Tres mil kilómetros y quince horas de viaje: «Por animar al Athletic merece la pena»
Espectacular movilización de la afición rojiblanca con quinientos hinchas en Razgrad
«Nuestra afición nunca deja de sorprendernos», proclamó Ernesto Valverde la víspera al referirse a los quinientos hinchas que acompañaron al Athletic en Razgrad.
Fue ... una movilización espectacular. Había dos dificultades a tener. Los incidentes de las bengalas en Roma colocaron al Athletic ante el riesgo de no poder vender entradas a sus aficionados en un partido europeo. Eso provocó que mucha gente esperara a conocer la resolución final -con un castigo económico y una advertencia- para organizar el viaje.
Y llegado a este punto, este desplazamiento no es sencillo. La mayoría aterrizaron en Bucarest (a 150 kilómetros) o la ciudad búlgara de Varna (130) tras hacer al menos un enlace aéreo. Pero también hay personas que entraron por la capital, Sofía, a 350 kilómetros y han llegado desde allí tras cinco horas en autobús,
Desde el estadio del Ludogorets a San Mamés hay 3.050 kilómetros de distancia. La peña Piru Gainza de Basauri sirve de ejemplo del esfuerzo realizado Desplazó a 56 personas. «El viaje ha sido estupendo, aunque largo», confesaba la basauritarra María Jesús Embid. «Hicimos Bilbao-Múnich-Bucarest y desde allí en autobús hasta aquí». «Salimos de casa a las nueve menos cuarto de la mañana y llegamos aquí a las once y media de la noche. Casi quince horas».
«Merece la pena por animar al Athletic», sentenció a su lado su amiga Isabel Arroyo.
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De sufrir un timo a dormir por 22 euros en el hotel del Athletic
Algunos se encontraron con sorpresas desagradables. «Eran las siete de la mañana y estábamos congelados sin ningún sitio en el que dormir». El viaje a Razgrad no pudo comenzar peor para ocho estudiantes de Erasmus en Múnich. Eran tres vizcaínos y el resto de Madrid, Málaga y Barcelona. «Habíamos reservado por tres euros una casa, pero al llegar aquí nos hemos encontrado con que no existe», relató el madrileño Iñigo Mota. La peor noticia tras un agotador viaje. Volaron de Múnich a Bucarest y allí tomaron un autocar hasta Razgrad a las cuatro de la mañana.
Una vez que se vieron en la calle en esta pequeña ciudad búlgara de 33.000 habitantes estudiaron la situación. Apenas hay hoteles, pero entre ellos el que más llama la atención es el Cartoon, una torre en un alto. Es además el mejor de la ciudad.
Allí se dirigieron para pedir habitaciones. «Cuando hemos llegado nos hemos encontrado con que era el hotel del Athletic. Hemos visto a los jugadores», explica Hugo Pérez, de Santurtzi, estudiante de Ingeniería de diseño en Deusto. Se interesan por el precio, ven que es asumible, pero en el establecimiento les dicen que les pueden dar habitaciones sólo a partir de las siete de la tarde, un par de horas después de que deje el hotel el Athletic.
Pagan 22 euros cada uno por dos habitaciones triples y una doble y fueron allí al acabar el partido.
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