimos a refugiarnos al vestuario». Les llovía de todo. Desde botellas hasta monedas.
«Es mágico», recuerda Hugo Sconochini, otro de los artífices del mencionado triunfo. El argentino era de los que disfrutaba de ambientes hostiles. «A mí me emocionaba ver tanta gente compenetrada, unida. Ser un hincha de un club genera un sentimiento de pertenencia único, y muchas veces también es una cuestión de fe. Ver tan unida a una sociedad es muy bonito», se explaya tras haber impartido una de sus clases diarias de pádel.
Los tiempos han cambiado. Aquel encuentro que colocó al Baskonia como líder de su grupo se disputó en el Pionir, vestigio de ese baloncesto enardecido. «¿Sabes cuando se dice que se siente el aliento en el cogote? Pues eso era», detalla. El posterior traslado al Belgrado Arena, inaugurado en 2004 y que ya ha albergado dos Final Four bajo otros nombres comerciales, representa los aires de modernidad del nuevo baloncesto serbio. Especialmente en un Partizan acostumbrado de forma histórica a competir con jugadores locales. Este curso, el exazulgrana Marinkovic y Pokusevski son los únicos nacionales con peso en la rotación; con la clásica batuta de Zeljko Obradovic.
El tiempo avanza ralentizado en la capital serbia. Los partidos con el marcador a favor se hacen largos. Si el resultado es adverso, resulta un calvario. No es lugar para lamentos. «Hay mucha presión. En una cancha así los árbitros se inhiben un poquito... pitan dos cosas para el equipo de casa y cambia todo», apunta Sconochini, que recuerda que tiene muy claros los porqués de que aquel equipo dirigido por Dusko Ivanovic no se descompusiera (59-65). «Defendíamos muy bien y eso es clave para ganar allí». Como si algún campo magnético influyera para que al equipo local le resulte más fácil atacar. La esencia del montenegrino también caló muy hondo en Foirest, que coincide con su excompañero. «Aunque no sea tu mayor fuerte, tienes que hacerlo», asegura. Entre los dos, lograron contener a Scepanovic. «Promediaba 19 puntos y en Vitoria nos metió 28. Dusko siempre me ponía con los exteriores más fuertes», evoca el galo sobre el escolta yugoslavo que aquel año maravilló a Europa y encandiló a las oficinas del Baskonia. Pero eligió Bolonia.
«Más gente de la que cabe»
El equipo cambia de referentes y de pabellón, pero en él se concentra la misma hinchada que vive por y para el baloncesto. La del Partizan hizo temblar hace tres semanas la estructura del anfiteatro del Gaston Médécin en su último desplazamiento masivo a Mónaco. «El ambiente de Belgrado es algo distinto a lo que estamos acostumbrados. Allí parece que el suelo se mueve y vibra. Es alucinante», comenta Dani Díez, que el año pasado salió vencedor del Stark Arena, pero con el Estrella Roja de rival. «Juegue uno u otro es muy parecido. En los dos me parece que entra más gente de la que cabe, muchos sentados en las escaleras».
Los silbidos se empiezan a escuchar desde una hora antes de empezar el partido. «Yo creo que eso a la mayoría nos motiva. Pero luego para gestionarlo, se nota los que tienen más experiencia», concluye el madrileño, ahora líder de la LEB Oro (ahora Primera FEB) con el San Pablo Burgos. «Jugadores como Luwawu (Cabarrot) y Chima (Moneke) pueden dar un paso al frente en esa situación para volver a ganar allí», culmina Foirest en la víspera de que el Baskonia se adentre en el infierno. Sin llamas pero con humo. Ya sea de bengalas o cigarrillos.
El Olympiacos se gasta 550.000 euros sobre la bocina para reforzar el puesto de base con Saben Lee
La Euroliga cerró ayer a las 18.00 horas el mercado de fichajes con un movimiento sobre la bocina. El Olympiacos inscribió a última hora al base Saben Lee, por el que pagó 550.000 euros al Manisa turco. El estadounidense firma hasta 2027 tras brillar en los pocos partidos que disputó con el Maccabi este mismo año. Los israelíes fueron los primeros en pagar su cláusula de rescisión, pero el jugador se negó a jugar en Tel Aviv por la guerra y fue cortado. Además, se confirmaron otros movimientos que estaban avanzados. El Alba Berlín fichó al interior Robert Baker II (2,08 y 26 años); el Zalgiris, al base-escolta Isaiah Wong (1,91 y 24) en sustitución de Lonnie Walker IV y el Maccabi se reforzó con el base Jimmy Clark III (1,90 y 23)
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