Valverde exige una reacción inmediata

En los tres próximos partidos del mes de agosto despejaremos en buena medida esta duda. El hecho de que el equipo de Valverde se enfrente al Barcelona, el Valencia y el Atlético hace inevitable esta clarificación. Ante rivales de tanta enjundia un equipo queda retratado, de manera que el 31 de agosto, cuando se enfrente en San Mamés ante el Atlético de Simeone, su gran rival de la pasada temporada y, desde luego, uno de los clubes que mejor se ha reforzado este verano, sabremos mucho mejor a qué atenernos.

A la espera de estos acontecimientos, el pasado reciente invita a confiar en los rojiblancos, que se han ganado un crédito importante. También hace un año se estrenaron en la Liga con una actuación muy pobre ante el Real Madrid -y aquello sí que encendió las alarmas porque el equipo arrastraba la decepción de la campaña anterior- y sin embargo reaccionaron a lo grande empalmando cuatro victorias y dos empates en las seis jornadas siguientes. Digamos que los pupilos de Valverde se pusieron las pilas a toda velocidad, algo que deberán volver a repetir -su entrenador se lo ha exigido- si no quieren comenzar la Liga a trompicones y llegar a la competición europea, a finales de septiembre, con malas sensaciones y un cierto agobio.

La confianza que el Athletic se ganó la pasada temporada no sólo tiene que ver con sus grandes resultados -quinto puesto en la Liga y título de Copa- sino con la evidencia brillante de su gran nivel competitivo basado en una idea muy clara y asumida de juego. Pocos equipos fueron tan reconocibles como el Athletic, cuya presión alta, sus despliegues de energía y su gran equilibrio defensa-ataque -61 goles favor y 37 en contra- le convirtieron en una de las sensaciones del campeonato. Así las cosas, no hace falta decir que el objetivo es volver a sostener ese gran nivel pese al esfuerzo añadido de disputar tres competiciones (cuatro si sumamos la Supercopa).

No es un objetivo fácil, la verdad. Que Nico Williams haya decidido quedarse ha sido la mejor noticia posible y que el club lograra renovar a Berenguer fue un alivio, pero la verdad es que el único refuerzo de este verano ha sido Djaló. Gorosabel no pasa de ser un jugador de complemento para una posición que era necesario apuntalar en la última temporada del capitán De Marcos. ¿Hay plantilla para repetir éxitos jugando también la Europa League? El tiempo lo dirá. El grupo de jugadores de Valverde es fácil de analizar. En un ejercicio en el que las rotaciones serán constantes, el Athletic va a disponer de un frente de ataque poderoso y con variadas alternativas (los hermanos Williams, Guruzeta, Djaló, Sancet, Berenguer, Unai Gómez y Martón). Junto a la portería, donde hasta el debutante Padilla se ha revelado como una buena opción, ahí se concentrará su mayor poderío.

Esto es indiscutible, como lo es que la defensa y el centro del campo son las dos líneas que generan más dudas. En el caso de la retaguardia, el Athletic va a jugar de nuevo con fuego en la posición de central -lesionado Paredes, en el Camp Nou tendrá que jugar Vivian con unos pocos entrenamientos-, circunstancia que no hace ninguna gracia a Valverde. Por otro lado, los laterales nos inspiran demasiada confianza, ya sea por su edad, su desgaste o su calidad. Lo cierto es que hay motivos para la inquietud y más teniendo en cuenta que nos encaminamos a una temporada que rondará los sesenta partidos. Ahora bien, dicho esto es obligado recordar que la campaña anterior la defensa también generaba recelos en agosto y, sin embargo, su rendimiento acabó siendo magnífico, hasta el punto de que el Athletic fue el segundo equipo menos goleado de la Liga.

En la medular Valverde dispone de cuatro futbolistas (Galarreta, Vesga, Prados y Herrera), más algún añadido como Jauregizar o Unai Gómez, aunque el puesto de éste último sea más de media punta que de medio centro. Teniendo en cuenta que la aportación de Dani García y Muniain fue casi testimonial, en realidad hablamos del mismo bloque que en la 2023-24. Ahora bien, hay un cambio, una nueva percepción: la de que Ruiz de Galarreta está a otro nivel y que cualquiera de las combinaciones que no le incluyan en el once, como la del jueves, por ejemplo, parecen todas más débiles. Y, claro, como el eibarrés no va a poder jugarlo todo sus compañeros deberán dar un paso al frente.

Prados lo hizo la temporada anterior durante dos o tres meses magníficos, pero perdió chispa y no parece haberla recuperado, lo mismo que Vesga. Sería vital que ambos, lo mismo que Herrera, tengan un papel relevante y ayuden al equipo a conectar con una delantera tan potente como la rojiblanca. Y es que como dice Edu Téllez en sus retransmisiones de rugby, un equipo tiene que saber cómo dar de comer a sus gordos.