
Baskonia 94-79 UCAM Murcia
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Baskonia 94-79 UCAM Murcia
El orgullo del Baskonia, el increíble equipo menguanteEl mundo al revés. Visto el calendario azulgrana de las tres últimas fechas en la fase regular apenas había un hueco para las dudas. La ... visita del Girona figuraba como la rampa más suave de unas etapas finales que incluían puertos de alta montaña, como la llegada del recio UCAM Murcia al Fernando Buesa Arena y la temible meta a la altura del WiZink Center. Y resulta que el Baskonia desperdició de mala manera el presumible triunfo ante el club que preside Marc Gasol y ayer, con todo en contra sobre el papel, firmó una actuación convincente para abatir al cuadro de Sito Alonso. La que mantiene sus inciertas opciones de evitar el descalabro de quedar al margen de los 'play off' por vez primera en cuatro décadas. Toda una media vida.
Baskonia
(30+16+23+25): Chiozza (15), Marinkovic (29), Rogkavopoulos (12), Sedekerkis (5) y Costello (13) -cinco inicial-, Raieste (12), Howard (3), Theodore (-), Dani Díez (-), Querejeta (-) y Kotsar (5).
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UCAM Murcia
(24+24+11+20): Hakanson (7), Ennis (12), Sant-Roos (-), Sleva (16) y Todorovic (7) -cinco inicial-; Arturs Kurucs (5), Caupain (15), Radovic (6), Radebaugh (7), Birgander (-) y Diagne (4).
Árbitros: Benjamín Jiménez, Martín Caballero y Fabio Fernández. Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 33 de la Liga Endesa disputado en el Fernando Buesa Arena de Vitoria ante 7.116 espectadores.
Quién podría pensar no hace tanto que la parroquia vitoriana iba a envidiar la profundidad de banquillo de una Universidad Católica que ayer vino a enseñar su plan de estudios desde un plano de teórica superioridad. Pero el rebelde alumno alavés le rompió el proyector en un segundo tiempo que sí se corresponde con el célebre carácter de la entidad azulgrana. Un retorno de los vestuarios pleno de responsabilidad y orgullo, de una defensa firme mostrada a cuentagotas este curso con la que colapsó su zona y recortó los argumentos ofensivos del sobrepasado rival. Un adversario que desistió de avivar el ritmo -su música prefiere la batería a los violines y la pisada fuerte al paso ligero- con el que mermar las fuerzas de un Baskonia reducido a la mínima expresión.
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Sí, el universo cambiado. Cuando más vulnerable parecía el bloque de Dusko Ivanovic por el desalentador parte médico, mejor resultó la reacción del increíble equipo menguante. A las ausencias ya conocidas y lloradas de Moneke y McIntyre, por no recordar la muy prolongada de Diop, se unía la baja sobrevenida de Howard. Ni un minuto entero sobre la cancha, su único dardo en el centro de la diana y a los corrales deportivos tras una fea dolencia en la ingle. El recuerdo, claro está, del lema circense sobre el más difícil todavía. Ese tipo de causas rayanas en lo imposible que encajan en la mística del Baskonia.
Más que nunca se requerían las zancadas adelante de hombres a veces medio ocultos por el fulgor de otros compañeros. El grupo del mariscal ya lleva tres semanas largas privado de la verticalidad hiriente de Moneke en forma de defensa, puntos y rebotes. Y se presentaba a la cita que podía eliminarlo prematuramente sin el gran hallazgo europeo de la campaña en el puesto de base (McIntyre). Para colmo San Markus, el evangelista azulgrana de referencia, tampoco podía interceder por el conjunto alavés.
En desafíos como estos hace falta coraje para llevar el equipo sobre los hombros. Y Marinkovic aceptó el órdago. El escolta serbio hizo de él mismo y de Howard con triples del sello de ambos y penetraciones muy de su corte en una actuación completísima. Vanja lideró a un grupo que perdía componentes por el camino, un equipo que se niega a claudicar antes de tiempo. Depende de la alegría propia o resolver el enorme reto de vencer a un Real Madrid que le ha ganado cinco veces este ejercicio. Y además de la desgracia ajena, la imprescindible derrota del Manresa en Tenerife.
Para papelón el que la aguardaba a Chiozza por el hombro doliente del lobo azulgrana. Pues el base suplente, pese a algunas pérdidas poco antes del descanso, contribuyó efectivamente a la nítida victoria local con sus puntos y sabio modo de no complicarse la existencia dejando balones abiertos a Vanja, el monarca absoluto de la tarde. Como tampoco cabe entender el rotundo triunfo vitoriano al margen de Costello, el 'cuatro y medio' que nunca finta el compromiso ni el esfuerzo.
Así que ante la peor de las perspectivas, el Baskonia salva la primera bola de un delicadísimo partido por su fluidez ofensiva del primer cuarto, el liderazgo de su desdoblado escolta serbio y esa defensa tras el intermedio que tanto se ha añorado esta temporada. Cuanto menos, un plantel encogido estira sus opciones para eludir de antemano el suspenso doméstico. Y nunca se sabe en este mundo vuelto del revés.
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