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Un desliz inoportuno pero remediable
Un despiste en el rebote y un tiro final errado por Forrest rubrican la derrota en Burgos de un Baskonia aún borroso
Tras la prueba sin testigos ni estadística ante el Gipuzkoa Basket, el Baskonia dejó este viernes ante el San Pablo Burgos la primera muestra visible ... y palpable del trabajo de pretemporada. Dado que los equipos tienden a 'engañar' durante los períodos de preparación, no hay más remedio que archivar lo visto en el Coliseum burgalés como una prueba clara de que la construcción azulgrana apenas deja entrever cimientos definidos ni junturas firmes. Nada grave.
Perdió el Baskonia en la cancha del San Pablo Burgos sin dramas y después de que Trent Forrest no pudiera forzar la prórroga con su tiro lateral, que terminó con el balón golpeando el lateral de tablero. Demasiado forzada la última bala vitoriana después de que la defensa burgalesa adivinara la estrategia trazada por Galbiati en el tiempo muerto para resolver una última posición de cinco segundos y siete décimas.
San Pablo Burgos
Samuels (7), Rubio, Gudmundsson (11), Fischer (13), Jackson (15) -quinteto inicial-; Nzosa (2), Corbalán (16), Díez (17) y Meindl (9).
90
-
88
Baskonia
Forrest (18), Hamidou Diallo (12), Joksimovic (13), Samanic (25), Diakite (9) -quinteto inicial-; Villar (2), Diop (2), Royo, Frisch (5), Khatiashvili y Hrabar (2).
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Parciales. 27-23, 18-21 (45-44 al descanso), 18-23 (63-67)
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Árbitros. Juan Pedro Morales, Cristina Adán y Rodrigo Garvin. Eliminado por faltas Hamidou Diallo (M. 35).
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Incidencias. 2.823 espectadores asistieron al encuentro disputado en el Coliseum de Burgos.
Instantes antes, el propio Forrest sumó un triple después de que la pizarra del nuevo técnico azulgrana funcionara como un reloj. En el sprint de llegada, Luke Fischer puso la argamasa bajo los aros para cimentar el triunfo burgalés, con un rechace ofensivo determinante que dejó en mal lugar el cierre del rebote vitoriano. Un desliz estival que recuerda que hay que mantener la atención, meter codos y cuerpo en una labor en la que, hasta el instante clave, el Baskonia se había manejado con corrección.
Se escapó el triunfo a una escuadra vitoriana que funcionó a ráfagas, con Luka Samanic (25 puntos y 27 de valoración) como gran referencia interior, ejemplo de ese estilo ofensivo que explota el bote y mira el aro de cara. Quedaron sobre el parqué del Coliseum detalles individuales y algún borrador en ataque de la apuesta colectiva de Galbiati, con un juego abierto, sin temor a llegar tirando y con una voluntad clara de compartir el balón y convertir el pase en un credo. Queda por endurecer la maquinaria defensiva, aunque energía no le faltó a un conjunto vitoriano todavía incompleto.
Trent Forrest fue el mismo de la pasada campaña, el timonel pausado, con ahorro de revoluciones. También fue capaz de asumir un papel estelar para apurar la remontada en el últimos cuarto después de que Dani Díez pusiera contra las cuerdas a su exequipo con una ráfaga de triples que apuntaló un parcial de 12-4 (76-71 minuto 35). No lograría la escuadra alavesa terminar de subirse de nuevo al encuentro hasta los segundos finales, sin demasiado resuello pero, al menos, con alguna opción de alargar el duelo hacia el triunfo extra que no terminó de consumarse. El San Pablo Burgos se impuso por eficacia, fogosidad a ambos lados de la cancha y una mejor puntería en sus tiros de campo para compensar el desequilibrio en el rebote, a favor del Baskonia.
Fue un primer golpe para olvidar en un duelo con demasiados jugadores ausentes que están llamados a tener un papel de peso durante la campaña 2025-26. Entre los recién llegados, sobresalieron Hamidou Diallo y ese físico desbordante que necesitó algún momento más de temple, la mala tarde en los tiros libres de Rafa Villar o algún detalle difuso de Diakite. Nada que permita encasillar a nadie ni designar defectos antes de tiempo.
Galbiati, el mecánico
Pantalón corto azulgrana marino y camiseta blanca de cuello, en consonancia con la indumentaria de su cuerpo técnico. La primera estampa visible de pretemporada de Paolo Galbiati luce impoluta, pero en este momento es un mecánico que afronta una labor ingente. Su tarea no es otra que ensamblar un amasijo de piezas de naturaleza dispersa mientras prueba permutas y quintetos en cancha que, a buen seguro, quedarán borrados del disco duro de este nuevo Baskonia en pocas semanas.
Como no puede ser de otra forma a estas alturas de calendario, la sala de máquinas azulgrana está patas arriba, tal y como quedó demostrado en Burgos. Allí campa un conglomerado de jugadores de rol dispar: los profesionales que están presentes desde el minuto uno de la temporada empastan con los jóvenes listos para echar un cable y dejar algún que otro destello esperanzador de cara al futuro.
En este ecosistema naciente nada es firme. El baloncesto se coge con pinzas mientras los protagonistas tratan de convertir los conceptos memorizados en ejecución instantánea y certera sobre el parqué. Un auténtico imposible.
Mientras, Galbiati ejerce de profesor aleccionador de sus jugadores en algunos momentos, corrector vehemente en otros y altavoz de protestas hacia los colegiados. Es pretemporada, todos se miden y se esperan para cuando toque la competición en serio. Aquel momento no está tan lejos. Para el Baskonia, será el próximo 30 en el Buesa ante el Olympiacos. Quedan jugadores por incorporarse tras el Eurobasket y varios mundos por ajustar. En cualquier caso, en el segundo ensayo de pretemporada, primero con resultado y a puerta abierta, Galbiati también dejó entrever esos rasgos de personalidad que le catalogan como un técnico capaz de azuzar a sus jugadores sin descanso.
No dejó de alentar Galbiati a Stefan Joksimovic. El joven valor esloveno se destapó como una de las piezas más interesantes de la cantera baskonista. A sus 17 años, el exterior balcánico supo abrirse paso entre la 'gente mayor' para convertirse en uno de los focos de más interés del amistoso. Llegarán Spagnolo, Sedekerskis, Luwawu-Cabarrot y se recuperará Howard, pero Joksimovic dejó ayer claro que tiene recursos y carácter para seducir a Paolo Galbiati.
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