Valladolid 1-1 Athletic
El desgaste de Europa era estoAunque logró salvar un punto en el descuento, al Athletic no le funcionaron esta vez las rotaciones y firmó un partido indigesto ante un pobre Valladolid
Llevamos desde el verano hablando del desgaste que supondrá para el Athletic jugar en Europa y sobre cuándo y dónde empezará a sufrirlo. Pues bien, ... visto lo visto en Pucela, podemos decir que ese desgaste ya está aquí. El equipo de Valverde acabó salvando un punto en el descuento gracias a una gran volea de Guruzeta y a un error de Hein. Y es cierto que ese gol hizo justicia porque el Valladolid no mereció la victoria, aunque la tuvo en la palma de la mano. Ahora bien, el partido de los rojiblancos fue deplorable. Aunque nunca han dejado de competir, su fútbol ha ido decayendo poco a poco, emborronándose, perdiendo calidad. Venían avisando con algunos partidos bastante indigestos y el de este domingo los superó a todos, hasta el punto de que hubo que celebrar la llegada de este nuevo parón de Liga.
Valladolid
Hein; Luis Pérez, Javi Sánchez, Bah, Torres, Rosa; Moro (Meseguer, m.89), Juric (Comert, m.89), Anuar (Iván Sánchez, m.61); Sylla (André, m.61) y Kike Pérez (Mario Martín, m.76).
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Athletic
Agirrezabala; De Marcos, Yeray, Paredes, Adama; Jauregizar (Vesga, m.46), Prados (Galarreta, m.46); Serrano (Martón, m.81), Unai (Djaló, m.46), Nico; y Berenguer (Guruzeta, m.64).
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Goles: 1-0, m.79: Moro. 1-1, m.95: Guruzeta.
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Árbitro: Adrián Cordero Vega (Colegio Cántabro). Amonestó a Torres, Anuar, Martín y Comert del Valladolid, y a Prados, Jauregizar, Vesga y Martón del Athletic.
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Incidencias: 23.515 espectadores en el Nuevo Zorrilla.
Necesita descanso el equipo y necesitan un respiro algunos jugadores importantes. Está claro que esta va a ser la temporada de las rotaciones, pero eso no significa que el Athletic no tenga un núcleo duro que es el que realmente le otorga el alto nivel que tiene. Y las ausencias de algunos integrantes de este grupo se notan. En Valladolid, por ejemplo, no estuvo Berchiche y Adama Boiro siguió sin demostrar nada. El chaval es un interrogante completo. También faltó Ruiz de Galarreta en la primera parte y lo cierto es que la dupla Prados-Jauregizar mezcló mal, como si no acertaran a dividir sus papeles. Y faltaron Iñaki Williams y Sancet, y se les echó de menos todo el partido. Porque ni Nico Serrano, ni Unai Gómez, ni tampoco Djaló en la segunda parte, tuvieron una buena tarde.
Como no la tuvo Nico Williams, que falló una ocasión clamorosa al cuarto de hora, no pudo estar más desacertado en sus centros y perdió varios balones peligrosos en el centro del campo. No está precisamente brillante el pequeño de los Williams en las últimas semanas, por mucho que siempre deje algún detalle de prestidigitador. Que le dieran el MVP fue una broma que sólo demuestra cómo a los futbolistas, cuando se convierten en estrellas, ya se les valora con otro sistema de medida. De esto podría dar fe Raúl Moro. Canterano del Barça y todavía futbolista de infantería, fue el autor del gol de Valladolid en el minuto 79 y una fuente permanente de incordio para la defensa del Athletic. Un fantástico pase suyo a Lucas Rosa obligó a lucirse a Agirrezabala en el minuto 13. Y en el 44, tras una gran jugada personal, lanzó un misil que se le escapó por centímetros. Fue, desde luego, el jugador más destacado del partido a muchas leguas del segundo.
El Athletic volvió a meterse en un partido caótico y descontrolado que no le convenía
Lo cierto es que la imagen del Athletic resultó sospechosa desde el pitido inicial. Y no se trataba de las rotaciones introducidas por Valverde, que removió su once dando entrada a Yeray, Adama, Jauregizar, Unai Gómez y Nico Serrano. Eso de meter de repente a cuatro jóvenes todavía por pulir podía entrañar un riesgo, pero tampoco era una temeridad. Es más, era una obligación en las actuales circunstancias. Lo sospechoso de los rojiblancos es que se dejaron meter en un lío con un Valladolid pobre pero inevitablemente voluntarioso. Fue algo parecido a lo que sucedió el jueves ante el Ludogorets, donde el Athletic, incapaz de imponer un juego serio y con un criterio bien definido, buscando las debilidades evidentes de su rival, entró en un remolino de descontrol y anarquía que prácticamente no cesó.
Movimientos
Al descanso, Valverde sustituyó a los dos medios centros, Prados y Jauregizar, ambos con tarjetas. El navarro, de hecho, había visto una roja que el árbitro le perdonó tras una larga revisión de las imágenes. También cambió a Unai Gómez, de nuevo intrascendente y tirando a caótico, para dar entrada a Djaló, al que se le sigue esperando porque todavía no ha llegado. El mejor de los que salieron fue Ruiz de Galarreta, que acertó a llevar la manija, a poner un poco de orden en medio del caos y, ya en el descuento, cuando la derrota ya se mascaba y se sentía su bochorno, a sacar la falta que Guruzeta acabó convirtiendo en el empate. Vesga fue su escudero, pero lo cierto es que el vitoriano está en un momento muy bajo, sin confianza, a años-luz de lo que era hace un año. En el gol del Valladolid flotó a Iván Sánchez de mala manera y le permitió dar con comodidad el pase que Moro cabeceó a la red.
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Galarreta y Guruzeta, que salieron en la segunda parte, acabaron siendo decisivos para empatar
También Guruzeta, que salió pasada la hora en lugar de Berenguer, lesionado, se dejó ver y acabó siendo decisivo. El donostiarra pudo abrir el marcador en el minuto 74 tras un gran pase de De Marcos, pero el balón se le escapó por centímetros. Fue una de las pocas buenas noticias ver al delantero centro titular mejorando sus sensaciones y rescatando a su equipo del entuerto. No dejó de ser paradójico –en realidad, todo un síntoma del despiporre conceptual que fue el partido– que el Athletic acabara jugando con dos arietes puros –el otro era Martón– cuando había empezado el encuentro sin un verdadero 9, con Berenguer ocupando esa posición. Pero así es el fútbol. Por otro lado, la tropa de Pezzolano tampoco fue un ejemplo de rigor táctico. Y en su caso, como al perro flaco todo son pulgas, acabó encajando el gol del empate tras un saque de falta cuando defendía con cuatro centrales.
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