Valencia-Athletic | Liga Santander
La ventaja de tener un portero que gana partidosPese a jugar un flojo partido en Mestalla, una gran actuación de Unai Simón y dos buenos goles de Nico Williams y Oihan Sancet permiten al Athletic entrar de lleno en la lucha por Europa
Dos semanas después de darse un paseo militar en Mestalla en los cuartos de final de la Copa, el Athletic volvió a ganar al Valencia ... en su campo, esta vez de un modo muy diferente. No por ser muy superior como entonces, sino porque los rojiblancos tienen un portero espectacular que a veces gana los partidos él solo y también porque el equipo che, en caída libre, hizo ayer bueno el viejo refrán castellano de que al perro flaco, todo le son pulgas. No merecieron la derrota los locales, pero acabaron perdiendo, sin una gota de suerte, estrellándose contra el portero rival y, además, concediendo el segundo gol en un error defensivo monumental de Comert. Si a Voro un torero le pone dos banderillas en la espalda en ese momento no le hubieran sentado peor.
Valencia
Mamardashvili; Foulquier, Cömert, Diakhaby, Gayà; Ilaix Moriba, Musah (Lato, m.69), Almeida; Castillejo (Kluivert, m.69), Lino (Fran Pérez, m.87) y Cavani (Hugo Duro, m.16)
1
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2
Athletic
Unai Simón; De Marcos (Paredes, m.89), Yeray, Vivian, Lekue; Sancet, Vesga; Nico Williams (Dani García, m.80), Muniain (Guruzeta, m.80), Berenguer (Zarraga, m.46); y Raúl García (Iñaki Williams, m.61)
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Goles. 1-0, m.17: Castillejo. 1-1, m.30: Nico Williams. 1-2, m.72: Sancet
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Árbitro. Soto Grado (Comité Riojano). Amonestó a Hugo Duro y Castillejo por parte de los locales y a Nico Williams y De Marcos por parte de los visitantes.
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El uno a uno del Valencia-Athletic
El caso es que el Athletic volvió a ganar a domicilio en Liga cinco meses después; en este caso, en la casa 'patas arriba' de un Valencia que ha llegado a un punto de no retorno en la relación entre sus aficionados y sus propietarios. Si añadimos este triunfo al logrado ante el Cádiz, se puede afirmar, sin pensar que estamos lanzando un cohete, que la crisis de 2023 ha terminado y que el equipo vuelve a estar en condiciones de pelear por todos sus objetivos. Lo cual es mucho decir.
La fiabilidad de los rojiblancos ante los equipos de la parte baja de la tabla es indiscutible y volvió a confirmarse ante un histórico en puestos de descenso. Frente a estos rivales llenos de dudas y angustias, funcionan como un reloj suizo, quizá porque ellos viven en la situación contraria. Les sobra convicción y derrochan voluntad, de manera que incluso jugando mal como ayer son capaces de aprovecharse de las debilidades ajenas. El reto del Athletic, por supuesto, sería llevar ese tipo de competitividad a los partidos contra enemigos que no son almas en pena y no se pegan tiros en los pies con alegría suicida.
Valverde repitió la apuesta que hizo contra el Cádiz con el obligado cambio de Lekue por el sancionado Berchiche. Es decir, Sancet y Muniain volvieron a jugar por delante de Vesga, Nico y Berenguer ocuparon las bandas y Raúl García se quedó con el puesto de Iñaki Williams, con el que el técnico rojiblanco no quiso arriesgar y le dejó en el banquillo hasta el minuto 60. Eran los mismos hombres, sí, pero como le ha sucedido tantas veces al Athletic desde el primer minuto parecieron otros. Mucho peores. El mayor ejemplo fue Oihan Sancet, la estrella del equipo ante el Cádiz, que ayer, en cambio, no dio una a derechas durante toda la primera parte. No se cansó de perder balones, incapaz de desenvolverse en la maraña del trivote de Boro. Y también podría hablarse de Berenguer, al que de hecho Txingurri le dejó en el banquillo tras el descanso para dar entrada a Zarraga.
El Valencia, con sus limitaciones y su estado de angustia, se fue imponiendo poco a poco a un Athletic en versión gaseosa y difusa. En el minuto 9, Cavani cabeceó fuera un gran centro de Gayá. Poco después se retiraría leionado, como también le sucedió a Musah en la segunda parte. Fue un aviso del peligro que podía crear el equipo che con despliegues rápidos tras recuperaciones en el centro del campo. En una de ellas, Samu Castillejo, un futbolista pirotécnico unas veces y chapucero otras, comenzó y terminó una bella jugada en combinación con Ilaix y Lino. El Athletic estaba jugando con fuego y a punto estuvo de quemarse en el minuto 23, cuando Hugo Duro tuvo cerca el 2-0 en una preciosa chilena a centro de Foulquier.
A la media hora, todo parecía indicar que el Athletic iba a firmar uno de esos partidos estupefacientes que dejan a sus aficionados con mal cuerpo durante días y se recuerdan como accidentes de tráfico. Pero cuando peor estaban los rojiblancos, un desajuste defensivo local lo aprovechó Nico Williams para enfilar al área y marcar un gol excepcional. La jugada fue como una recopilación de sus mejores virtudes. Y no pudo ser más oportuna. Porque no sólo el equipo lo estaba pasando mal, sino que él lo estaba pasando fatal por su banda con Gayá y porque además llevaba trece partidos de Liga sin ver puerta.
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Cuatro paradas
El empate le sentó mal al Valencia, que sobre todo empezó a sentirse muy desgraciado. Aún así, los de Voro estuvieron cerca de ponerse de nuevo por delante en un disparo de Lino desde la luna del área. Unai Simón lo evitó con una gran parada. Fue la primera de una serie de cuatro fundamentales para la victoria de su equipo. Las tres restantes llegaron en la segunda parte. En el minuto 54, a una volea de Castillejo que se envenenó. En el 74, a un zurdazo de Hugo Duro desde el borde del del área. Y en el 87, a un remate a bocajarro de Diakhaby para el que necesitó de una soberbia demostración de reflejos. En fin, que el portero de Murgia tuvo una noche memorable. Él sólo hizo la diferencia. Porque lo cierto es que la segunda parte fue un ejercicio desordenado, incierto y anárquico, entretenido como un partido de patio de colegio.
Si el Athletic se lo llevó fue porque, en medio de ese desbarajuste, empezó a encontrar espacios, Sancet revivió y la salida de Iñaki Williams le puso pimienta a su ataque. Entre ambos firmaron el 1-2 definitivo en el minuto 71. El gol, procedente de un regalo, en este caso de Comert saliendo con el balón, recordó mucho al regalo providencial que el Athletic recibió hace una semana de la defensa del Cádiz y le permitió hacer también el segundo gol que deshacía el empate.
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