
Un banquillo para valientes
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Aparcado hasta otra ocasión el clasicismo de Dusko Ivanovic, al Baskonia le toca exprimir al máximo su imaginación para encontrar un nuevo entrenadorSecciones
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Análisis ·
Aparcado hasta otra ocasión el clasicismo de Dusko Ivanovic, al Baskonia le toca exprimir al máximo su imaginación para encontrar un nuevo entrenadorLlegó Dusko Ivanovic a finales del pasado año como el faro que se ilumina y da cierta calma a un barco sin luces ni referencias ... como era entonces el Baskonia. Tomaba el mando de una plantilla con la confianza por los suelos, con deficiencias estructurales graves en el puesto de base y una sensación generalizada de endeblez. Antes de abrir su cuarta etapa en Vitoria, pidió un director de juego y se le trajo a Chris Chiozza, un reemplazo urgente que no terminó de cuajar. Más adelante, el club daría salida a Nico Mannion en dirección a Varese y buscaría otro base en la persona de Jordan Theodore. Ninguno funcionó y quién sabe si el preparador montenegrino llegó a tener sus dudas respecto a Codi Miller-McIntyre, 'uno' deslumbrante y solitario, con una eclosión sorprendente en su primera temporada en la Euroliga y que ahora se encuentra entre los jugadores más seguidos en su puesto. ¿Un reemplazo para Khalifa Diop? El club no lo encontró y no había para más. El técnico afrontó la recta final de campaña con dos torres de talla media como Costello y Kotsar. Era lo que había. Es lo que hay.
Llegar a los cuartos de final de la Euroliga fue un milagro. Quedarse fuera de la Copa del Rey y de los play off, dos fracasos. En la hora de repartir méritos y culpas, Ivanovic tendrá su parte, pero también la entidad de Zurbano. Tan cierto puede ser que el técnico acortó aún más una plantilla no muy extensa como comprensibles ciertas de sus decisiones a la luz del nivel general de la tropa reclutada por la entidad. Club y técnico se reencontraron 23 años después de su primera cita y a buen seguro que ambas partes constataron cómo pasa el tiempo. Ni Ivanovic parece ser el preparador implacable y de bronca atronadora de antaño ni el Baskonia lo tiene fácil a la hora de restañar errores estivales de planificación con la temporada ya en curso. Son tiempos complicados para esa forma tan singular que tienen técnico y club de entender el negocio de las canastas. Ambos pueden buscar líneas más innovadoras, vestir el producto de forma más vistosa o dulcificar el discurso público, pero siempre se vuelve a la esencia: el esfuerzo como la única vía para alcanzar la luna.
Sorprende que al final de la temporada Ivanovic y el Baskonia se dieran una oportunidad más. Se tendió a pensar que la continuidad de la relación parecía una vía inexorable a pesar del desgaste del técnico tras una temporada que no pudo dejarle satisfecho y de las incertidumbres del club. No hubo acuerdo en la negociación y solo nos queda elucubrar sobre las diferencias a la hora de construir una plantilla que dieron lugar al adiós. Que si tal pívot no está para grandes guerras, que si aquel jugador debe jugar minutos para alcanzar el valor de mercado previsto, que si es necesario un primer o segundo base... Posturas firmes e inamovibles, quizás con alguna palabra a mayor volumen que otra. Al final, un saludo y hasta la próxima.
El Baskonia ha archivado la cuarta etapa de Ivanovic y vuelve a la caza de un entrenador. Del clasicismo que encarnaba al montenegrino a la necesidad de innovar y buscar una figura ilusionante para la afición. El club debe tirar de imaginación y exprimir al máximo su capacidad de persuasión para convencer a un preparador que se muestre dispuesto a ocupar un banquillo destinado a valientes. Ya se sabe; la necesidad de revalorizar a ciertos jugadores que son apuestas estratégicas de la casa con vistas a una futura venta debe ir de la mano con el hábito de ganar, tanto en el frente de la ACB como en el de la Euroliga. Gran parte de los clubes de la máxima competición continental ya tienen claro quién será su jefe la próxima campaña mientras el Baskonia continúa con su búsqueda. Entre aquellos que miran con recelo desembarcar en Vitoria y las exigencias que impone el club a la figura del entrenador se debería encontrar un término medio.
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