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Aitor, Sergio, Josu, David y Asier. Jaime y Marian, con el padre de Sedekerskis. David Caño y Jaime Bobadilla

La celebración de la afición del Baskonia en Kaunas. «Gracias al club que nos sacó pizzas para cenar»

Una cuadrilla de jóvenes y otra más veterana relatan la «inmejorable experiencia» de ver conquistar una de las grandes canchas de la Euroliga

Viernes, 29 de noviembre 2024, 17:44

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Jaime Bobadilla, su mujer Marian y sus amigos Javier y Loli se ríen sin parar al recordar la experiencia que vivieron anoche en Kaunas. «Dábamos el partido por perdido. Yo ya le daba la enhorabuena a los de al lado», reconoce el primero, directivo del Baskonia en los años 70. Ya están de vuelta en Benidorm, donde pasarán unos días más de vacaciones, felices por la victoria azulgrana en un «ambiente alucinante» que conocieron por primera vez.

En Lituania apurarán el fin de semana David Caño y su cuadrilla. «Estuve aquí de Erasmus en 2019 y llevaba años calentándoles de que teníamos que venir. Y fíjate... una experiencia inmejorable». Los dos grupos, junto con otro puñado de estudiantes desplazados desde Polonia, representaron la montaña rusa de sensaciones que vivió la afición baskonista, unida a través de dos generaciones de seguidores.

La cuadrilla baskonista pasará el fin de semana en Lituania. David Caño

«Puede que más por el hecho de ir allí al pabellón, pero íbamos convencidos de ganar. Notamos a Laso más optimista en la rueda de prensa previa y pensábamos que les daríamos suerte», cuenta Caño. El nivel de esperanzas decreció según avanzaba el segundo y el tercer cuarto pese a que la venta de alcohol en el Zalgirio Arena trataba de evitarlo. «Veíamos que nos barrían, que no jugábamos a nada... pues ronda y palomitas». La diversión estaba asegurada y llegó de la mejor manera. «Comenzaron a recortar la desventaja, nos vinimos arriba y...». Y a celebrar la primera victoria del Baskonia en Europa esta temporada.

Howard fue de los muchos jugadores que se prestaron a sacarse fotos y firmar autógrafos. David Caño

«Estuvimos con los jugadores al final del partido. Menudo abrazo le pegó Moneke a mi mujer», relata Bobadilla. Entre cánticos, fotos y autógrafos, el club le añadió más picante a la celebración. «Nos sacaron media docena de pizzas para todos», revelan los más jóvenes. «Y menos mal por que si no a ver qué cenábamos a esas horas...», evoca de nuevo el aficionado más veterano, boyante de que sus compañeros de viaje disfrutaran en su primer partido de baloncesto. «Al principio no querían ir al campo y ahora aficionados a tope. No me digas que no tiene gracia», expone.

Loli y Javier disfrutaron de su primer partido como baskonistas. Jaime Bobadilla

Los cuatro avezados vitorianos se fueron al hotel con la pizza a reponer fuerzas. «Fuimos el martes desde Alicante y ya nos tocaba volver». En la noche previa al partido vivieron otra anécdota para el recuerdo. «Primero nos encontramos con los padres de Raieste y luego con los de Sedekerskis. Y el padre de Tadas me regaló una insignia con los escudos del Neptunas Klaipeda y del Zalgiris», agradece Bobadilla, que en agosto ya compró las entradas para el partido.

En plenas fiestas de la Blanca, a Aitor, Sergio, Josu y Asier les acabó de convencer David Caño. «Que está guapísimo y la gente no es nada hostil», les animaba. «¡Venga, vamos!», le dijeron en el fragor de la noche. A la mañana surgían las dudas. «¿Estamos seguros todos de que tendremos los días libres?». Vuelo de Bilbao a Málaga y de allí a Kaunas. «Para llegar a comer, previa y victoria», cuentan con algo de «dolor de cabeza».

Más de 6.000 kilómetros para ser partícipe de un «ambiente único de baloncesto», como cataloga Bobadilla. «Van todos uniformados, nosotros en Vitoria somos más sosos». El Zalgirio Arena le recordó, salvando las distancias, a Miribilla. «Pero multiplicado por 1,6». Todos ellos se sintieron como en casa. «Hacía frío pero como en Vitoria», coinciden los dos grupos, unidos ya para siempre en el baúl de sus recuerdos. «Quiero resaltar que tuvieron un trato exquisito con todo el mundo», concluye el más veterano, aún en «una nube». «Como la noche de Reyes».

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