Adiós a Marcelinho Huertas, un director que deja huella
Marcelinho Huertas cierra de forma emotiva su segunda etapa en el Baskonia con una mochila de «momentos increíbles»
«Me voy contento». Cuando Marcelinho Huertas formulaba ayer esta frase durante su rueda de prensa de despedida, la voz le salía entrecortada mientras ... las lágrimas aparecían en sus ojos. En el momento de los agradecimientos, la brújula emocional se desmandó. La pausa dramática llegó poco después de señalar el infinito reconocimiento a su compañera Graziella «que me aguanta todos los días, sobre todo cuando llego a casa de mal humor».
Pero se rehízo Marcelinho Huertas para retomar su discurso y someterse a las preguntas de los periodistas. En la sala de prensa del Buesa Arena tocaba ayer despedida a un jugador «que deja huella», según las palabras del director deportivo azulgrana, Félix Fernández. Era el momento de la emoción y lo sentimental, así que no se permitieron preguntas sobre otras realidades deportivas que atañen a la postemporada azulgrana.
«Es uno de los nuestros y siempre lo será». El dirigente baskonista definió así a un timonel de primera que se enrolará en otra tripulación a partir de la próxima temporada. Huertas pone fin a una segunda etapa en las filas azulgranas. Si vuelve algún día, será con otras atribuciones profesionales. ¿Un futuro entrenador? «Es demasiado pronto para pensar en eso. Yo quiero seguir jugando». Con 36 años, aún se siente con cuerda como para competir y quiere una plaza de Euroliga en la que seguir repartiendo juego. Deja Vitoria con una mochila de «momentos increíbles». Algunos de ellos, los vivió con los tres compañeros de equipo que ayer le arroparon en el adiós; Luca Vildoza, Tornike Shengelia y Pato Garino. Pero también, con gran parte de los miembros del cuerpo técnico Baskonia igualmente presentes en la sala de prensa; el delegado Iker Gibello, los fisios Isaac Alonso y Asier Ugarte, el médico Gustavo Lucas o Santi Matilla, responsable de material.
El nombre de Huertas entra ya dentro del cartel de timoneles ilustres que han controlado el mando sobre la cancha del equipo vitorinao. «Que la gente tenga este aprecio y me respete por lo que he representado para el club dentro y fuera de la pista no tiene precio», reconoció. Rememoró el brasileño aquel joven formado en el Joventut y que despuntó en el Bilbao Basket para después vivir una temporada «desastrosa» en el Fortitudo Bolonia. De ahí, al Baskonia en el verano de 2009 y, meses después, aquel título liguero tras el escorzo imposible de San Emeterio. El Barcelona y la NBA fueron sus siguientes paradas antes de volver a territorio baskonista hace dos temporadas. «Me ayudó mucho estar en el Baskonia. Es uno de los mejores sitios que hay para jugar», halagó.
La presión baskonista
Huertas forma parte de esa estirpe de directores que son buenos conocedores del juego y que lo ejecutan con una sonrisa. Iconoclasta a la hora de no hacer caso a los que recomiendan no pasar en pleno salto, vital e imprevisible en aquel tiro sobre una pierna, tan distintivo de su repertorio. Para 'Marce', el baloncesto es un disfrute, pero también ha madurado a la hora de sobrellevar responsabilidades. De esas últimas ha aprendido de lo lindo tras su paso por la casa azulgrana. «Cuando se viste esta camiseta tienes que saber que vas a sentir presión. Te van a presionar porque quieren resultados. Es un club que aprieta mucho en todos los sentidos. A veces sentimos demasiada presión, pero eso hace que después tengamos resultados en el campo».
Huertas retrató con una claridad poco habitual en un baloncestista el nivel de exigencia que impone la entidad que preside Josean Querejeta. Es el camino del éxito, con sus sacrificios y que también genera una selección natural constante. Tras los servicios prestados, el brasileño queda fuera de esta criba. Si en las últimas semanas esperaba una oferta de renovación, nunca llegó. Según relató el jugador brasileño, dos días después de la eliminación liguera mantuvo una larga charla con Félix Fernández en la que se tomó «una decisión clara, coherente y tranquila para que no hubiese ningún tipo de mal rollo más adelante». Si bien reconoció que «había una posibilidad» de continuar en las filas azulgranas, Huertas dio por buena la separación de caminos. «Decidimos que lo mejor, tanto para el club como para mí, era buscar nuevos objetivos. Un año más podría haber sido bueno o no. Quizás no hubiera salido igual», reflexionó.
Huertas se marcha y la línea sucesoria al timón apunta a Luca Vildoza, a expensas de los movimientos estivales que pueda realizar el club. «Tiene buena cabeza, talento, físico y una facilidad tremenda para aprender y para hacer las cosas». Con estas palabras cedió el testigo al argentino. Tornike Shengelia también se llevó de Huertas una bufanda baskonista regalada en su día por un aficionado de 'Indar'. No la pudo exhibir en la celebración de un título durante estos dos últimos años, pero espera que el capitán azulgrana la pueda lucir en la Virgen Blanca en un futuro cercano.
Las frases
-
Agradecimiento «El respeto de la gente por lo que he representado para el club no tiene precio»
-
Filosofía azulgrana «El Baskonia siempre aprieta. A veces sentimos demasiada presión, pero eso da resultados»
-
Vildoza, un sucesor «Luca tiene buena cabeza, talento, físico y una capacidad tremenda para aprender»
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión