Combatir la apatía
Se enfrentaban en Madrid dos equipos que venían de recibir dos duras derrotas en Rusia. Tanto el Baskonia como el Madrid no creo que pudieran ... llegar al salto inicial con mucho ánimo. Ni, desde luego, con el depósito lleno de energía tanto física como mental. Ambos hubieran preferido aplazar el encuentro, irse a casa, descansar y encontrarse en una mejor situación. Los comienzos del partido fueron fríos, parecía que el Baskonia era un equipo roto, sin la más mínima respuesta. No fue así.
Si alguna virtud tiene Ivanovic es que, en su ADN, el baloncesto se vive con pasión todos los días, que no se tira un partido para estar mejor en la jornada siguiente. Y, sobre todo, que no se reserva a nadie que pueda jugar. Consecuencia de esa forma de ser fue la victoria en la pista del Madrid, que llevaba no sé cuántos meses sin perder un partido en su pista. Estoy seguro de que algún purista de casa o de fuera dirá cosas como que la temporada se les va hacer eterna, que la integridad física de algún jugador corre peligro... Acepto que los 40 minutos de Shengelia son siempre peligrosos y que estas batallas tienen consecuencias físicas no deseables. Pero también presentan vertientes muy positivas; qué decir del subidón anímico y, por encima de todo, el acto de hacer comprender a los jugadores en qué tipo de equipo compiten y el ilusionante camino que todavía les queda por recorrer.
El Baskonia de hoy en un equipo limitado en jugadores, ansioso por ver curado a algún lesionado, carente, a excepción de Shengelia, de hombres que se echen el equipo a la espalda. Henry lo desea, pero le faltan temporadas europeas para dosificar y encauzar su desbordante físico.
La temporada vive ese momento tranquilo en el que ya se han marcado posiciones para el futuro. Ahora es momento de valorar cómo llegar en buena forma a los momentos finales del curso y, sobre todo, saber quién vale para reconstruir un futuro Baskonia tan competitivo como ha marcado su historia. Para los aficionados, ganar en la cancha del Real Madrid debe suponer una garantía de que el equipo lucha por combatir la apatía que estaba presidiendo los partidos en el Buesa.
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