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Nadie había conseguido tumbar al Athletic en San Mamés en Europa hasta que llegó anoche el Manchester United y lo hizo saltar en mil pedazos. ... Entre la mala versión del equipo y varias decisiones cuanto menos controvertidas del árbitro noruego Espen Eskas, los rojiblancos encajaron un durísimo 0-3 -y pudo haber sido peor- que llevarán ahora a Old Trafford, donde deberán obrar una auténtica proeza si pretenden estar en la final del 21 de mayo. El mazazo es importante, de los que hacen daño, pero los bilbaínos no piensan viajar con la bandera blanca. «Somos capaces de remontar. Hay que confiar y tener fe», dijo nada más acabar el encuentro Iñaki Williams, quien con un discurso muy sobrio no quiso poner excusas a la derrota e invitó a los parroquianos de La Catedral a creer en ellos.
Los hombres de Ernesto Valverde lo estaban bordando en la Europa League, con los únicos tropiezos frente al Besiktas y la Roma, que no empañaron la excelente trayectoria continental del equipo ni lo frenaron en su camino hacia las semifinales. Además, el rendimiento de los bilbaínos subía enteros cada vez que jugaba en casa, ante su gente, donde hasta anoche nadie había sido capaz de toserle. Seis de seis, pleno de victorias, era el botín de los leones ante AZ Alkmaar, Slavia Praga, Elfsborg, Viktoria Plzen, Roma y Rangers. Y hay más: en todos estos compromisos, en 540 minutos de fútbol, a los que habría sumar los descuentos, marcaron 14 goles y apenas concedieron dos. Una perfecta máquina de matar que griparon los 'diablos rojos'. Casemiro abrió la lata y luego remató la faena Bruno Fernandes con un doblete, no sin polémica arbitral.
«Nosotros venimos de hacer nuestro trabajo y ellos también», dijo Iñaki Williams a la hora de enjuiciar la labor colegial. «Para mí -subrayó-, hubo jugadas que me generan dudas. Antes del penalti hubo una mano de Garnacho que no vio ni el árbitro ni el linier. Luego se produjo un forcejeo de Vivián con él -en referencia a Hojlund-. Esto es fútbol. Al mínimo contacto, el delantero se deja caer y la mala suerte es que lo pita», apuntó en alusión a la pena máxima. Ahora bien, el bilbaíno no quiso escudarse en esta jugada y admitió que «tampoco hemos estado lúcidos. No hay que poner excusas».
La eliminatoria está muy cuesta arriba -el Athletic encajó anoche más goles en un partido que en los seis anteriores disputados en San Mamés-, pero el vestuario no renuncia a la búsqueda del milagro. Levantar un 0-3 en el 'Teatro de los Sueños' sería una de las hazañas más grandes en los 127 años de historia del club. «Somos capaces de remontar. El Olympique de Lyon les puso en serios problemas en su campo así que iremos a Old Trafford a darlo todo», prometió Iñaki Williams. Acabó el partido con el brazalete de capitán, cedido por un lesionado De Marcos, e invitó a la afición a no dejar de soñar.
«Nuestro trabajo de toda la temporada habla por sí solo», recordó el delantero. «Estamos en la recta final de un año de ensueño. Nuestra gente nos apoya siempre y tampoco nos abandonó con el 0-3. Hay motivos para confiar. Vamos a darlo todo», avanzó el bilbaíno, visiblemente afectado por el resultado. Aún así, el vestuario cree en los milagros. También el club, que en sus redes sociales asumió la derrota y avisó: «Toca remontar en Old Trafford». Así lo entiende el mayor de los Williams: «Hay que tener fe». Hasta el pitido final.
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