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Un saque de fondo regalado al contrario y un triple mal defendido llevaron al Baskonia a perder la opción de recuperar el 'average' particular ... ante el Gran Canaria. Era la carta mágica que, en caso de empate a victorias con los insulares al final de la fase regular, permitiría a los vitorianos un mejor puesto en la clasificación. A estas alturas, ya no sorprenden errores de tanta magnitud en momentos tan poco oportunos. «Es nuestro ADN», reconoció en sala de prensa Pablo Laso. Preguntado sobre las razones de que semejantes despistes se repitan a estas alturas de temporada, el técnico fue un muro. «No tengo respuesta. Me encantaría dártela, pero no la tengo», zanjó el preparador azulgrana. Bendita paciencia la que gasta el exalumno de San Viator.
Por supuesto que Pablo Laso tiene la respuesta. Otra cuestión es que sea conveniente hacerla pública. Después de 23 victorias y 27 derrotas en lo que va de temporada, todos se conocen en la plantilla y el cuerpo técnico del Baskonia. Entrados ya en el sexto mes de competición, el entrenador alavés tiene ya una idea clara del grado de concentración y compromiso de algunos de sus jugadores, sus virtudes individuales y quiénes son más capaces de tirar por la vía del baloncesto asociativo, ese en el que se comparte el balón. También sabe quién se pierde en un exceso de botes, quién tiende a quitarse el balón de encima y quién ni siquiera levanta el brazo para puntear el tiro de un rival. Hay ciertas situaciones que se entrenan, se corrigen y se repiten hasta que todo sale. Pero la manera en que cada baloncestista afronta una situación de tensión es algo que se suele traer aprendido de casa. La experiencia ayuda, pero también es un hecho que los hay con un programa informático en la cabeza que les lleva a tomar la mejor decisión en un alto porcentaje de ocasiones y otros que no aprenden ni pasada la treintena.
Pablo Laso se ha abonado a la paciencia en su primera temporada como entrenador del Baskonia. Aquellas 'lasinas' de sus tiempos al mando del Real Madrid han quedado atrás. Apenas se encuentran momentos de bronca desaforada en los tiempos muertos y sus alocuciones públicas tienden a mantener las cabezas sobre los hombros de los títeres. Eso sí, sus palabras también dan para mensajes más o menos sutiles con carga de profundidad. Tras el partido ante el Gran Canaria, Laso emitió un elogio público a Tadas Sedekerskis, del que destacó su solidez, que es justo la característica que tanto cuesta detectar en algunos de sus compañeros y en el retrato colectivo del Baskonia actual.
No es un año fácil para el capitán azulgrana, buen conocedor de lo que supone defender la elástica baskonista y que, tal vez, se ha visto obligado en los últimos tiempos a recitar la cartilla en el vestuario a algún vecino de taquilla con mayor o menor éxito. Además, conviene no olvidar que Sedekerskis firmó la pasada temporada una renovación con la entidad azulgrana con la que mejora su sueldo, seguro que de manera merecida, pero que también le pone 'deberes' para no acomodarse en el molde de jugador de pelea y sacrificio. Luego, están las inoportunas lesiones musculares que han llevado al descanso obligado a un jugador que en anteriores campañas parecía poco menos que irrompible. Casi nada se pone de cara para el capitán en un curso con muchos sinsabores. Como Laso, el alero báltico también respira y cuenta hasta diez en más ocasiones de las que le gustaría, aunque a sus 27 años puede que disimule peor sus momentos de impotencia.
Tadas cumplirá el próximo sábado diez años desde su debut en el Baskonia. La fecha es redonda para la efeméride, pero hagamos un poco de historia ya que está tan de moda en el territorio Ondare echar la vista atrás con toneladas de nostalgia, memoria selectiva y baja lectura crítica. El exterior lituano debutó con 18 años en un duelo ante el Joventut correspondiente a la campaña 2014-15, en la que tan solo disputaría dos encuentros más con el Baskonia. En total, veinte minutos escasos en todo un curso bajo las órdenes de Ibon Navarro tras haber arrancado el año en el Araberri, entonces en LEB Plata. A partir de ahí, períodos de cesiones en Peñas Huesca, San Pablo Burgos o el Nevezis lituano, alternados con retornos a la capital alavesa hasta consolidarse, no sin complicaciones, en la primera plantilla azulgrana. Y todo sin perderse en un camino repleto de vías secundarias, giros indeseados y, por qué no, alguna decisión discutible tomada tanto por el Baskonia como por la agencia de representación del jugador. Dar tantas vueltas como las que dio Tadas Sedekerskis y no tirar la toalla ni perder la brújula sí que imprime carácter. Y también ayuda a la ingrata labor de mandar en un vestuario donde se sospecha de la existencia de más de un oído sordo.
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