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En los últimos días, el puesto de delantero centro está dando de qué hablar en el Athletic. Llamó la atención, por ejemplo, que Ernesto Valverde ... optara por Unai Gómez en punta en el Villamarín dejando en el banquillo a Gorka Guruzeta. O días antes que Martón, un 'nueve' que no ha contado para el técnico y cuya cesión estaba cantada –al final se ha ido al Albacete–, pusiera la guinda a la victoria contra el Viktoria Plzen con una preciosa vaselina. La gran noticia, sin embargo, ha sido el fichaje de Maroan Sannadi, una operación relámpago con el Alavés de la que ha salido muy perjudicado el Barakaldo, cuya ilusión por el ascenso se ha enfriado bastante con la pérdida de su futbolista más desequilibrante.
El movimiento del Athletic ha sido muy llamativo. Y no tanto porque se haya interesado por un futbolista objetivamente interesante, un 'nueve' de gran poderío físico al que la Primera Federación se le estaba quedando pequeña, sino por las prisas. La impresión es que la dirección deportiva del club ha actuado por vía de urgencia, como si la llegada de Maroan –entendámonos, no ya su fichaje sino su incorporación inmediata– fuera una necesidad imperiosa que no podía posponerse hasta final de temporada. Que el vitoriano entrase el mismo sábado en la convocatoria y hasta calentara unos minutos en el Benito Villamarín fue muy significativo. Está claro que va a tardar muy poco en debutar.
La pregunta surge de inmediato. ¿Están justificadas estas prisas? La respuesta no es fácil. Se pueden encontrar argumentos para defender que sí y también para decir que no, que esto se podía haber dejado hasta junio y no provocarle una vía de agua al Barakaldo cuando navegaba muy animado en su singladura hacia Segunda. Lo que ocurre es que en este tema la única respuesta que vale es la del entrenador y Ernesto Valverde, por lo visto, ha querido tenerle ya, sin más dilaciones.
El motivo parece bastante claro. La temporada es muy dura y los objetivos muy ambiciosos –la Champions y la pelea por el título de la Europa League–, de manera que Valverde quiere reforzar el puesto de delantero centro, cuya importancia quedó sobradamente probada el curso pasado. ¿O alguien discute el valor que tuvieron en los éxitos del equipo los 16 goles de Guruzeta? Y no sólo los goles. El gran nivel del donostiarra hizo posible que Iñaki Williams jugase en la banda derecha, con diferencia la posición en la que mejor puede rendir y, desde luego, en la que más diferencias puede marcar. Y esto sigue siendo así esta temporada en la que el segundo capitán rojiblanco, aparte de ser el jugador que más minutos acumula, suma ocho goles y siete asistencias.
Un 'nueve' con gol es básico, se mire como se mire. De ahí que el bajón de rendimiento de Guruzeta esté siendo un problema de la misma manera que hace un año fue una a solución. El donostiarra lleva seis goles. Son cuatro menos de los que llevaba hace un año, pero lo importante realmente no es tanto esa diferencia en su registro realizador como su menor incidencia en el juego ofensivo del equipo. En un buen número de partidos, sencillamente, su papel ha sido intrascendente. Ni siquiera se puede decir que ha fallado muchas ocasiones. Otros, de hecho, han estado bastante más desacertados. Sencillamente, no se le ha visto en buenas posiciones de remate cuando la pasada temporada parecía siempre estar allí, en el sitio justo en el momento adecuado.
Una duda crucial
La duda que se plantea, por supuesto, es si aquella imagen espléndida del delantero guipuzcoano que nos llevó a ilusionarnos con que el Athletic había encontrado por fin el delantero centro que podría cubrir con dignidad el puesto de Aduriz era una realidad incuestionable, producto de una gran progresión personal, o si, por el contrario, era una imagen idílica, producto de una feliz casualidad que difícilmente iba a repetirse en los años siguientes. Todavía es pronto para despejar esta duda crucial, pero Valverde, por si acaso, quiere prepararse para la peor de las contingencias.
La composición de lugar que se ha hecho el técnico rojiblanco es fácil de entender. Considera que necesita a alguien que pueda sustituir a Guruzeta en un momento dado, ya sea para que descanse en una campaña tan cargada o para que reflexione en el banquillo sobre su rendimiento. Y, claro, ha mirado a su plantilla y no lo ha encontrado. Djaló, el gran fichaje del verano, no ha convencido a nadie. Además, se ha lesionado y se va a perder entero este mes en el que el equipo va a tener un calendario liviano y podrá entrenar más y mejor. Martón tampoco se ha ganado su confianza y acaba de ser cedido.
Por otro lado, la apuesta de adelantar a Unai Gómez no ha funcionado ni tiene visos de hacerlo, como ocurre también en la media punta. Sólo quedaría, por tanto, el recurso de centrar a Iñaki Williams. Seguro que Txingurri volverá a utilizarlo alguna vez en caso de necesidad. Ya lo hizo ante el Barça y el Sevilla, sin éxito por cierto. En el fondo, esa alternativa siempre ha tenido algo de apaño, de solución forzada por las circunstancias. Incluso cuando parecía ser producto de una firme convicción, como sucedió en tiempos de Marcelino. De ahí que Valverde quiera tener a Maroan, un delantero centro clásico, un 'target man'. Se trata de una apuesta incierta, una moneda al aire. En el Athletic, sin embargo, suele ser mayor el riesgo en no hacerla que en hacerla.
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